Martes, 06 de Mayo 2025

Pablo Hermoso de Mendoza dice adiós, una despedida histórica en Guadalajara

La Plaza Nuevo Progreso es una de las más importantes del mundo taurino, y el propio Pablo la ha comparado con las de Madrid por el nivel de exigencia que representa

Por: Carolina Martínez

Pablo reinventó el toreo a caballo, le dio un giro a la dinámica del espectáculo y es considerado el mejor rejoneador de todos los tiempos. CORTESÍA.

Pablo reinventó el toreo a caballo, le dio un giro a la dinámica del espectáculo y es considerado el mejor rejoneador de todos los tiempos. CORTESÍA.

El maestro Pablo Hermoso de Mendoza se prepara para su despedida el próximo 9 de marzo en la Plaza de Toros Nuevo Progreso de Guadalajara.

El Restaurante Palominos fue el escenario donde se reunieron fanáticos del toreo, medios de comunicación y amigos del maestro para recordar su trayectoria profesional y artística en Guadalajara. Tras 25 años de presentaciones en esta plaza, Pablo Hermoso de Mendoza se despide en la que será su última tarde número 25 en este emblemático recinto.

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En esta jornada especial, lo acompañará su hijo Guillermo, de 25 años, quien continuará con su legado. Además, participarán Fausto Aloi, los toros de la ganadería Peñalba y un grupo de forcados provenientes de diversas plazas del mundo.

La Plaza Nuevo Progreso es una de las más importantes del mundo taurino, y el propio Pablo la ha comparado con las de Madrid por el nivel de exigencia que representa. "Es una plaza donde sale el toro más serio, es donde es más difícil triunfar y el público exige que las cosas se hagan muy bien. Es un examen que hay que pasar cada año. Guadalajara es mi gran despedida", expresó el rejoneador.

Sobre su relación con el público tapatío, el maestro compartió: "Guadalajara fue un público donde siempre me dieron seguimiento, donde siempre sentí un cariño tremendo, pero después en las faenas había una hostilidad que me costaba". Reconoció que esta exigencia le representó un reto constante, pero que le permitió conectar con la afición jalisciense. "Me ha servido como un reto y buscar ese puntito en el corazón del público de Jalisco para calarles y para que haya un entendimiento. En mi última ocasión creo que lo conseguí con el toro de Don Fernando de la Mora. Ha sido de mis actuaciones que más he disfrutado".

Aunque no tiene predicciones sobre su próxima corrida, Pablo enfatizó que toda su temporada mexicana ha girado en torno a su presentación en Guadalajara, una tarde con una carga sentimental y de gran exigencia. Su despedida también marcará la presentación de su hijo Guillermo, con quien planea llegar con 18 o 20 caballos, listos para ofrecer un espectáculo variado, mostrando caballos de distintas razas y la mejor preparación de los toros.

"Me quiero despedir a lo grande. Dando lo mejor de mí, en un buen momento", concluyó Pablo Hermoso de Mendoza.

"Sin toro no hay fiesta", expresó Pablo, destacando que en su espectáculo el caballo también juega un papel fundamental: "El caballo es mi Dios". Afirmó que sus caballos son sus compañeros de vida y reflexionó sobre el arte de torear a caballo. "El caballo es un animal fascinante, pero empieza a ser un enigma para mí el torear con él. ¿Cómo conseguir que un animal tan miedoso llegue a unos límites de expresión, de riesgo y de ir frente al toro?", se preguntó.

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El maestro habló sobre el cuidado y trabajo que implica preparar a sus caballos, no solo en su condición física, potencia y elasticidad para soportar los viajes largos y la exigencia de la plaza, sino también en su bienestar psicológico para enfrentar la corrida.

"Uno tiene que crear un lenguaje entendible y rápido porque en la situación del rejoneo, las reacciones tienen que ser rapidísimas. Tienes que tener una voz tranquila o una voz severa. Premiarles cuando responden a un movimiento que tú les mandas, como un peso a un lado, poner las manos más fuertes en las riendas. Pero sobre todo, darles libertad. Ellos deben sentir la relación tan grande que ya no seas una carga para ellos, sino que los acompañas en su movimiento", explicó Hermoso.

Se recordó sus inicios en 1999, cuando llevó su arte a plazas de México, Monterrey y Guadalajara. Pablo agradeció el privilegio de haber vivido entre dos culturas a lo largo de su carrera como son España y México, acompañado siempre de su familia.

Pablo reinventó el toreo a caballo, le dio un giro a la dinámica del espectáculo y es considerado el mejor rejoneador de todos los tiempos. Supo encontrar la revolución acortando las distancias hacía el toro, dejar jugar más al caballo y popularizó ese arte por todo el mundo.

El 21 de noviembre de 1999, la afición de Guadalajara vio por primera vez al maestro Pablo en la Plaza Nuevo Progreso. Este domingo 9 de marzo, se despedirá en el mismo escenario, pero dejando su legado en manos de su hijo Guillermo Hermoso de Mendoza, quien continuará con su historia en el rejoneo.

NA

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