Cultura

Una reconciliación con el pasado

Claudia Marcucetti presenta la novela “Donde termina el mar”, en la que el lector encontrará que la vejez es una hechicera capaz de producir cambios insospechados

La vejez no es como la cuentan, no al menos para Claudia Marcucetti Pascoli, quien en su más reciente novela, “Donde termina el mar”, expone diversas aristas sobre la última etapa de la vida: cómo llegar al último suspiro de la adultez no es siempre el final, cómo los recuerdos y el presente pueden cambiar por completo lo que se creía ya se había vivido.

Bajo el sello de editorial Planeta, Claudia Marcucetti comparte la historia de “AurelioAutieri, un marinero que al llegar a los 80 años de edad, piensa que está por enfrentarse sin remedio a la muerte, sin embargo, una noticia le reaviva una añeja venganza, lo anima a salir del geriátrico y a emprender una nueva aventura en búsqueda de la juventud eterna.

“En este libro creo que me acerco a una de las grandes preocupaciones del ser humano: el último periodo de su existencia, de la vejez. El personaje lo sufre en primera persona, es un personaje de 81 años, aventurero. La vejez es el primer paso al declive, el preguntarse qué será de nosotros cuando seamos viejos, si terminaremos la vida solos, a veces es inevitable”, explica la escritora al detallar que a raíz de una llamada con su padre, con quien no tenía contacto en 20 años, comenzó a cuestionarse este tipo de situaciones.

“Al recuperar a mi padre encontré a un personaje de novela realmente fascinante, me dio la inspiración para Aurelio, un marinero que también fue cazador de ballenas. La historia se desarrolla desde 1945 hasta nuestros días. La novela también aborda la venganza, es una excusa para que el personaje se mantenga con vida, los sentimientos hacen eso”.

Un encuentro generacional

A lo largo de los recuerdos de “Aurelio Autieri”, Claudia Marcucetti también propone un encuentro generacional con “Sofía”, nieta de este ex navegante que, enfrascada en la realidad, un futuro incierto y la autoflagelación, desmenuza los conflictos del pasado y los reflejos del presente, precisamente de cómo dos seres pertenecientes a distintas épocas pueden tener cosas en común y a la vez ser tan distintos y sentirse perdidos en un abismo emocional.

“Encontré que la vejez puede ser algo terrible, pero también algo realmente fascinante, es una oportunidad de vida desde otra perspectiva y experiencia, para cerrar ciclos, hacer lo que queda pendiente (…). Sofía, esta nieta, es una niña que vive pegada al teléfono, que tiene relaciones cibernéticas mas no personales, tiene todo pero no sabe a dónde va, qué es lo que quiere, pero también tiene que enfrentarse con la vida”.

El mar como personaje

Claudia Marcucetti, autora de “Los inválidos” y “Heridas de agua”, también pone al mar como otro personaje esencial en el desarrollo y tejido entre sus protagonistas; así, el mar se hace un personaje análogo a la vida misma, el movimiento y la acción que desencadenan las decisiones que cada persona toma.

“Casi toda la novela se desarrolla cerca o en relación con el mar. Hay simbolismos sobre el mar, para un viejo acostumbrado a la acción el estar en la playa es algo detestable, es donde termina el mar, así es como lo ve Aurelio, pero para su hijo es donde comienza, son dos perspectivas de vida diferentes sobre la misma cosa”.

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