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Los mejores bolsos de Louis Vuitton
Speedy, Neverfull, Noé, Alma y Saumur no pasan de moda
GUADALAJARA, JALISCO (14/DIC/2012).- Algunos bolsos parecen estar destinados al estrellato. Por más que sean nuestros compañeros de todos los días, no tienen nada de ordinario. Estos bolsos exudan estilo y más que eso: un espíritu; quizá, también, un alma.
Algunos cuentan con un pasado ilustre. Han acompañado el ir y venir de la historia, y han sobrevivido con elegancia a los caprichos de las épocas y las tendencias. Otros han escrito su propia historia exitosa, logrando prácticamente de la noche a la mañana un estatus de culto. Todos cuentan con un sentido de identidad tan fuerte que, aunque adopten diferentes tamaños, colores o materiales, su esencia permanece intacta. Estos bolsos son como individuos. Por lo tanto, es natural que los conozcamos por su nombre. Speedy, Alma, Neverfull, Noé y Saumur. Estos son los iconos de Louis Vuitton.
Un icono entre los iconos es la cartera Speedy, que se lanzó en 1930 bajo el título de Expreso. Así como su nombre evocaba esa obsesión de la época por los medios de transporte nuevos y rápidos, su forma reflejaba la pasión preponderante por la fusión armónica entre la forma y la función. Rápidamente el diseño se rebautizó con el nombre de Speedy, que en sus múltiples encarnaciones modernas sublima el bolso urbano por excelencia: es amplio, pero no excesivo; femenino, pero no aniñado; modesto y, al mismo tiempo, completamente sofisticado.
El más parisino de los iconos nació como la Cartera de Gaston-Louis Vuitton, en 1934. Lo sutil de los cambios vio su renacer, primero como Champs-Elysées, luego como Alma, denominada así en honor a la elegante plaza rodeada de árboles donde la Avenue Montaigne se encuentra con el río Sena.
Sus líneas arquitectónicas y llamativas, inspiradas por el movimiento Art Déco, son tan modernas hoy en día como lo fueron hace un siglo, ofreciendo la estructura perfecta para las reinterpretaciones de diseño, desde el lienzo de monograma hasta el alucinante cuero Epi.
Un modelo nunca fue mejor nombrado: Neverfull es el bolso de viaje consumado, siempre dispuesto a recibir ese objeto extra, ya sea una laptop, una revista, un libro, un suéter o un biberón. Ingeniosamente sencillo y sencillamente ingenioso, su trazo –dos manijas finas, dos encajes que las sujetan cuidadosamente– es tan modesto como inteligente. Su utilidad; sin embargo, es imposible de exagerar. En la cuidad, en la playa, perfectamente plegada en el equipaje por si resulta necesario un bolso extra... Neverfull nunca pasa de moda.
En 1932, un fabricante de Champagne le pidió a Gaston-Louis Vuitton que diseñara una cartera que pudiera transportar, con mucho estilo, cinco botellas de Champagne. Su respuesta fue la cartera Noé, una creación con sello de trascendencia atemporal, simple, fruncida, fina y amplia, ornamentada con un distintivo cordel de cuero.
En las últimas décadas, el bolso Noé, además de Champagne, ha transportado incontables tesoros. Su enigmático nombre; sin embargo, aún lleva el secreto de sus orígenes: después de la inundación, cuando Noé dejó el Arca, plantó viñas. Un homenaje discreto al incitador de un icono.
¡Ah, el encanto del jinete eterno! Nombrado para rendir homenaje a la ciudad de Saumur, y por su famosa escuela de equitación con fama mundial, este diseño “de raza” se relaciona con la forma de la silla de montar.
Derivada de una cartera de cazador, sus dos compartimientos, abrochados firmemente a un lado, y su tira de bando casual, la convierten en la elección perfecta para las mujeres que atraviesan la vida con estilo y mucho espíritu, llevando a cada momento la elegancia indiferente y veloz del jinete.
Algunos cuentan con un pasado ilustre. Han acompañado el ir y venir de la historia, y han sobrevivido con elegancia a los caprichos de las épocas y las tendencias. Otros han escrito su propia historia exitosa, logrando prácticamente de la noche a la mañana un estatus de culto. Todos cuentan con un sentido de identidad tan fuerte que, aunque adopten diferentes tamaños, colores o materiales, su esencia permanece intacta. Estos bolsos son como individuos. Por lo tanto, es natural que los conozcamos por su nombre. Speedy, Alma, Neverfull, Noé y Saumur. Estos son los iconos de Louis Vuitton.
Un icono entre los iconos es la cartera Speedy, que se lanzó en 1930 bajo el título de Expreso. Así como su nombre evocaba esa obsesión de la época por los medios de transporte nuevos y rápidos, su forma reflejaba la pasión preponderante por la fusión armónica entre la forma y la función. Rápidamente el diseño se rebautizó con el nombre de Speedy, que en sus múltiples encarnaciones modernas sublima el bolso urbano por excelencia: es amplio, pero no excesivo; femenino, pero no aniñado; modesto y, al mismo tiempo, completamente sofisticado.
El más parisino de los iconos nació como la Cartera de Gaston-Louis Vuitton, en 1934. Lo sutil de los cambios vio su renacer, primero como Champs-Elysées, luego como Alma, denominada así en honor a la elegante plaza rodeada de árboles donde la Avenue Montaigne se encuentra con el río Sena.
Sus líneas arquitectónicas y llamativas, inspiradas por el movimiento Art Déco, son tan modernas hoy en día como lo fueron hace un siglo, ofreciendo la estructura perfecta para las reinterpretaciones de diseño, desde el lienzo de monograma hasta el alucinante cuero Epi.
Un modelo nunca fue mejor nombrado: Neverfull es el bolso de viaje consumado, siempre dispuesto a recibir ese objeto extra, ya sea una laptop, una revista, un libro, un suéter o un biberón. Ingeniosamente sencillo y sencillamente ingenioso, su trazo –dos manijas finas, dos encajes que las sujetan cuidadosamente– es tan modesto como inteligente. Su utilidad; sin embargo, es imposible de exagerar. En la cuidad, en la playa, perfectamente plegada en el equipaje por si resulta necesario un bolso extra... Neverfull nunca pasa de moda.
En 1932, un fabricante de Champagne le pidió a Gaston-Louis Vuitton que diseñara una cartera que pudiera transportar, con mucho estilo, cinco botellas de Champagne. Su respuesta fue la cartera Noé, una creación con sello de trascendencia atemporal, simple, fruncida, fina y amplia, ornamentada con un distintivo cordel de cuero.
En las últimas décadas, el bolso Noé, además de Champagne, ha transportado incontables tesoros. Su enigmático nombre; sin embargo, aún lleva el secreto de sus orígenes: después de la inundación, cuando Noé dejó el Arca, plantó viñas. Un homenaje discreto al incitador de un icono.
¡Ah, el encanto del jinete eterno! Nombrado para rendir homenaje a la ciudad de Saumur, y por su famosa escuela de equitación con fama mundial, este diseño “de raza” se relaciona con la forma de la silla de montar.
Derivada de una cartera de cazador, sus dos compartimientos, abrochados firmemente a un lado, y su tira de bando casual, la convierten en la elección perfecta para las mujeres que atraviesan la vida con estilo y mucho espíritu, llevando a cada momento la elegancia indiferente y veloz del jinete.