En medio del calor y las ventanas abiertas, aparecen sin ser invitadas. Las moscas se cuelan en nuestras casas, revolotean sin descanso y, con una precisión frustrante, logran aterrizar justo en lo que íbamos a comer. Aunque las soportamos como si fueran parte del paisaje cotidiano, lo cierto es que tienen sus propios adversarios naturales. Y no, no se trata de matamoscas ni vinagre.En una época dominada por ambientadores industriales y aerosoles perfumados, la naturaleza todavía ofrece soluciones discretas pero efectivas. A veces, la clave está en algo tan simple como ubicar una planta en el sitio adecuado y dejar que su presencia haga el resto. No se necesitan fórmulas mágicas, solo un poco de atención verde.La albahaca, conocida por su uso en la cocina mediterránea y su aroma característico, resulta ser uno de los enemigos más eficaces de las moscas. Esta planta no solo adorna platos y macetas; también funciona como un escudo fragante contra estos insectos que se vuelven especialmente molestos durante las estaciones cálidas.La razón de su eficacia es bastante sencilla. Las moscas encuentran insoportable su olor fuerte e intenso. Lo que para nosotros puede resultar agradable, fresco y hasta apetitoso, para ellas es suficiente motivo para alejarse. Este es un ejemplo claro de cómo una planta puede utilizar su fragancia como estrategia de defensa. Ubicar una maceta de albahaca cerca de las ventanas no solo aporta un toque de vida y color al hogar, sino que también actúa como una señal de advertencia para los insectos. Ellas lo perciben desde lejos y, ante el rechazo que les provoca su aroma, optan por cambiar de trayectoria. Literalmente, dan la vuelta.Además, cuidar una planta de albahaca es sencillo. No requiere atenciones complejas ni productos especiales. Basta con algo de luz natural y riegos ocasionales para que crezca con vigor. A cambio, ofrece un ambiente más limpio y libre de visitas indeseadas, especialmente en la cocina.La albahaca comparte esta habilidad con otras plantas como la menta, la lavanda o la citronela, todas parte del repertorio vegetal contra plagas. Sin embargo, pocas combinan tan bien lo práctico con lo gastronómico: además de repeler insectos, la albahaca se puede comer, embellece cualquier espacio y llena el aire de un aroma agradable.Este tipo de alternativas naturales están ganando terreno frente a soluciones artificiales, en parte porque representan un equilibrio entre utilidad y estética. Son respetuosas con el medio ambiente, fáciles de mantener y aportan beneficios que van más allá de su función repelente. Como dicen algunos: nada mal para una planta que también sirve para hacer pesto.BB
