Cultura

Batis, sabio contador de historias

Fallece uno de los hombres que impulsó la pluma de varios escritores; es considerado como miembro de la Generación de Medio Siglo

Como el mayor conversador y contador de historias, así recordó el escritor Alberto Ruy Sánchez al periodista y editor Huberto Batis. Dijo que la mayor lección que dio a sus alumnos fue aprender a tener piel de elefante ante las críticas. Su biblioteca, su casa, fue el lugar donde se formaron muchos jóvenes en la edición y en la lectura, contó Ruy Sánchez, quien fue su alumno y a quien publicó en las páginas del suplemento “Sábado” de Unomásuno.

“No solamente fui uno de los cientos de escritores mexicanos a los cuales él abrió las puertas de la vida pública, de la publicación, sino que además fuimos amigos".

El miércoles falleció a los 83 años el editor y periodista, quien desde espacios como “Sábado” impulsó a varias generaciones de narradores, ensayistas y poetas.

“No solamente fui uno de los cientos de escritores mexicanos a los cuales él abrió las puertas de la vida pública, de la publicación, sino que además fuimos amigos. Para Margarita y para mí fue, durante varios años, nuestro amigo más cercano; en su casa, en su biblioteca, alrededor de su familia, crecimos quienes nos iniciamos a principios de los años 70 a la literatura y la vida literaria. Su biblioteca fue mi primera biblioteca, y la segunda fue la de Juan García Ponce; los dos, maestros muy generosos, muy amigos. Cuando me fui de México, él siguió publicándome. Era, tal vez, el mayor conversador que he conocido. El contador de historias contemporáneo más poderoso y más grande; era un enorme mitómano que tenía la capacidad de convertir sus invenciones en aparente historia reciente y que, al mismo tiempo, sabía leer en cada persona las cualidades que iban a resaltar con el tiempo”.

Ruy Sánchez destacó que desde los escritores de su generación, hasta los de la “generación del crack” tuvieron con Batis un lugar donde compartir sus escritos. Relató que a principios de los años 70, en su casa, reunía alumnos de las dos universidades donde enseñaba, la UNAM y la Iberoamericana, pero que ellos no eran sólo alumnos sino aprendices de la lectura y la edición.

“En su casa de Tlalpan transcurrieron muchísimas horas. Entre las muchísimas enseñanzas que nos dio está el aprender a saber que el mayor crítico que un escritor debe tener es uno mismo. Estar con Huberto era aprender a desarrollar piel de elefante ante las lecturas y las críticas para saber que no hay nada, absolutamente nada, a salvo de una lectura verdaderamente crítica. Era un apasionado, esa era otra de sus lecciones; Huberto a veces llovía y a veces era tormenta. No era alguien que tratara de destruir a los otros”.

Ruy Sánchez y Margarita de Orellana recordaron también que en sus clases tenía métodos de trabajo singulares. “Con Huberto, desde la Universidad pasamos momentos mágicos —contó De Orellana—. Aunque no fui su alumna directa, iba a las clases por Alberto. Era un maestro delirante que para referirse a un cuento de Walter Benjamin, donde se hablaba de un abrir un pato a la mitad, él iba al mercado, compraba el pato y lo abría. Buscaba experimentar con lo que decían los libros. Era tremendamente generoso, amable, y con nosotros casi como un hermano mayor”.

Volcados en recuerdos

La escritora Margo Glantz lo recordó como un hombre muy generoso y contradictorio, a la vez: “Fuimos compañeros en la Facultad de Filosofía y Letras, fuimos muy amigos, lo quise mucho, lo admiré mucho. Huberto hizo ‘Cuadernos del viento’, una publicación a pulso, con su propio dinero; publicó a gente importantísima, Juan García Ponce, Esther Seligson, a muchos. Fue realmente muy generoso y, al mismo tiempo, muy contradictorio; amigo y enemigo, a la vez”.

La escritora y periodista Elena Poniatowska dijo de Huberto Batis: “Tenía mucha personalidad, era una personalidad muy fuerte, y los que trabajaban con él cuando fue director de un suplemento como que le tenían miedo, pero también le tenían muchísimo cariño. Fue gran amigo del grupo de Juan García Ponce, Juan Vicente Melo, y su reciente columna de recuerdos en El Universal era buena”.

Más despedidas

Escritores y periodistas que se formaron en la redacción y en las aulas con Batis, recordaron al editor de decenas de generaciones y compartieron sus experiencias con él. “Con profundo dolor me entero de la muerte de Huberto Batis (1934-2018). El hueco que deja en la cultura mexicana es enorme. Me enorgullece haber trabajado con él en el legendario suplemento ‘Sábado’ de Unomásuno. Hasta pronto, querido maestro. Te vamos a extrañar”, escribió Mauricio Montiel.

Por su parte, la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, también dedicó unas palabras al periodista. “Escritor, periodista, académico, pilar del periodismo cultural. Su enorme contribución a la cultura mexicana de las últimas décadas del S.XX, es un importante legado. Lamento su deceso. Mi pésame a sus familiares y a la comunidad cultural”, escribió en Twitter.

La UNAM consideró que Batis fue un “incansable promotor del periodismo cultural y miembro de la llamada Generación de Medio Siglo”; la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, recordó que recibió el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez en 2001.

Batis fue el editor que abrió las puertas a decenas de escritores y periodistas a los suplementos culturales, y desde esas mismas páginas puso al erotismo y la polémica en la atención de todo tipo de lectores.

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