Estamos seguros que nadie es fanático de generar o participar en discuciones, ya sea de forma seguida o de vez en cuando. Sin embargo, el hecho de anteponer la felicidad ajena sobre la nuestra con tal de evitar esto o por ver a las demás personas disfrutando de algo, podría llegar a dañar nuestra salud mental.En realidad, nadie nace siendo complaciente, este comportamiento se suele formar en personas que quizá crecieron en una familia autoritaria en la que establecían ciertas normas que se debían cumplir de manera estricta. Es por esto que este tipo de personas desarrollan desde temprana edad un miedo al conflicto, rechazo y abandono, por lo que tratan de evitarlo teniendo conductas sumisas.Adam Borland, psicólogo clínico, dice que las personas que buscan complacer a los demás todo el tiempo, podrían desarrollar estrés, frustración y resentimiento, debido al esfuerzo mental que conlleva mantener el nivel para las otras personas.Estar al pendiente de saber o creer cómo puedes complacer al prójimo, puede traer serios problemas a tu salud mental, como lo son: Si te identificas con al menos dos de los siguientes puntos, es posible que seas una persona que busca la constante aprobación de los demás: Recuerda que puedes seguir siendo una persona amable, pero siempre teniendo en cuenta que tu eres la prioridad y no debes de verte afectado por los pensamientos y necesidades de los demás. EM