Voces de la FIL evocan el legado transformador de Carmen Balcells
Homenaje en la FIL explora el legado de Carmen Balcells y su impacto en la industria editorial
“Carmen creó el mundo que ahora habitamos, en el sentido de que cuando ella se establece como agente literaria los autores firmaban contratos de por vida con el editor…”, recordó el periodista Xavi Ayén al iniciar su intervención en el homenaje Carmen Balcells. La revolución del mundo editorial, celebrado en la FIL Guadalajara.
A partir de esa premisa, la conversación transcurrió entre anécdotas personales, reflexiones sobre las transformaciones del sector y el análisis de cómo Balcells redefinió las reglas del libro en lengua española.
Ayén sostuvo que la agente “fragmentó también por países” y modificó el modo en que los escritores gestionaban sus derechos, lo cual permitió que muchas obras circularan más allá de sus mercados tradicionales. Para él, su aporte central radicó en una relación con los autores que rebasaba lo profesional. “Le llamaban la mamá grande porque consideraba que su rol era formar parte de la familia”.
El diálogo continuó con la escritora española Carme Riera, quien recordó el momento en que Balcells se cruzó con su trayectoria. “A mí Carmen me cambió la vida. Es exactamente así porque yo había publicado un librito pequeño en catalán…”, relató. La autora explicó que su editor no le pagaba y que la llamada telefónica de 1978 en la que Balcells le preguntó si quería representación alteró por completo aquel escenario. “A mí me pareció que aquello era una cosa maravillosa”, dijo.
Riera señaló que, con el tiempo, llegó a conocerla de manera cercana, aunque Balcells insistía en mantener la noción de clientela por encima de la amistad. Narró episodios que ilustraban esa relación, como el ramo de flores que recibió un día de Santa Ana. También recordó las comidas y cenas que ofrecía a quienes pasaban por Barcelona y la manera en que impulsó cambios fiscales que beneficiaron al sector autoral. Expresó que la conocida Ley de Valparaíso fue un parteaguas en la tributación por premios literarios y aseguró que la agente defendió con rigor los intereses de quienes representaba. “Yo creo que si hay alguien que ha luchado enormemente por los autores y por la literatura es ella”, afirmó.
El homenaje también reunió al escritor Eduardo Mendoza, quien abrió el Salón Literario Carlos Fuentes en esta edición de la FIL. Él ofreció una mirada hacia los años en que comenzó a tratarla. Contó que la conoció en un pequeño departamento con libros amontonados y que, con el tiempo, aceptó ser representado por ella aunque entonces no contemplaba dedicarse a la literatura de manera profesional. “Dije, ‘no vale la pena porque yo no voy a hacer carrera literaria’”, recordó entre risas. Balcells insistió, y eso marcó el inicio de una relación que se extendió durante décadas.
Mendoza situó el trabajo de Balcells en un momento de cambio profundo para el libro en España. Según relató, en los años sesenta el mercado era limitado, con pocos lectores y un funcionamiento irregular. Los pagos a los autores eran inciertos, los anticipos se movían sin orden y el sector carecía de formalidad empresarial. “Se pasó de jugar en el patio de la escuela a jugar en las grandes ligas”, dijo. Fue entonces cuando Balcells detectó el valor emergente de nuevos escritores y la ampliación del público lector.
El autor detalló que su intervención no consistió en enfrentar a los editores sino en estructurar el tránsito hacia una industria moderna. “Los editores también entendieron lo que estaba pasando”, explicó. Balcells reunió a los principales actores y, según Mendoza, les dijo que la forma anterior de operar ya no tenía cabida. “Ahora tenemos que organizarnos como una empresa seria, como si vendiéramos coches”, recordó. Para él, ese proceso fue determinante para consolidar una nueva etapa de la literatura en español.
El escritor añadió que la confianza fue el eje de su vínculo con la agente. “Yo no he leído nunca nada de lo que Carmen me puso delante para que lo firmara”, señaló. Recordó que ella solía explicar cada estrategia contractual, aunque los autores rara vez revisaban los documentos. “Nos decía ‘te voy a contar lo que he hecho’, y nosotros pensábamos en otra cosa… teníamos total confianza”.
A lo largo de la sesión también se compartieron miradas desde la industria. José Calafell, CEO de Grupo Planeta en América Latina, relató su primer encuentro con Balcells. “Yo conocí a esa última Carmen… yo el día que la conocí hablamos de alfombras”, contó. Recién llegado a Planeta México, debía renegociar contratos relevantes en medio de un contexto complicado. Con 38 años y “muerto de miedo”, se presentó ante ella. La conversación derivó inesperadamente en su próximo viaje a Marruecos. Balcells le recomendó “nunca pagar más de la mitad de lo que te piden”, frase que él interpretó como una posible señal de la negociación que estaba por iniciar.
Calafell explicó que el contrato se cerró en buenas condiciones y que la agencia ya operaba hacia el futuro, explorando nuevas formas de distribución. Señaló que no vivió las etapas tempranas marcadas por disputas sobre anticipos y liquidaciones, sino una fase en la que Balcells se enfocaba en ampliar horizontes para autores y editores. Aseguró que su labor contribuyó a equilibrar la relación entre ambas partes y a impulsar proyectos que buscaban adaptarse a transformaciones tecnológicas y de mercado.
YC