Jueves, 25 de Abril 2024

INAH encuentra muro novohispano en La Lagunilla; Dataría del siglo XVIII

El hallazgo del descubrimiento del muro tuvo lugar en el barrio de La Lagunilla, de la Ciudad de México, y fue hecho por el INAH

Por: Ricardo Solis

Un equipo arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) registra un segmento de aproximadamente 20 metros de longitud de un muro novohispano, posiblemente del siglo XVIII, en el arroyo vial de la calle Ignacio Comonfort, una de las más transitadas del populoso barrio de La Lagunilla, en el Centro Histórico de Ciudad de México.

La Secretaría de Cultura federal, a través del INAH, registró el descubrimiento de dicho elemento arquitectónico, que se halló en buen estado de preservación durante la supervisión que se realiza en este polígono de alto potencial arqueológico e histórico pues se llevan a cabo obras de infraestructura pública. Desde hace más de un mes, un equipo de arqueólogos sigue los trabajos de las cuadrillas de la Secretaría de Obras y Servicios y del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX), para la renovación de pavimentos, rehabilitación de alumbrado público y sustitución de drenaje, entre otros servicios.

Así, las tareas de sustitución de drenaje permitieron bajar a 2.50 metros de la superficie y encontrar contextos arqueológicos sin perturbaciones, como sucedió con este muro colonial localizado en inmediaciones del Centro Social y Deportivo Guelatao. La pared se detectó a 60 centímetros de la superficie y mantiene poco más de un metro de altura; se salvó de la destrucción gracias a los durmientes del tranvía que cruzó por esa calle de fines del siglo XIX a principios de la década de los setenta, lo que impidió que otras obras afectaran el subsuelo.

Por sus características constructivas, el muro podría datar del siglo XVIII. Tiene calzas de 50 centímetros que lo refuerzan y está hecho a base de piedras de tezontle y basalto pegadas con barro, mientras que los vanos y los tres accesos que se distribuyen a lo largo de él son de cantera. Se cree el muro debió contar con una buena cimentación por la inestabilidad del terreno; pues la zona es una sección de Cuepopan, asentada en un suelo fangoso de la ciudad que –ya para la época colonial¬– se le nombraba como La Lagunilla.

En este sentido, estos proyectos de investigación se limitan a las áreas impactadas por las obras de infraestructura, por lo que será difícil conocer los límites reales del muro; ahora, asociar el muro del siglo XVIII a una construcción específica y determinar la posible función del inmueble al que estuvo asociado es lo que se busca resolver, por lo que la documentación histórica y el propio entorno del hallazgo pueden dar pistas.
Ahora, la zona siempre estuvo habitada; en los alrededores de la Parroquia de Santa Catarina –con antecedentes desde el siglo XVI– se debieron construir viviendas, hospitales y colegios. En ese sentido, se espera definir si el muro perteneció a un espacio residencial o a uno civil.

Durante los próximos cinco meses, el equipo arqueológico continuará supervisando la intervención que se realiza en un área de seis mil 550 metros cuadrados, limitada por la calle República de Honduras y el Eje 1 Norte. Otros materiales rescatados en la zona corresponden a los últimos periodos de Tenochtitlan y a la fase de transición a la ciudad virreinal, los más abundantes son los recipientes y figurillas cerámicas, pero también hay lítica, como navajillas de obsidiana, clavos constructivos y manos de metate; hueso humano y animal, trabajado instrumento musical.

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