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Fracaso, viaje y cambio de color

Cuentan en los pasillos del Congreso de Jalisco que el diputado Alberto Alfaro hizo más ruido que nuez en cascabel durante la elección del auditor superior de Jalisco. El morenista quería otro nombre al frente de la ASEJ y operó con entusiasmo… pero en solitario. Ni su propio partido lo peló.

El día de la votación, dicen, el enojo fue tal que optó por salirse del pleno, quizá para no ver cómo sus compañeros levantaban la mano a favor de la reelección de Jorge Ortiz.

El desenlace fue tan adverso que Alfaro decidió aplicarse una terapia intensiva ante la depresión: un viajecito a Japón, para reflexionar. ¡Pobre!

Por eso, y por varias señales más, ya se comenta que Alfaro alista una mudanza política rumbo al Partido Verde, que en Jalisco es más naranja que ecológico.

¡Cosas de la vida… y de la política!

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Alerta. En el Congreso de Jalisco aprobaron el Presupuesto de Egresos 2026 con una bolsita nada despreciable: 777.3 millones de pesos para que el pasaje siga en 9.50 pesos. Hasta ahí, aplausos.

El detalle es que, entre curules y discursos, nadie sabe qué pasará si la Comisión de Tarifas decide el próximo año subir el costo por el aumento del diésel y los servicios.

En 2024, Pablo Lemus prometió que al menos en 2025 el subsidio alcanzaría para contener cualquier tentación tarifaria. La lógica dice que el dinero está para eso, pero la realidad es que falta el posicionamiento formal de la Comisión y del Gobierno.

Por cierto: ¿Qué empresarios o transportistas se cuajan de billetes con el subsidio? ¡Nombres, nombres!

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Quienes estuvieron atentos a lo que ocurrió en el Ayuntamiento tapatío saben que el Presupuesto 2026 no se amarró ayer en la sesión, sino mucho antes. Y desde la Comisión de Hacienda, nos dicen que la regidora Ana Robles se convirtió en el eje que ordenó números, desactivó resistencias y fue sumando voluntades.

Robles entendió que el acuerdo no se empuja con discursos, sino con escucha, calle y oficio. Por eso entre recorridos, reuniones y ajustes, fue logrando el consenso hasta que el dictamen llegó al pleno planchado.

Del otro lado del tablero, el respaldo fue claro. Vero Delgadillo no soltó la operación. Acompañó, arropó y sostuvo la ruta, permitiendo que Hacienda hiciera su trabajo sin ruido y con margen político. Conclusión: cuando la Presidencia y Hacienda caminan en la misma dirección, el resultado suele ser predecible y positivo.

Al final, el presupuesto salió sin sobresaltos mayores. Más vale un número bien trabajado que una consigna mal calculada.

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