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Los estromatolitos de Cuatro Ciénegas
Un tesoro de la naturaleza que se encuentra en peligro ante el descuido de las autoridades y la contaminación del lugar
GUADALAJARA, JALISCO (01/NOV/2015).- Los estromatolitos son unos pequeñísimos bichos milenarios de medidas micrométricas, que habiendo existido en la faz de la tierra por más de (atención) ¡Tres mil 500 millones de años! tienen nada menos que el mérito de haber sido los creadores de la atmosfera que respiramos, y creadores de la vida primigenia en el planeta.
El nombre de estromatolitos viene de (stroma-cama, y lithos-piedra) porque su apariencia es la de una compacta superficie porosa que lentamente ha sido formada (como si fuera un coral) por los desechos carbonatados de las famosas cianobacterias (pequeñísimas algas verde-azuladas) quienes, al consumir los gases extraños del ambiente comenzaron a producir, por medio de la fotosíntesis (como las plantas actuales) nuestro invaluable oxígeno creador de vida, y la mismísima atmósfera que nos envuelve. Lo más extraño de este caso, es que todavía las podemos encontrar idénticas —y vivitas y coleando— en las extrañas pozas de Cuatro Ciénegas en Coahuila.
Cuatro Ciénegas es una región del “Desierto de Chihuahua” donde, hace unos 50 millones de años, cuando se formaron los continentes y emergieron estas tierras, una parte del mar quedó atrapada entre ellas, haciendo que este extrañísimo fenómeno geológico y biológico sucediera en las tierras del norte mexicano.
Geológico, porque estos valles formados por las altas montañas que al chocar unas contra otras, capturaron en su seno un gran manto de las aguas someras del antiguo mar; que de vez en cuando surge —unas veces dulce y otras salada— de las pozas y manantiales que se encuentran prodigiosamente diseminadas por el desierto. Y Biológico, porque en estas aguas subterráneas se han podido conservar ¡vivas! las extrañas plantas (estromatolitos) y animales (peces cíclidos y tortugas de bisagra p.e.) algunos de ellos provenientes de períodos tan antiguos como los orígenes de la vida misma en el planeta. (3,500 millones de años).
Sin embargo… los señores productores de la Leche Lala, al perforar y extraer el agua para regar sus plantíos de alfalfa para la crianza de su ganado, están haciendo que estas pozas disminuyan peligrosamente sus niveles; y algunas de ellas —como la laguna Churinze— han llegado a secarse completamente.
Las autoridades correspondientes… unas se hacen de la vista gorda; y otras aseveran —como siempre— que… no pasa nada. (?). Habrá que preguntarle esto a la eminente científica Valeria Sousa, que ha invertido varias décadas de su vida (a Elena Poniatowska le consta) luchando —junto con los habitantes de la región— contra los dueños, las leyes y las autoridades para salvar este tesoro que tan vívidamente nos relata la historia del planeta.
Pero… pregunto yo: ¿Pensarán estas gentes que son eternos y nunca se van a ir de este planeta? ¿Para que es el deseo de acumular dinero estropeando el mundo que les fue prestado? Esto se muere y se murió, punto.
Ellos mismos también morirán muy pronto, junto con sus floridos campos que no podrán soportar (lo saben) la cantidad de compuestos salinos que contiene esta agua. Se cambiarán los campos a otras nuevas tierras, y dejarán a estas yermas y secas, acabando así con millones de años de historia. Fin del capítulo.
Pregunto… ¿Para qué? ¿Qué no saben que esto es un desierto y que esta agua es un antiguo fósil extraño? y, ¿qué no saben que este no es un fértil valle en donde puedan pastar sus vacas? ¿Qué no podrán moverse a los lugares adecuados antes de que sea tarde? ¿Qué no podremos hacer las cosas bien en nuestro México?
Ojalá… Ojalá recapaciten dueños y autoridades, y podamos estar a tiempo de salvar esta invaluable reliquia de millones de años de antigüedad.
Afortunadamente ahora existen valiosos elementos como la admirable Valeria Sousa, o Pronatura Noreste por ejemplo, que están luchando por la protección de estos invaluables lugares del periodo Cámbrico. Ojalá.
NB: A Cuatro Ciénegas se puede llegar directamente desde Monterrey o de Saltillo vía Monclova, recorriendo unos 300 Km. aproximadamente; y desde Torreón directamente, recorriendo unos 220 Km. por carretera.
pfs@telmexmail.com
El nombre de estromatolitos viene de (stroma-cama, y lithos-piedra) porque su apariencia es la de una compacta superficie porosa que lentamente ha sido formada (como si fuera un coral) por los desechos carbonatados de las famosas cianobacterias (pequeñísimas algas verde-azuladas) quienes, al consumir los gases extraños del ambiente comenzaron a producir, por medio de la fotosíntesis (como las plantas actuales) nuestro invaluable oxígeno creador de vida, y la mismísima atmósfera que nos envuelve. Lo más extraño de este caso, es que todavía las podemos encontrar idénticas —y vivitas y coleando— en las extrañas pozas de Cuatro Ciénegas en Coahuila.
Cuatro Ciénegas es una región del “Desierto de Chihuahua” donde, hace unos 50 millones de años, cuando se formaron los continentes y emergieron estas tierras, una parte del mar quedó atrapada entre ellas, haciendo que este extrañísimo fenómeno geológico y biológico sucediera en las tierras del norte mexicano.
Geológico, porque estos valles formados por las altas montañas que al chocar unas contra otras, capturaron en su seno un gran manto de las aguas someras del antiguo mar; que de vez en cuando surge —unas veces dulce y otras salada— de las pozas y manantiales que se encuentran prodigiosamente diseminadas por el desierto. Y Biológico, porque en estas aguas subterráneas se han podido conservar ¡vivas! las extrañas plantas (estromatolitos) y animales (peces cíclidos y tortugas de bisagra p.e.) algunos de ellos provenientes de períodos tan antiguos como los orígenes de la vida misma en el planeta. (3,500 millones de años).
Sin embargo… los señores productores de la Leche Lala, al perforar y extraer el agua para regar sus plantíos de alfalfa para la crianza de su ganado, están haciendo que estas pozas disminuyan peligrosamente sus niveles; y algunas de ellas —como la laguna Churinze— han llegado a secarse completamente.
Las autoridades correspondientes… unas se hacen de la vista gorda; y otras aseveran —como siempre— que… no pasa nada. (?). Habrá que preguntarle esto a la eminente científica Valeria Sousa, que ha invertido varias décadas de su vida (a Elena Poniatowska le consta) luchando —junto con los habitantes de la región— contra los dueños, las leyes y las autoridades para salvar este tesoro que tan vívidamente nos relata la historia del planeta.
Pero… pregunto yo: ¿Pensarán estas gentes que son eternos y nunca se van a ir de este planeta? ¿Para que es el deseo de acumular dinero estropeando el mundo que les fue prestado? Esto se muere y se murió, punto.
Ellos mismos también morirán muy pronto, junto con sus floridos campos que no podrán soportar (lo saben) la cantidad de compuestos salinos que contiene esta agua. Se cambiarán los campos a otras nuevas tierras, y dejarán a estas yermas y secas, acabando así con millones de años de historia. Fin del capítulo.
Pregunto… ¿Para qué? ¿Qué no saben que esto es un desierto y que esta agua es un antiguo fósil extraño? y, ¿qué no saben que este no es un fértil valle en donde puedan pastar sus vacas? ¿Qué no podrán moverse a los lugares adecuados antes de que sea tarde? ¿Qué no podremos hacer las cosas bien en nuestro México?
Ojalá… Ojalá recapaciten dueños y autoridades, y podamos estar a tiempo de salvar esta invaluable reliquia de millones de años de antigüedad.
Afortunadamente ahora existen valiosos elementos como la admirable Valeria Sousa, o Pronatura Noreste por ejemplo, que están luchando por la protección de estos invaluables lugares del periodo Cámbrico. Ojalá.
NB: A Cuatro Ciénegas se puede llegar directamente desde Monterrey o de Saltillo vía Monclova, recorriendo unos 300 Km. aproximadamente; y desde Torreón directamente, recorriendo unos 220 Km. por carretera.
pfs@telmexmail.com