La reciente venta de los activos que Iberdrola mantenía en México por 4,200 millones de dólares representa mucho más que una simple transacción financiera. Para la multinacional española, esta operación marca un giro estratégico que le permitirá enfocarse en mercados con mayor certidumbre regulatoria y consolidar su liderazgo en el negocio de redes eléctricas a nivel global.Uno de los principales beneficios para Iberdrola es la obtención de liquidez inmediata que se destinará a fortalecer su plan de inversión orgánica de 55 mil millones de euros en mercados prioritarios como Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y España.En estos países, la compañía opera a través de filiales como Avangrid, ScottishPower, Neoenergia e i-DE, respectivamente, donde los activos están regulados, es decir, supervisados por autoridades que garantizan estabilidad en tarifas y retorno de inversión.Este enfoque en activos regulados es clave, ya que Iberdrola prevé duplicar su base de este tipo de activos en los próximos años, alcanzando los 90 mil millones de euros. De hecho, en su último informe financiero, la empresa ya mostró una clara tendencia: Más del 54% de sus inversiones del primer semestre del año se destinaron al negocio de redes, frente al 38% en energías renovables y solo el 6% en generación libre y atención al cliente.Otro beneficio relevante es la reducción del riesgo regulatorio. En México, Iberdrola enfrentó una serie de obstáculos legales y políticos durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, particularmente por su participación en el modelo de autoabasto energético, señalado como ilegal por las autoridades.Esta situación deterioró el entorno de negocios para la compañía, que ya había vendido en 2024 el 55% de su operación al Gobierno mexicano por 6,200 millones de dólares. Con esta segunda venta, prácticamente se concreta su salida del país.Además, la venta libera a Iberdrola de la gestión de 15 plantas con una capacidad instalada conjunta de 2,600 megavatios, incluyendo ciclos combinados, cogeneración, parques solares y eólicos, así como una extensa cartera de proyectos en desarrollo. Cox, el comprador, se hará cargo del desarrollo futuro de esos activos, lo que también podría generar ingresos adicionales para Iberdrola si se activan cláusulas de pagos diferidos.En síntesis, la venta de sus activos en México permitirá a Iberdrola enfocarse en sus mercados estratégicos, reducir riesgos regulatorios, fortalecer su flujo de efectivo y acelerar la transición hacia un modelo de negocio más seguro y rentable centrado en redes eléctricas.EM