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Luminiscencia en el mar de Campeche

Descubre el secreto de este fenómeno en Xpicob, un campamento tortuguero donde los matices se mezclan para deleitar la pupila

CAMPECHE (10/OCT/2010).- Sumergimos la mano y agitamos suavemente el mar. Ligeros destellos de luz aparecen en la superficie. Esa noche, una porción del Golfo de México se colorea con tonos plateados, verdosos y azulados.

No es ninguna visión óptica, es real y se llama es bioluminiscencia. Miguel, biólogo del campamento tortuguero Xpicob en Campeche, ya está acostumbrado a observarla de julio a enero.

No es que el mar esté hechizado, más bien son los grupos de Noctilucas los que generan esas luces. Estos microorganismos forman parte del plancton que hay en las aguas saladas. En la noche suben a la superficie para alimentarse. Son sensibles al movimiento, cuando se sienten amenazados desprenden  cierta luz y es así como generan la bioluminiscencia.

Para ser testigos de este comportamiento de la naturaleza hay que abordar una panga en el muelle del campamento, e irse costeando hasta el Bajo Xpicob. La marea marca el nivel del agua, que por lo general nunca rebasa la media pierna.

Las gaviotas y los pelícanos ya duermen. Ha caído el ocaso en Campeche. Es momento de liberar algunas crías de tortuga carey, tres tortuguitas por persona. Que corran al mar por primera vez, lejos de los depredadores.

Nadan con nombre propio. Cada uno de los visitantes las bautizan y les dicen palabras bonitas, les desean suerte. Después se inspeccionan otros nidos. Para que las tortugas nazcan hay que esperar 55 días después de que la hembra incuba y las abandona a su suerte.

En un diploma queda certificada la participación como conservadores ambientales de Xpicob.

No hay olas que agiten el mar, es el mejor momento para observar la bioluminiscencia. Todo en oscuridad.

Damos patadas dentro del agua y vemos esas manchas luminiscentes. El agua es tan clara que vemos pasar algunos peces y mantarrayas, tenemos suerte y vemos un pulpo blanco.

La brisa del mar refresca la atmósfera. Regresamos al campamento y la cena está lista. Dentro de una olla de barro grande se enciende una fogata. Unas velas sobre la mesa complementan la iluminación del lugar.

Nos quitamos los zapatos para sentir la arena. Tomamos nuestra copa de vino y ponemos atención a Miguel, que nos explica las constelaciones que esa noche se pueden observar.

Comemos ostiones ahumados con queso crema, cortes de carnes frías, verduras y frutas frescas. Mientras tratamos de localizar la Osa Mayor.
Las casas de campaña están tendidas cerca de la playa. Antes de ir a dormir debemos limpiar la zona de basura. Hacemos un último recorrido para no dejar rastro de botellas de agua, envolturas de dulces y hasta las cáscaras de los cocos que abrimos y comimos por la tarde.

Mañana temprano tomaremos un temazcal. El aroma de las plantas medicinales quedará impregnado en la piel y el copal limpiará el espíritu.
Habrá tiempo para pasear en kayak y observar aves. Llegaremos de nuevo al arenal y recolectaremos los caparazones del caracol conocido como “campechanita”, chiquito y morado. No podremos llevarlo a casa, tampoco las estrellas de mar. Las devolveremos al agua para que siga creciendo el arrecife en donde practicaremos snorkel.


¿Dónde está?

Xpicob se localiza a 15 minutos de la ciudad de Campeche, en el kilómetro 185 del tramo Seybaplaya-Lerma.

Reservaciones

El costo por el recorrido nocturno es de 500 pesos por persona, en tanto que la pernoctación en el campamento es de 75 pesos.  Más información: 045 (981) 1316 958

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