Ideas

¿Talibanes en contra de vigilantes ciudadanos?

Desde siempre, el comportamiento de los seres humanos ha sido prácticamente inexplicable. Un sinnúmero de investigadores de todas las latitudes y especialidades inherentes al caso se han encargado de realizar estudios de uno y otro de sus accionares, sin embargo, se trata de algo tan complejo que resulta muy difícil de poder establecer, o al menos predecir su comportamiento en tal o cual situación.  

De igual manera, los fenómenos sociales parecen cada vez más difíciles de entender. Un ejemplo de ello es el que desde hace por lo menos dos décadas, la sociedad civil ha pugnado por tener una mayor participación en los actos de Gobierno —sobre todo en la toma de decisiones que nos afectan en lo general—, sin  embargo, ahora que se ha ido logrando dicha participación de manera paulatina, surgen de nueva cuenta los mal afamados “talibanes” quienes han interpuesto demandas en contra de cuatro de los miembros de la Comisión de Selección del Sistema Estatal Anticorrupción, porque de acuerdo con su punto de vista no fueron propuestos por organizaciones civiles relacionadas con el tema.

Con independencia de las llamadas “lagunas jurídicas” que un día sí, y otro también, permiten controversias que luego se pueden extender hacia otras latitudes y tiempos jurídicos, me parece que lo que debe de imperar es el sentido común, según el cual, lo importante y trascendente es que las decisiones que se tomen sean en beneficio de los más, de los que menos tienen y de los que más necesitan.

En días pasados suscribí en este mismo espacio, que la participación de las organizaciones civiles es una necesidad en todos los ámbitos, siempre y cuando éstas no trataran de abrogarse decisiones totalitarias, tal y como lo intentaron hacer algunas de ellas en el pasado reciente, cuando, no contentas con la apertura alcanzada, luego trataron de imponer su punto de vista, lo que además de ilegal, desvirtuaba el propósito de su participación como vigilantes de los diversos procesos convocados por el Poder Legislativo.

No obstante que se han conocido casos de “organizaciones civiles” que se han conformado con propósitos inconfesables, la participación social es indispensable, como indispensable lo es también el involucramiento de un mayor número de ciudadanos en todas y cada una de las acciones gubernamentales, pues de ello depende la credibilidad y percepción que la sociedad se forme, lo cual redundará en una mayor estabilidad psicológica en la comunidad.

APUNTE

En pocas palabras, las acciones de la sociedad organizada son fundamentales, siempre y cuando no incurran en lo que la voz popular ha dado por llamar: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”. Lograr el justo equilibrio es de lo más complicado, pero al mismo tiempo, debe de ser el reto por alcanzar.

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