Buenos días. Elemental…
En los pueblos de nuestro país, se acostumbraba dar los buenos días a toda persona que se cruzara en nuestro camino.
En las ciudades esta hermosa costumbre cayó en desuso tal vez por la innumerable cantidad de personas desconocidas con las cuales a diario nos encontramos.
Pero ciertamente hay otras muchas a las cuales vemos con demasiada frecuencia y a menudo seguimos nuestro camino ensimismados en nuestros asuntos y no nos acordamos de dar los “Buenos días” a veces ni a los más cercanos y/o conocidos.
Tal vez haya quien ni siquiera al despertar se acuerda de elevar un saludo al Creador de la Vida que regala un día más a cada uno.
Una palabra amable, una sonrisa y una expresión optimista, son un buen principio para que el día que iniciamos tenga ya un toque de positividad y despierte en cada corazón el impulso de vivirlo plena y hermosamente.
Cuando llegamos a un establecimiento o nos acercamos a una persona que vende algo, es el mejor momento para decir: Buenos días.
Los Buenos días que repartimos inevitablemente, vuelven de rebote, a quien los dice y los desea y así cada uno tendrá la garantía de pasar un día bueno, hermoso, positivo, lleno de alegría y de logros verdaderos.
Y al final del día podremos decirle a Dios: Gracias Padre, porque hoy ha sido verdaderamente un Buen día.