Que íbamos a ser ricos, pero...
Según un reportaje publicado por The New York Times en mayo del 2019, cuando Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia -1 de diciembre de 2018- Petróleos Mexicanos (Pemex) reportó que el robo de combustible -huachicoleo- representaba unos 3.4 millones de galones diarios, que se realizaba a través de poco más de 12 mil 500 tomas clandestinas, pero que través del combate extraordinario en los primeros meses de la administración el problema había disminuido en un 95 por ciento. AMLO pregonaba en aquel entonces que “hemos logrado prácticamente desaparecer el robo de combustible”.
Algunos especialistas en temas delincuenciales reconocían que había algunos avances en el tema del robo de combustible, pero advertían escepticismo de que esto perdurara por la falta de confianza en la capacidad o voluntad del Gobierno Mexicano de someter a los grupos criminales y que, además, la reducción en el ilícito era sólo temporal, ya que los delincuentes estaban haciendo tiempo hasta que la atención del Gobierno se trasladara a otros temas.
El mismo gobierno lopezobradorista, que “cantaba victoria” en la lucha contra el huachicoleo, cuatro años más tarde reconoció que fue sólo pasajero el entusiasmo a través de Pemex: “Estimamos que el robo de combustible ascendió a aproximadamente 15 mil barriles por día en 2023 -cada barril contiene casi 159 litros-, alza del 22.2 por ciento en comparación con 12 mil barriles por día en 2022”, lo que significaba que la cantada “victoria” en contra del huachicoleo desde Palacio Nacional era ficticia, y tal y como los especialistas pronosticaron que, si había una disminución, era solamente de manera temporal.
Y, efectivamente, el tiempo ha confirmado que el delito continúa creciendo, ya que solamente en el mes de mayo pasado -el día 15- en dos cateos en Comalcalco, Tabasco, se aseguraron 1.5 millones de litros de huachicol, mientras que el 28 se decomisaron tres millones de litros muy cerca de los límites con el Estado de Veracruz. Esto es sólo en una región del país, pero el problema del robo de combustible está generalizado a lo largo y ancho de la República, lo que nos habla de la dimensión y gravedad del problema.
El robo de combustible -llevado a cabo por el crimen organizado- es un golpe a la economía del país y sobre todo para Pemex, que está en medio de una compleja crisis financiera. Pero no solamente por el robo de combustible, sino por años de corrupción, malas administraciones y un modelo económico en donde se han priorizado la inyección de recursos públicos en una compañía con una estructura ineficiente, según revelan diferentes estudios a nivel internacional. Solamente en 2024, la petrolera estatal de México registró pérdidas de 620 mil 605 millones de pesos, lo que nos habla en el hoyo en que está metida esa industria que un día se pensó sería el conducto para hacer de nuestro país autosuficiente económicamente, uno de los más ricos y prósperos del mundo.
Usted, ¿qué opina?