El pasado 3 de febrero la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) publicó una carta abierta al presidente de México, en donde solicitan la ratificación de las librerías como una actividad esencial.Su presidente, Juan Luis Arzoz Arbide, platicó en entrevista con esta casa editorial sobre la situación que han pasado las librerías durante la pandemia de COVID-19: “El Diario Oficial de la Federación del 3 de agosto calificó a la industria editorial como una industria esencial. Pero el nombramiento tenía fecha de caducidad para el 31 de diciembre, nosotros peleamos que la esencialidad no tiene que limitarse al tiempo”. Las librerías son esenciales para la industria editorial: “Son el último eslabón de la cadena del libro: la caja registradora de las librerías es donde se inicia el flujo de dinero en toda la cadena. Tener abiertas las librerías es un espacio cultural, la gente aprecia mucho que estén abiertas. Y jamás hay grandes aglomeraciones”. La actual reglamentación sobre los negocios esenciales que mantiene las librerías cerradas contrasta con otros negocios: “Acá en la Ciudad de México le dieron permiso a las papelerías, y no a las librerías”. Para José Luis a mediano plazo el pronóstico puede ser positivo: “Mi apuesta en lo personal es que para junio o julio estaremos casi trabajando normalmente, con ferias presenciales y librerías abiertas”. Señala que la venta electrónica de ejemplares físicos ha crecido durante la pandemia, comentó José Luis, aunque no es representativo frente a la baja de ventas en las librerías: “Ha crecido la venta electrónica, sin llegar a ser importante: ha llegado a 5 por ciento de ventas, pero no contrarresta”. El cálculo de la Caniem en el descenso de ventas en librerías es de 22-29 por ciento.Como Cámara de la industria, la Caniem brinda asesoría a sus agremiados para crear mejores sitios virtuales para la venta de sus títulos. De la venta en páginas web, el presidente de la cámara recordó el comentario de un editor: “Son novedades lo que más venden en las librerías; en su sitio están vendiendo los libros que son de fondo, del catálogo, que es muy bueno”. Sobre este punto, Arzoz Arbide comentó que el número de portales dedicados a la venta de libros ha aumentado en el monitoreo de la cámara, además de hacerse más funcionales: “Los sitios han mejorado muchísimo, han dado cobertura, publicidad, creo que ha funcionado muy bien”.Proyectos para 2021Cabe señalar que el periodo de Juan Luis Arzoz Arbide como presidente de la Caniem se extenderá por un año más, según lo previsto en la siguiente asamblea de la cámara, que será virtual. Entre los proyectos de este año está “Concretar la ley del libro, continuar apoyando a las librerías con la tasa cero, buscar apoyos federales”. Desde antes de la pandemia la industria editorial mexicana ha visto una de sus fuentes de ingresos mermada, con los recortes a cultura. Frente a ello, hay iniciativas para reactivar la industria, como la compra de acervo por parte del gobierno a editoriales, para nutrir el acervo de las bibliotecas públicas: “Los apoyos del gobierno han estado limitados, estamos proponiendo cosas donde sí pueden aportar al desarrollo de la industria. Hay un proyecto: son 7 mil 400 bibliotecas en el país, es renovar los acervos, revisarlos. Es importante, hacerlo de forma continua da ingresos a las editoriales del país, y las bibliotecas son un espacio de acceso gratuito a los lectores”. Sobre la actualización a la ley del libro, con el precio único, Arzoz agregó: “Ya está en camino, con una votación 104 sobre 104, unanimidad”. Para el presidente de la Caniem, la extensión de 18 a 36 meses será “Una ayudará las librerías a mediano plazo. Cambia de 18 meses a 36 meses y que la Profeco sancione cualquier falla en este sentido. La experiencia de otros países es que la gente se autorregula”. Según los datos de la Caniem, de 2018 a 2019 el precio el promedio por ejemplar en México pasó de $79 pesos a $91 pesos, cifra que supera la inflación. Esto se debe a la dinámica del mercado (como los precios del papel, que cotiza en dólares, por ejemplo), pero una ley de precio único puede influir en que el precio no se eleve tanto: “En países donde está la ley del libro con precio único la inflación (del precio promedio por ejemplar) es menor que la inflación del país, siempre. Esto está comprobado y medido”, finaliza.
