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Si tuviera todo el dinero del mundo...
¿Cuál sería el regalo perfecto para mamá si pudieras comprar lo que quisieras? Aquí algunas respuestas
GUADALAJARA, JALISCO (07/MAY/2014).- Paseos en crucero a las playas más afrodisíacas, no. Tampoco joyas ni el automóvil más moderno. Esos no son los mejores regalos para mamá, no para algunos tapatíos que consideran que el tiempo, respeto y cariño son los obsequios más importantes que un hijo puede entregar a la mujer que les dio la vida.
Pero ¿Qué le regalarías a tu madre si tuvieras todo el dinero y el poder del mundo? Un viaje a Cancún es lo que don Carlos Montes Rosales, ebanista de oficio, le hubiera regalado a su mamá. La economía solo le permitió llevarla hasta Manzanillo antes de que su progenitora perdiera la batalla contra el cáncer.
Para Adriana Zaragoza, el mejor obsequio que le han brindado sus cinco hijos son las buenas calificaciones del colegio, dice mientras barre la banqueta en la que desde la tarde y hasta la madrugada es su área de trabajo para vender comida.
La mujer asegura que lo material no es importante si se compara con el afecto y la intención con la que el regalo llega a sus manos, pues hay otras cosas por las que sí tiene que preocuparse: “Cuando uno no tiene trabajo, cuando no tienes para darles de comer, tienes que pagar la renta y los gastos de la casa, eso es lo más desesperante para una madre”.
Entre los presentes más emotivos que ha recibido un 10 de mayo está el mariachi que la sorprendió de madrugada cantándole los temas representativos para las jefas del hogar. Aunque el tiempo no es su mejor amigo para estar al pendiente de sus hijos en cada segundo, añade que como madre de familia “No me queda más que echarle ganas y tratar de dedicarles todo el tiempo que tenga libre para estar con mis hijos, eso es el mejor regalo”.
Historias como estas se revelan cada Día de la Madre, fecha en la que algunos aprovechan para agradecerle a la patrona de la casa el esfuerzo y dedicación que día a día entregan a sus retoños, aún así sean no sean los hijos más buenos del mundo.
Eso dice José Luis Morales, que trabajando como mesero a sus 22 años, expresa que si dependiera de él no dudaría en regalarle a su mamá, Alma Gabriela: “seguridad y estabilidad, que no tuviera problemas para gastar dinero, que tuviera casa propia, carro, nada más que eso”, pero argumenta que no hay palabras ni dinero suficientes para pagarle “todo el apoyo que me da porque no soy un hijo muy ejemplar, pero siempre me ha apoyado”.
Más allá de lo material
Tal parece que la frase “regale afecto, no lo compre” es la ideología con la que algunos tapatíos piensan celebrar este 10 de Mayo, Día de las Madres. Sin importar la sorpresa e impresión que un regalo material pueda generar, hay quienes consideran que el ofrecer amor, cariño, tiempo y respeto son obsequios que no llevan un colorido moño.
No obstante, los comercios de la ciudad alistan un gran abanico de opciones para dejar a las jefas del hogar con el ojo cuadrado. Arreglos florales, joyería, ropa de temporada, tecnología y servicios personales (comida o tratamientos de belleza) son los objetos de deseo que figuran para recordarle y agradecerle a las madres, todo el esfuerzo, devoción y sacrificio que hacen por sus retoños.
Pero Luis Alberto Delgado, taquero de 33 años de edad, no piensa tanto en el regalo perfecto. Por el contrario, el convivir más tiempo con su madre Rosalía Mesa sería el mejor obsequio que pudiera darle, pues por diversos motivos, los días de charla han desaparecido: “Mi madre vive aparte, yo ya soy casado y por diferentes cosas casi no la visito”.
En eso también coincide Jorge Chávez, cuidador coches de la colonia Americana que a pesar de gozar de la etapa adulta, comenta que el mejor regalo para su mamá es que él deje de ser mal hablado, pues su vocabulario no es el más le agrade a su madre.
“El dinero no es la felicidad. Yo le regalo mejor todo mi amor, día con día. Lo mejor que le puedo dar es el hablarle bien porque soy muy mal hablado”, dice entre carcajadas al recordar los regaños de que niño vivió por ser el más travieso de sus 10 hermanos. “Yo le doy las gracias porque me hizo nacer. Me pegaba mucho cuando estaba chiquito, pero yo era bien vago”.
También hay regalos que son un poco complicados de realizar. Que ni con todo el dinero y poder del mundo son posibles de comprar, al menos en este universo y época. Alejandro Hernández, de 11 años, lo sabe, pero no dudaría en obsequiarle una “varita mágica” a su madre, para que en cuestión de segundos, tenga a sus pies todo aquello que le facilite la vida a la mujer que trabaja jornadas nocturnas para alimentarlo y darle un techo.
Aunque las dificultades económicas de la casa de Alejandro son pasajeras, el niño cree que con una varita mágica su madre podría sacar dinero hasta por debajo de las piedras invocando aquella popular frase de la hada madrina de Cenicienta: “bibidi babidi bu”.
¿Qué haría una madre con una varita mágica? Para Lupita, mamá de Alejandro, la respuesta es sencilla: “cambiar los corazones de la gente mala. Qué cursi y ridículo suena, pero nada material se compara con la tranquilidad de saber que tus hijos están seguros. Los regalos son significativos, pero no reflejan que tanto nos quieren”.
EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ
Pero ¿Qué le regalarías a tu madre si tuvieras todo el dinero y el poder del mundo? Un viaje a Cancún es lo que don Carlos Montes Rosales, ebanista de oficio, le hubiera regalado a su mamá. La economía solo le permitió llevarla hasta Manzanillo antes de que su progenitora perdiera la batalla contra el cáncer.
Para Adriana Zaragoza, el mejor obsequio que le han brindado sus cinco hijos son las buenas calificaciones del colegio, dice mientras barre la banqueta en la que desde la tarde y hasta la madrugada es su área de trabajo para vender comida.
La mujer asegura que lo material no es importante si se compara con el afecto y la intención con la que el regalo llega a sus manos, pues hay otras cosas por las que sí tiene que preocuparse: “Cuando uno no tiene trabajo, cuando no tienes para darles de comer, tienes que pagar la renta y los gastos de la casa, eso es lo más desesperante para una madre”.
Entre los presentes más emotivos que ha recibido un 10 de mayo está el mariachi que la sorprendió de madrugada cantándole los temas representativos para las jefas del hogar. Aunque el tiempo no es su mejor amigo para estar al pendiente de sus hijos en cada segundo, añade que como madre de familia “No me queda más que echarle ganas y tratar de dedicarles todo el tiempo que tenga libre para estar con mis hijos, eso es el mejor regalo”.
Historias como estas se revelan cada Día de la Madre, fecha en la que algunos aprovechan para agradecerle a la patrona de la casa el esfuerzo y dedicación que día a día entregan a sus retoños, aún así sean no sean los hijos más buenos del mundo.
Eso dice José Luis Morales, que trabajando como mesero a sus 22 años, expresa que si dependiera de él no dudaría en regalarle a su mamá, Alma Gabriela: “seguridad y estabilidad, que no tuviera problemas para gastar dinero, que tuviera casa propia, carro, nada más que eso”, pero argumenta que no hay palabras ni dinero suficientes para pagarle “todo el apoyo que me da porque no soy un hijo muy ejemplar, pero siempre me ha apoyado”.
Más allá de lo material
Tal parece que la frase “regale afecto, no lo compre” es la ideología con la que algunos tapatíos piensan celebrar este 10 de Mayo, Día de las Madres. Sin importar la sorpresa e impresión que un regalo material pueda generar, hay quienes consideran que el ofrecer amor, cariño, tiempo y respeto son obsequios que no llevan un colorido moño.
No obstante, los comercios de la ciudad alistan un gran abanico de opciones para dejar a las jefas del hogar con el ojo cuadrado. Arreglos florales, joyería, ropa de temporada, tecnología y servicios personales (comida o tratamientos de belleza) son los objetos de deseo que figuran para recordarle y agradecerle a las madres, todo el esfuerzo, devoción y sacrificio que hacen por sus retoños.
Pero Luis Alberto Delgado, taquero de 33 años de edad, no piensa tanto en el regalo perfecto. Por el contrario, el convivir más tiempo con su madre Rosalía Mesa sería el mejor obsequio que pudiera darle, pues por diversos motivos, los días de charla han desaparecido: “Mi madre vive aparte, yo ya soy casado y por diferentes cosas casi no la visito”.
En eso también coincide Jorge Chávez, cuidador coches de la colonia Americana que a pesar de gozar de la etapa adulta, comenta que el mejor regalo para su mamá es que él deje de ser mal hablado, pues su vocabulario no es el más le agrade a su madre.
“El dinero no es la felicidad. Yo le regalo mejor todo mi amor, día con día. Lo mejor que le puedo dar es el hablarle bien porque soy muy mal hablado”, dice entre carcajadas al recordar los regaños de que niño vivió por ser el más travieso de sus 10 hermanos. “Yo le doy las gracias porque me hizo nacer. Me pegaba mucho cuando estaba chiquito, pero yo era bien vago”.
También hay regalos que son un poco complicados de realizar. Que ni con todo el dinero y poder del mundo son posibles de comprar, al menos en este universo y época. Alejandro Hernández, de 11 años, lo sabe, pero no dudaría en obsequiarle una “varita mágica” a su madre, para que en cuestión de segundos, tenga a sus pies todo aquello que le facilite la vida a la mujer que trabaja jornadas nocturnas para alimentarlo y darle un techo.
Aunque las dificultades económicas de la casa de Alejandro son pasajeras, el niño cree que con una varita mágica su madre podría sacar dinero hasta por debajo de las piedras invocando aquella popular frase de la hada madrina de Cenicienta: “bibidi babidi bu”.
¿Qué haría una madre con una varita mágica? Para Lupita, mamá de Alejandro, la respuesta es sencilla: “cambiar los corazones de la gente mala. Qué cursi y ridículo suena, pero nada material se compara con la tranquilidad de saber que tus hijos están seguros. Los regalos son significativos, pero no reflejan que tanto nos quieren”.
EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ