Tecnología
Académica replantea capacidad de fetos para sentir dolor
Señala en su tesis que un ser puede considerarse sujeto moral en la medida que es capaz de percibir placer y dolor
CIUDAD DE MÉXICO (11/AGO/2013).-
Avances científicos y tecnológicos han sugerido que un feto puede ser capaz de sentir dolor, lo que ha dado origen a una larga serie de discusiones en los terrenos de la ciencia, la filosofía, la sociología y la política, señaló la académica María Antonieta Flores Muñoz.
En su tesis "Implicaciones bioéticas del dolor y el feto", dijo que de acuerdo con Jeremy Bentham, filósofo inglés que vivió entre 1748 y 1832, un ser puede considerarse sujeto moral en la medida que es capaz de percibir placer y dolor.
"Desde el punto de vista ético no se justifica anteponer consideraciones académicas que niegan el dolor en el feto para no ofrecerle el máximo beneficio. De ahí que sea esencial abordar primero, desde una perspectiva biológica y positivista, si efectivamente es capaz de sentirlo y, en caso afirmativo, a partir de qué etapas de su desarrollo", dijo la universitaria.
Dijo que la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés), lo define como una experiencia sensorial y emocional desagradable que se asocia a una lesión tisular real o potencial, o que se describe en términos de dicha afectación.
"Esta descripción puede prestarse para afirmar que como el feto no tiene conciencia o ninguna experiencia bio-psicológica o emocional, no puede sentirlo, pero debemos recordar que en casi todos los seres vivos se lleva a cabo un proceso neuronal conocido como nocicepción, mediante el cual somos capaces de responder y retirarnos de un estímulo nocivo y doloroso.
"Por este motivo es tan importante el estudio de la posibilidad de que el feto lo sienta", consideró.
Según información proporcionada por Flores Muñoz, en Canadá se han realizado estudios clínicos en los que se sigue a un grupo de pacientes a través del tiempo y se ha visto que un buen número (no todos) de los que estuvieron en terapias intensivas neonatales y recibieron frecuentes estímulos dolorosos, tienden a tener más conductas de aislamiento, autodestructivas y adictivas.
"Por ejemplo, en uno aplicado a 242 adultos que cometieron suicidio (reportado por Jacobson B. y Bygdeman), se observó que el riesgo fue cuatro veces mayor entre los que tuvieron un nacimiento traumático".
Sin duda, esa sensación forma parte de la vida. Es más, para Sunny Anand, uno de los expertos en dolor en recién nacidos a nivel mundial, constituye una cualidad de vida.
Las especies han evolucionado porque hay dolor, estímulos dolorosos, y saben que para subsistir deben alejarse de lo que las amenaza. Por eso, la atención a éste es tan importante para que las personas y otros seres tengan, en la medida de lo posible, una mejor calidad de existencia, finalizó la universitaria en un comunicado.
En su tesis "Implicaciones bioéticas del dolor y el feto", dijo que de acuerdo con Jeremy Bentham, filósofo inglés que vivió entre 1748 y 1832, un ser puede considerarse sujeto moral en la medida que es capaz de percibir placer y dolor.
"Desde el punto de vista ético no se justifica anteponer consideraciones académicas que niegan el dolor en el feto para no ofrecerle el máximo beneficio. De ahí que sea esencial abordar primero, desde una perspectiva biológica y positivista, si efectivamente es capaz de sentirlo y, en caso afirmativo, a partir de qué etapas de su desarrollo", dijo la universitaria.
Dijo que la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés), lo define como una experiencia sensorial y emocional desagradable que se asocia a una lesión tisular real o potencial, o que se describe en términos de dicha afectación.
"Esta descripción puede prestarse para afirmar que como el feto no tiene conciencia o ninguna experiencia bio-psicológica o emocional, no puede sentirlo, pero debemos recordar que en casi todos los seres vivos se lleva a cabo un proceso neuronal conocido como nocicepción, mediante el cual somos capaces de responder y retirarnos de un estímulo nocivo y doloroso.
"Por este motivo es tan importante el estudio de la posibilidad de que el feto lo sienta", consideró.
Según información proporcionada por Flores Muñoz, en Canadá se han realizado estudios clínicos en los que se sigue a un grupo de pacientes a través del tiempo y se ha visto que un buen número (no todos) de los que estuvieron en terapias intensivas neonatales y recibieron frecuentes estímulos dolorosos, tienden a tener más conductas de aislamiento, autodestructivas y adictivas.
"Por ejemplo, en uno aplicado a 242 adultos que cometieron suicidio (reportado por Jacobson B. y Bygdeman), se observó que el riesgo fue cuatro veces mayor entre los que tuvieron un nacimiento traumático".
Sin duda, esa sensación forma parte de la vida. Es más, para Sunny Anand, uno de los expertos en dolor en recién nacidos a nivel mundial, constituye una cualidad de vida.
Las especies han evolucionado porque hay dolor, estímulos dolorosos, y saben que para subsistir deben alejarse de lo que las amenaza. Por eso, la atención a éste es tan importante para que las personas y otros seres tengan, en la medida de lo posible, una mejor calidad de existencia, finalizó la universitaria en un comunicado.