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¡Tlaquepaque pueblito!

Entre artesanías, recuerdos y gastronomía típica, esta ciudad con sabor a pueblo enamora a los visitantes

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAY/2011).- A cada paso resaltan los colores y las formas inmóviles de figurillas que cuentan la historia de una ciudad metropolitana con aires de pueblo tradicional. Las nieves “copetonas”, los jarritos para disfrutar de una bebida fresca y el aroma que a veces se escapa del lugar donde suenan los mariachis, el Parián, deja en evidencia que estamos en San Pedro Tlaquepaque.

No es necesario tomar una carretera para disfrutar de un sitio que con su belleza y su extensa muestra cultural, invita a dejar a un lado los pensamientos y actividades cotidianas, para abandonarse aunque sea por un momento, en los brazos de la alfarería y la platería, del diseño y los recuerdos que se posan en una tienda –en la calle Independencia, a un lado del Jardín Hidalgo– que exhibe con orgullo decenas de fotografías antiguas carentes de color y nitidez, que alejan del olvido las calles polvorientas y empedradas de una vieja pero hermosísima ciudad.

En Tlaquepaque poco importa hacia dónde se camine, más de una mujer ataviada con atuendos coloridos se mostrará alegre al ofrecer lo que ella misma trabaja con su manos durante horas, si por algo se ha movido de su lugar, queda la alternativa de acercarse a un señor que normalmente se encuentra preparando tejuino fresco en los tradicionales cantaritos. Y no se necesita mucha suerte para encontrar el camote del cerro en trocitos, los cacahuates y guasanas recién cocidos, así como los churros rellenos de cajeta o mermelada que desprenderán su aroma atrapante e irresistible para muchos de los caminantes.

Todos estos sencillos pero exquisitos atractivos se reúnen en torno al Jardín Hidalgo, muy cerca de la Parroquia de San Pedro.

La capilla de la cúpula roja

La pequeña capilla fue construida por los franciscanos a principios del periodo colonial y debido a su reducido tamaño, al poco tiempo fue insuficiente para recibir a todos los fieles católicos que llegaban a escuchar misa. Por esta razón, se dio paso a la edificación de un nuevo templo que cobró vida en el transcurso de los siglos XVII y XVIII.

En el interior, la parroquia dedicada a San Pedro Apóstol cuenta con tres naves con retablos neoclásicos en cantera y en su fachada se aprecian diferentes estilos arquitectónicos, como el bizantino, romano, y barroco. El acento distintivo lo pone la única torre coronada por una cúpula que hoy resalta en color rojo.

Al frente del edificio se localiza el atrio que encuentra sus limites gracias a un barandal de cantera y hierro forjado, a unos pasos se puede reconocer la Plazoleta Juan Pablo II, inaugurada en abril de 2006, y en donde se erigió una escultura de bronce del Santo Pontífice.

El Parián

“…hacen más fresco, el dulce tepache, para la birria junto al mariachi, que en los parianes y alfarerías, suenan con triste melancolía…”, dice la canción.
Su estructura es rectangular, al centro tiene un quiosco con portales formados por arcos sostenidos por columnas, antiguamente era el mercado de la población.

En la actualidad, el Parián es uno de los lugares más visitados en Tlaquepaque, porque además de conservar costumbres típicas de antaño, abre un espacio para la pasión de miles de mexicanos: el futbol.

En grandes pantallas y sumergidos en un ambiente festivo, se disfrutan los partidos de los equipos jaliscienses y unos cuantos más. El compañero obligado para esos momentos es un jarrito con tepache y un plato bien servido con la tradicional birria con chile. Pocas combinaciones hacen tan placentero un momento como ése. Al final, ya sea para festejar la victoria o llorar la pena de la derrota, el popular mariachi sacará de su ronco pecho las letras más queridas por los mexicanos.

Dulce tradición

Paralelo a la Parroquia, atravesando el jardín, sobre la calle Independencia, se distingue un lugar llamado “Nuestros Dulces”, donde los más añorados sabores descubiertos en el México prehispánico dan cabida a exquisitas preparaciones que mezclan la tradición con un poco de gastronomía moderna.
El aromático rompope es uno de los productos destacados, ya que se elabora de manera tradicional y su sabor acentuado con nuez o almendra es capaz de enamorar a los paladares más exigentes, mexicanos y extranjeros.

Los dulces de tamarindo no pueden faltar, tampoco lo borrachitos o los diminutos jarritos rellenos con pinole. Aquí es fácil encontrar un sabor para cada gusto.

Eso sí, hay que estar atentos al momento en que abran las puertas, ya que un letrero en la fachada advierte que “abrimos cuando llegamos, cerramos cuando nos vamos, y si vienes y no estamos, es que no coincidimos”.

¿Pueblo o galería de arte?

Por su riqueza artesanal, por su historia y por los atractivos con los que cuenta Tlaquepaque, se le reconoce como uno de los lugares de mayor manifestación artística en todo el país.

Pinturas, madera tallada, joyería de plata, cerámica, hierro forjado, cristalería, grabados, repujado y más, forman parte del extenso trabajo artesanal que se puede apreciar en la zona, donde propios y extraños se deleitan con los procesos complejos que en muchas ocasiones se realizan a la vista del visitante.

Una simple caminata que permita ver a las parejas de adultos mayores bailando danzón junto al quiosco del Jardín Hidalgo, es más que suficiente para dejarse atrapar por este lugar que dentro de la Zona Metropolitana de Guadalajara da la oportunidad de sentir el ambiente de tradición y calidez que sólo un pueblo es capaz de brindar.

Así que, con sabor a rompope, en compañía de las catrinas de hierro forjado, disfrutando de los restaurantes tradicionales o visitando las galerías y museos, parece que uno camina entre nubes, como si los brazos de Morfeo guiaran a los paseantes para conocer una utopía trabajada por artesanos, una que sólo se vive en somnolencia, y es que tal como reza el lema de este lugar: Tlaquepaque es un sueño hecho a mano.

Puntos de interés

Para encontrarlos y recibir un mapa con su ubicación precisa, acércate al modulo de información turística ubicado en Avenida Juárez a su cruce con Progreso, a tan sólo una cuadra del Jardín Hidalgo.
 Casa del artesano
 Casa histórica
 Centro Cultural El Refugio
 Jardín Hidalgo
 Museo Pantaleón Panduro
 Museo Regional de la Cerámica
 Parroquia de San Pedro
 Puente Artesanal
 Santuario de Nuestra Señora de la Soledad
 Plaza de las Artesanías
 Plazoleta del Arte
 Plazoleta Juan Pablo II
 El Parián
 Plaza el Centenario
 Galería de Sergio Bustamante
 Dulcería “Nuestros Dulces”

¿Cómo llegar?

Una de las alternativas más sencillas y placenteras se encuentra al abordar el Tapatío Tour que parte desde Avenida Hidalgo, en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. La ventaja de tomar este recorrido es que no sólo se escucha la explicación de los puntos turísticos por los que se pasa, sino que uno puede descender al llegar a San Pedro Tlaquepaque y pasar un par de horas o extenderse durante todo el día, igual, el Tapatío Tour regresará cada pocos minutos.

El costo es de $90 adultos / $50 niños y estudiantes.

Rutas de camiones

 371, w 275, w 80, w 616
 Tur de letras blancas

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