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Malos hábitos de manejo: Distracciones

Conducir un auto requiere de dos fundamentos básicos: habilidad y concentración. Todos creemos tenerlas pero con poca frecuencia es cierto. Para empeorar el cuadro, con el tiempo nos volvemos más confiados de lo que deberíamos, actuando de forma casi automática, instintiva. Pensamos que nuestra habilidad se ha desarrollado con el tiempo y pasamos a cometer errores como sostener el volante con una sola mano o peor, leer y escribir mensajes de texto en el celular mientras conducimos. Nunca paramos para pensar cuando nos desplazamos a 60 km/h, una velocidad considerada moderada o baja, el auto avanza nada menos que 16.6 metros a cada segundo. En ese segundo cualquier cosa pudo haberse atravesado delante de nuestro auto: una pelota, otro auto o un niño. Y como todos pensamos que somos mejores que los demás, juramos que nunca va a pasar con nosotros, hasta que pasa.

En Estados Unidos, el Consejo Nacional de Seguridad afirma que usar el celular mientras maneja causa 1.6 millones de accidentes por año. Si vemos que a cada instante, según reportes del mismo organismo, hay 660 mil personas usando el celular al volante, la cantidad de accidentes hasta suena a baja. En México, estudios hechos por la Cruz Roja muestra que los accidentes producidos por quienes usan el celular al volante ya superan a los que son causados por la ingestión de alcohol antes de conducir un automóvil.

Pese a que son el factor más común hoy en día, los celulares no son las únicas distracciones al volante. Hasta hace cerca de 10 años, los niños eran el factor que más distracciones causaban a los padres mientras estos conducían. Y no es que ya no lo sean, solo que el celular rebasó por mucho su número, así que si van a viajar con niños, busquen que ellos estén entretenidos con algo, sea su celular, una tableta, un video juego o una película. También es importante que estén alimentados y hayan ido al baño antes de salir a carretera.

Música mortal

Otra distracción muy común al volante son las cada vez mayores y más comunes pantallas instaladas en el coche. Poner demasiada atención a ellas es algo que produce un número creciente de accidentes de tránsito. Sea para cambiar la estación de radio, modificar el sonido o usar el sistema de navegación por GPS, el conductor tiene cada vez más motivos para quitar los ojos de donde nunca deberían separarse: el camino.

Sea en nombre de la “limpieza” visual, de la tecnología o simplemente por la economía de no usar tantos botones, las pantallas son un inmenso factor de distracción. Antes era tan simple como presionar un botón para cambiar la estación de radio o girar una perilla para modificar la velocidad o temperatura del aire acondicionado. Hoy se entra en una pantalla con varios “sub menus” que nos permiten desde ver una foto de nuestros seres queridos hasta ajustar el tipo de masaje que queremos recibir o el aroma que se nos antoja disfrutar dentro del auto. Con el riesgo que esto implica.

También están, por supuesto, los factores externos de distracción y entre ellos el principal, el que no podemos evitar por más que intentemos, es mirar a un accidente. Culpamos a los que van delante nuestro por el tiempo que nos hacen perder pero cuando nos toca pasar al lado bajamos la velocidad para ver qué pasó, justo como hicieron los que fueron objetos de nuestro claxon y demás recordatorios del 10 de mayo.

Conducir un coche no es algo tan automático como pensamos que es. Requiere esfuerzo, atención, dedicación. Como si nuestra vida dependiera de ello. Hasta porque sí depende. La nuestra y la de los demás.

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