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Histrionismo, sufrimiento de doble cara

El drama es lo que prevalece cuando se quiere ser el centro del universo

GUADALAJARA, JALISCO (07/JUN/2013).-“Dime de qué presumes y te diré de que careces”, es un dicho popular que atenta contra el ego de aquellas personas que ostentan de tenerlo y poderlo todo. La presunción no siempre es reflejo de la verdad y poder, muy por el contrario: presumir logros y capacidades puede significar una autoestima dañada y sobrevalorada.

Es sabido que el comportamiento de una persona varía dependiendo de su entorno de convivencia. Todos emplean distintas “máscaras” o actitudes si es que se está en la oficina, en casa, en la calle; es decir, en cualquier tipo de realción que se establezca.

Estos cambios de conductas son consideradas normales siempre y cuando la persona se comporte moralmente en su forma de actuar y beneficiarse de los demás, con honestidad y “buena fe”. El problema viene cuando el individuo sobreexplota sus máscaras y tiene que ser el protagonista en la vida de los demás.

Así pasa con el histrionismo, un trastorno en el que la personalidad se transforma en un frágil papel que se rompe ante la menor provocación. El resultado: drama e irritación contenidos en una olla de presión.

Para la terapeuta y psicóloga clínica, Rosa Chávez Cárdenas, el trastorno histriónico carga con muchas vertientes conductuales que repercuten en el raciocinio y estabilidad de la persona afectada, al grado de provocar rompimientos interpersonales, dificultades de socialización y frustración económica y laboral.

Drama alquilado

Aunque el trastorno histriónico puede confundirse con actitudes muy presentes y normales –hasta cierto punto– en la infancia, la también escritora nacida en Sayula y autora de publicaciones como Recupera el sentido de tu vida, señala que la persona histriónica es un manojo de comportamientos explosivos, sentimientos reprimidos, erráticos y con altos índices de infelicidad.

El trastorno histriónico es una enfermedad que interviene directamente en el funcionamiento cerebral y corporal. Existen situaciones cotidianas –laborales y de familia– que logran que la persona se “salga de sus casillas” y arme un zafarrancho que culmina en gritos, un pataleo de enojo y quizá un enfurecimiento o tristeza que en cuestión de días se esfuma.

Sin embargo, el histrionismo va más allá y su principal amigo es la victimización, característica que gobierna el sentir de la persona. Por ejemplo, alguien histriónico tiende a ser vulnerable en un tronar de dedos, una negación hecha a su petición significa que el mundo está en su contra.

A decir de Rosa Chávez Cárdenas, este trastorno altera la realidad y percepción de las acciones y sus consecuencias. Lo más común es que se presenten patrones de comportamiento y reacción como un estilo de vida.

Entre los principales “síntomas” o reflejos que manifiesta el histriónico, está la no aceptación de sus errores y limitantes, por lo que culpar a los demás de sus fracasos y obstáculos es una constante que desencadena otras actitudes, como la llamada proyección, en la que histriónico ve lo que no le gusta de él mismo reflejado en otras personas.

Otra señal incipiente es que como creen que el mundo gira a su alrededor, es constante la búsqueda de aceptación, intentan que su entorno erija un monumento en su honor y enaltezcan sus buenas acciones, situaciones que para el resto de las personas pueden parecer cotidianas.

En esa búsqueda de aceptación, incluso se llega al soborno psicológico y material, expresa Chávez Cárdenas y detalla que el histriónico busca ser del agrado de los demás cayendo en los excesos de la adulación y regalos materiales, esto con el fin de conseguir sus objetivos a costa de cualquier cosa, incluso la humillación.

De aquí que la victimización estalle en frustración, depresión y resentimiento, para que en la mente se formule la idea de que todo el mundo está en su contra y nadie comprende su sentir, pues el histriónico es el que siempre ve por los demás, el que se sacrifica, entrega todo lo que tiene y siempre está a la disposición.

Simples mortales


Cuando el histriónico es tratado como cualquier mortal, su comportamiento se endurece adquiriendo actitudes autoritarias, a toda costa busca la forma de llamar la atención o hacerse notar presumiendo de sus facultades o logros, incluso en su forma de vestir. Por lo general se inmiscuyen en temas que no son de su incumbencia y creen ser los “voceros” oficiales de información privilegiada para que la gente acuda en su búsqueda bajo ese pretexto: “Siempre hay una lucha de poder, de ser los favoritos, los consentidos”.

Rosa Chávez señala que estas acciones son el reflejo de una autoestima baja, un ego débil o inquebrantable.

Cuando el histriónico contiene su ira o tristeza, el organismo también reacciona negativamente con una somatización, en la que el cuerpo comienza a presentar dolores y malestares que pueden ocasionar desde un simple dolor de cabeza, hasta temblores, parálisis o infartos.

Diagnóstico oportuno

La también terapeuta neural y homeópata con más de 25 años de experiencia, Rosa Chávez Cárdenas, advierte los trastornos se dividen en dos campos: los relacionados a la psicosis (con esquizofrenias, paranoia y bipolaridad) y la neurosis, aquella que incluye comportamientos obsesivos, compulsivos y adicciones, como la ludopatía, necesidad de comprar cosas, y fijación por mantener todo en orden y limpio.

Aunque las conductas y máscaras del histriónico se develan conforme se aumenta de edad, es en la infancia cuando comienza a construirse el tipo de personalidad que se tendrá en el futuro, siendo, en ocasiones la misma familia que alimenta (inconscientemente) el trastorno histriónico.

No necesariamente se tiene que vivir en una familia disfuncional para dar por hecho las deficiencias conductuales que el individuo tendrá, pero si los padres no marcan reglas, control en horarios y actividades, así como el rol de cada integrante (autoridad paternal, limitantes materiales y consentimientos), lo más seguro es que durante la adolescencia la personalidad tope con un desequilibrio que siga de por vida.

La presión de la moda influye directamente en la creación de patrones histriónicos, como lo hacen las redes sociales, que en algunas ocasiones solamente son utilizadas para presumir lo que se tiene y hace cada minuto, con el propósito de que los demás vean y anhelen lo que el histriónico cuelga en la pantalla.

Este patrón de conducta requiere de atención especializada, pues de no atenderse puede –en algunos casos– las personas con este trastorno pueden atentar contra sí mismas o quienes les rodean.

Padecimiento unisex

Anteriormente se creía que sólo a la mujer le venía muy bien el drama, el lloriqueo y el protagonismo, pero Rosa Chávez señala que el trastorno histriónico también afecta a los hombres, sin importar su estado social ni cultural.

Para luchar contra el trastorno histriónico hay terapias, lo básico es que el paciente acepte que padece un desorden emocional para romper con los pensamientos erráticos y el pensamiento de que el mundo está en su contra.

Primero habrá que valorar y estabilizar la autoestima y su percepción del “yo” interno, para dejar atrás la agresividad, temores e inseguridades.

La especialista recomienda que las personas cercanas al histriónico logren también una apertura mental para comprender los procesos y carencias de éste, procurando no tomar las cosas de manera personal y dejando un camino abierto al diálogo y la reconciliación.

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En contacto

Rosa Chávez Cárdenas es terapeuta familiar, homeópata y autora de los libros Los padres malabaristas, Recupera el sentido de tu vida, Discapacidad... encontrarle sentido al dolor y Ciencia y Filosofía de la Homeopatía; sus raíces y su futuro.

Puedes contactarla a través de www.rosachavez.com.mx o en el teléfono 3632-3166.

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