La marca premium estadounidense puso toda la carne en el asador con la nueva Navigator, tanto en diseño como en manejo y tecnología, elevándola, especialmente la versión Black Label, a un nivel que no se encuentra en la competencia.El frente es claramente Lincoln, con su gran parrilla cortada por una tira de leds que puede o no iluminarse y está bien que exista la opción. El costado sigue siendo similar pero en la parte trasera el portón ahora se abre en dos partes, 60% hacia arriba y 40% hacia abajo, lo que facilita subir y bajar objetos y elimina la necesidad de estacionar lejos de una pared o de otros vehículos.El interior tiene muy buenos acabados, con raras excepciones. Llamará la atención la inmensa pantalla de 48 pulgadas, que no va de un lado a otro del parabrisas, como en la Nautilus, porque hay un par de bocinas entre ella y los pilares A. El sonido, en esta versión, está firmado por Klipsch.Hay Google integrado, pero también CarPlay y Android Auto. Excelente. Hay una pantalla central para control de aire acondicionado, sonido, navegación y otros ajustes, como masajes para los asientos, que ahora también están disponibles en la segunda fila de asientos. Bien por Lincoln.Sólo para confirmar que la perfección no existe, hay demasiadas funciones que sólo podemos encontrar en la pantalla, algunas muy básicas como el ajuste de los espejos. Otra área de oportunidad es una cortinilla lateral en la segunda fila, algo que se encuentra en la Aviator, por ejemplo.El motor es un V6 de 3.5 litros, bi-turbo, con 440 HP y 510 libras-pie de torque. La tracción es integral y la caja automática de 10 cambios. La suspensión es adaptativa pero no neumática. Esto, junto con unos rines de 24 pulgadas (22 en la Reserve) compromete un poco el confort y vaya, si algo espera uno de un Lincoln, es confort. Pero el manejo es preciso. El poder del motor se siente todo el tiempo y la dirección es comunicativa y rápida. La Navigator no es sólo un vehículo para rectas y autopista, se entiende perfectamente bien con las curvas.Ya está a la venta en México con precios entre dos millones 464 mil 900 pesos (versión Reserve corta) y dos millones 994 mil 900 pesos por la Black Label que probamos en San Diego.No es perfecta, pero nadie, en este momento, la hace mejor en esta categoría.Sergio Oliveira/San Diego, California
