La efímera empatía de AMLO con Ciro
Por la solidaridad mostrada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el viernes pasado en su rueda de prensa mañanera con el periodista Ciro Gómez Leyva por el atentado que sufrió la noche del jueves, creí que por su impacto ese nuevo episodio de violencia contra otro comunicador provocaría un cambio, o al menos un freno en el discurso polarizador del Presidente, especialmente contra la prensa y los periodistas que le son incómodos.
Aunque refirió las diferencias que mantiene con Ciro, lamentó la agresión, reconoció que de haberse cometido el crimen se hubiera generado “mucha inestabilidad política” y le aseguró que “no estaba sólo” y que su Gobierno estaría pendiente de las investigaciones para dar con los responsables. El mismo viernes, desde su programa de radio, Gómez Leyva le agradeció el gesto. “Por primera vez diré: gracias, Andrés”, dijo el aún conmovido Ciro tras el ataque del que salvó la vida por el blindaje de su camioneta.
Por eso ayer escribí aquí que el atentado contra Gómez Leyva nos debía sacudir a todos, pero sobre todo al Gobierno de la 4T, desde donde debía venir un cese de los ataques presidenciales a los medios y a los comunicadores críticos y que era momento que López Obrador dejará de atender sólo los consejos de sus incondicionales más radicales y atendiera a sus “buenos amigos” en el Gobierno, que él ha comentado, le han pedido parar sus enfrentamientos con los periodistas que no son de su agrado.
Añadí también: “Es momento que toda esa enjundia la descargue, por ejemplo, contra los capos del crimen organizado, que son el gran factor de esta crispación ensordecedora por los ya incontables episodios de violencia que ocurren a diario en el país”.
Ayer, lejos de eso, el Presidente embistió de nuevo contra Gómez Leyva, al que había descalificado por enésima ocasión 24 horas antes de su atentado, al afirmar que escuchar a Ciro, a Loret de Mola o a Sergio Sarmiento podría provocar hasta “tumores en el cerebro”. Al hablar del atentado, López Obrador se refirió a Ciro como “vocero del conservadurismo”, quien le cuestionó a López Obrador las nuevas agresiones en su contra luego de su respaldo el viernes pasado. “Estoy contigo y viene un escupitajo en la cara”, le reprochó Ciro ayer desde su programa, “se tardó 72 horas, pero llegó la agresión. Él dirá que no es agresión, que es política”.
Pero no sólo eso. El Presidente se alineó a los comentarios que en redes especularon que el atentado contra el periodista pudo haberse orquestado por los que no concuerdan con el Gobierno de la 4T. Sin pregunta de por medio, el Presidente dijo que “sí puede ser un caso vinculado al proceso de transformación que estamos llevando a cabo y que no les gusta a algunos. Por ejemplo, que sea un grupo de la delincuencia organizada (…) de grupos contrarios a nosotros, para atacarnos”.
Preocupante y de alto riesgo para el país que la empatía del Presidente con Ciro haya sido tan fugaz, y su apuesta siga siendo la polarización que podría abonar a que arrecie el fuego contra periodistas y otros actores sociales que hagan escalar la crisis de inseguridad y violencia que padece el país.
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