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Amanecer en Holbox

Tranquilidad, gastronomía y belleza se conjugan en el secreto mejor cuidado de la Península de Yucatán

Imagine despertar con el sonido de las olas del mar, en medio de una paz indescriptible, irrumpida por el rayo de Sol que se filtra hasta su rostro en la cama de la habitación del hotel. Que al levantarse pueda observar el infinito mar del Caribe que lo invita a dorarse la piel. A sus pies siente la suave arena, cálida como alfombra natural que se abre paso hasta el agua color azul esmeralda donde los peces multicolores se regodean. ¿Le parece un sueño, verdad? Ahora, no se lo imagine, porque esto se vive en pocos lugares de nuestro país y uno de ellos es la isla de Holbox.

Esta isla situada al Norte de Quintana Roo es el secreto mejor guardado de este Estado, cuya belleza se extiende a lo largo de 40 kilómetros y dos kilómetros de ancho, lo que la hace una configuración única y fácil de explorar. Las playas arenosas se abren camino por 34 kilómetros y en ella viven unas mil 500 personas que dan vida a la actividad turística de la región.

Los turistas que llegan a Holbox lo hacen, en su mayoría, con la intención de descansar, de olvidarse del bullicio de otras playas cercanas como las de Cancún y Cozumel, para realmente estar en contacto con la naturaleza. Y es precisamente algo en lo que destaca la isla, ya que no cuenta con grandes construcciones, algunas son discretas edificaciones que albergan hoteles, mientras que la mayoría de los hoteles están construidos de forma muy creativa y utilizando muchos de los materiales que crecen en la playa, como palmas y madera.

Una vez que la estancia está garantizada por hoteles acogedores, sin caer en lo burgués de un hotel boutique, se puede explorar la isla en bicicleta, la cual se provee por varios hoteles de forma gratuita, o rentar un carrito de golf. También se puede caminar y parar en las pequeñas fondas para disfrutar de su amplia propuesta culinaria, como las empanadas de pescado, cocteles de camarón e incluso la popular pizza de langosta, una rareza que se vuelve un manjar. Imperdible probar el agua de coco con ron para acompañar.

Las actividades ecoturísticas recomendadas para quienes quieren relajarse, se centran en el avistamiento del tiburón ballena y de tortugas (esto en la playa Punta Mosquito), así como el buceo y nado en el paradisiaco cenote de Yalahau.

Para llegar a este rincón de México desde Guadalajara es necesario volar hasta Cancún, luego trasladarse unos 150 kilómetros desde el aeropuerto hasta el Puerto de Chiquilá, donde se encuentra el embarcadero para abordar el ferry, que a su vez lo lleva hasta Holbox en un traslado de 20 minutos. Llegando al destino, diversos taxis (carritos de golf) están listos para llevarlo hasta el hotel en el que haya reservado o simplemente lo lleva a un punto para disfrutar del día en la playa y volver más tarde a Chiquilá.

De esta forma, si lo que busca es un destino de playa realmente distinto a lo tradicional, en Holbox podrá encontrar la conexión perfecta para recargar baterías y volver con gusto a su lugar de origen.

Consulta la mejor época

Al tratarse de una isla muy pequeña, lo mejor es evitar ir en temporada de huracanes, cuando Holbox es evacuada, por lo que la recomendación es consultar con su agente de viajes las mejores fechas y evitar cancelaciones en su hospedaje. Sin embargo, la mayor parte del año es ideal para visitarla y suele estar lista para recibir al turismo que desea olvidarse del resto del mundo por unos días.
 

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