Suplementos
Entre sabores y aromas
Toma las maletas, prepara las copas y lánzate a dar un paseo por 'La ruta del vino' en Ensenada, Baja California
GUADALAJARA, JALISCO (03/JUN/2012).- El mes de agosto es esperado tanto por los avecindados de Valle de Guadalupe, como por los turistas amantes del buen vino. Los viñedos en este mes lucen en su máximo esplendor. Racimos de uvas maduras cuelgan de los arbustos; es tiempo de que este municipio de Ensenada se vista de fiesta; es, sin duda, la mejor época del año para acudir a esta población.
Hablar de vino, de la producción de este fermentado en México, es ir directamente a este pueblo de Baja California. No hay más, el vino, las casas vitivinícolas y los paseos por los viñedos son el principal atractivo de este lugar. Es tal, que incluso se le conoce a esta región como “La ruta del vino”.
A unos 30 kilómetros de Ensenada, ahí comienza la experiencia. Es un pueblo con historia, sí, pues su descubrimiento data del año 1795. Más tarde, a principios de 1900, arribaron al lugar cientos de familias de origen ruso y así empezó la tarea que hoy en día es el distintivo de esta población: la vitivinicultura.
Se llega por una carretera angosta, no es del todo cómoda, pero sí permite apreciar paisajes campiranos que rodean a este sitio. La postal de los viñedos es algo inevitable, pero también lo más buscado por los turistas que visitan el lugar.
Entre sus calles, probar uvas es lo más común del mundo; hay millones de ellas en esa región. Las opciones de entretenimiento están cargo en su mayoría de las casas vitivinícolas; haciendas añejas y productoras de vino son el centro de atención.
La alegría de la “vendimia”
En agosto arranca la “Fiesta de la vendimia”, el temporal da a los viñedos nueva vida para realizar un festín vinícola grande, lleno de sabor y, claro, de mucho vino.
La celebración de la “vendimia” se vive ahí con los sentidos y con el corazón. Escuchar la pasión con que se habla de un buen vino, oler y sentir sus bondades y, claro, paladear las mejores reservas.
Aquí, en el Valle de Guadalupe, se abre un espacio al romanticismo, que da pie para recorrer los viñedos durante el crepúsculo, a caminar y respirar profundamente bajo un cielo abierto, al deleite de estar realmente vivos.
Es la fiesta más grande del pueblo; llega gente de todos los lugares, tanto de nuestro país como del extranjero. Esta celebración añeja fue tomada de la antigua Grecia, donde la cosecha de la uva sigue siendo motivo suficiente para dar paso a la algarabía, aunque en nuestro país, apenas va aproximadamente una década que se celebra, pero la aceptación de propios y extraños que ésta ha conseguido, la ha posicionado en el ámbito internacional.
Durante las fiestas de la vendimia se ofrecen visitas enológicas guiadas por los viñedos y bodegas de la región, las cuales son una magnífica oportunidad para apreciar el proceso de elaboración de estos deliciosos caldos. Cada viñedo tiene su encanto, así como cada vinícola su reserva especial, y ahí queda un espacio para el gusto de cada cual. Lo mejor es visitar y probar de todos.
Y si bien es durante esta fiesta que las puertas de las casas vinícolas se abren de par en par a razón de la celebración, la verdad es que es posible acceder a ellas en otras épocas del año para poder disfrutar de una buena cata de vino.
Diversión más allá del vino
Imagine que el paisaje de las rutas vinícolas, los enormes viñedos cargados de uvas y las fincas de las haciendas de estas casas productoras, serán su único contexto para pasar un día de aventura.
La posibilidad de llevar a cabo el campismo también es un aternativa en este lugar y San Antonio Nécua el sitio más recomendado para ello.
Por la carretera transpeninsular número uno, se llega al puente de El Sauzal. Desvíate al Noreste tomando la carretera tres rumbo al Valle de Guadalupe. Asegúrate de pasar por los siguientes poblados, pero sin meterte en ellos: San Antonio de Las Minas y Francisco Zarco.
San Antonio Nécua es un poblado habitado por la comunidad indígena Kumiai. Se localiza a la orilla noroeste de Valle de Guadalupe. Ahí, los Kumiai ofrecen un área especial para acampar, cubierta en su mayoría por frondosos árboles. Cada sitio para pernoctar está debidamente equipado con asadores, baños y duchas.
Ahí mismo se encuentra un museo de artesanías de dicha comunidad, donde se oferta a muy buen precio bisutería y canastas, entre otros productos hechos por los Kumiai.
Museo comunitario ruso
El edificio que lo alberga fue construido en 1905 como casa habitación. Abrió sus puertas como museo el 1 de agosto de 1991 con un concepto museográfico asesorado por el Museo de las Californias.
Mediante diversos elementos, tales como vestimentas y fotografías, ofrece un panorama general de la migración, la fundación y la vida cotidiana de la colonia rusa en Valle de Guadalupe. Cuenta con tienda, cafetería y restaurante. Además, organiza cursos de artesanías para niños y jóvenes.
Toma nota
Un largo recorrido
Para llegar a Ensenada hay que prepararse para pasar largas horas en el auto: viaja de Guadalajara a Mazatlán, ahí subre a un ferry a La Paz, de ahí podrás aprovechar para disfrutar de diversos poblados, como Villa Constitución, Santa Rosalía, Mulege, Loreto y Guerrero Negro, entre otros, hasta llegar a Ensenada, donde se encuentra Valle de Guadalupe.
Aprovecha y disfruta de los bellos paisajes, incluso podrás pernoctar antes de llegar a tu destino.
Para saber
Oferta Hotelera
- Hotel Hacienda Guadalupe (150 dólares por noche).
www.haciendaguadalupehotel.com
- Adobe Guadalupe (193 dólares por habitación).
www.adobeguadalupe.com
- Casa de Guadalupe (entre 140 y 160 dólares por noche).
www.casadeguadalupe.com
- Mesón del Vino (entre 50 y 80 dólares por noche).
www.hotelmesondelvino.com
- Villa del Valle (entre 175 y 195 dólares por dos personas por noche).
www.lavilladelvalle.com
- Rancho El Parral (entre 150 y 160 dólares por noche).
www.ranchoelparral.com
Los precios varían según la temporada.
Hablar de vino, de la producción de este fermentado en México, es ir directamente a este pueblo de Baja California. No hay más, el vino, las casas vitivinícolas y los paseos por los viñedos son el principal atractivo de este lugar. Es tal, que incluso se le conoce a esta región como “La ruta del vino”.
A unos 30 kilómetros de Ensenada, ahí comienza la experiencia. Es un pueblo con historia, sí, pues su descubrimiento data del año 1795. Más tarde, a principios de 1900, arribaron al lugar cientos de familias de origen ruso y así empezó la tarea que hoy en día es el distintivo de esta población: la vitivinicultura.
Se llega por una carretera angosta, no es del todo cómoda, pero sí permite apreciar paisajes campiranos que rodean a este sitio. La postal de los viñedos es algo inevitable, pero también lo más buscado por los turistas que visitan el lugar.
Entre sus calles, probar uvas es lo más común del mundo; hay millones de ellas en esa región. Las opciones de entretenimiento están cargo en su mayoría de las casas vitivinícolas; haciendas añejas y productoras de vino son el centro de atención.
La alegría de la “vendimia”
En agosto arranca la “Fiesta de la vendimia”, el temporal da a los viñedos nueva vida para realizar un festín vinícola grande, lleno de sabor y, claro, de mucho vino.
La celebración de la “vendimia” se vive ahí con los sentidos y con el corazón. Escuchar la pasión con que se habla de un buen vino, oler y sentir sus bondades y, claro, paladear las mejores reservas.
Aquí, en el Valle de Guadalupe, se abre un espacio al romanticismo, que da pie para recorrer los viñedos durante el crepúsculo, a caminar y respirar profundamente bajo un cielo abierto, al deleite de estar realmente vivos.
Es la fiesta más grande del pueblo; llega gente de todos los lugares, tanto de nuestro país como del extranjero. Esta celebración añeja fue tomada de la antigua Grecia, donde la cosecha de la uva sigue siendo motivo suficiente para dar paso a la algarabía, aunque en nuestro país, apenas va aproximadamente una década que se celebra, pero la aceptación de propios y extraños que ésta ha conseguido, la ha posicionado en el ámbito internacional.
Durante las fiestas de la vendimia se ofrecen visitas enológicas guiadas por los viñedos y bodegas de la región, las cuales son una magnífica oportunidad para apreciar el proceso de elaboración de estos deliciosos caldos. Cada viñedo tiene su encanto, así como cada vinícola su reserva especial, y ahí queda un espacio para el gusto de cada cual. Lo mejor es visitar y probar de todos.
Y si bien es durante esta fiesta que las puertas de las casas vinícolas se abren de par en par a razón de la celebración, la verdad es que es posible acceder a ellas en otras épocas del año para poder disfrutar de una buena cata de vino.
Diversión más allá del vino
Imagine que el paisaje de las rutas vinícolas, los enormes viñedos cargados de uvas y las fincas de las haciendas de estas casas productoras, serán su único contexto para pasar un día de aventura.
La posibilidad de llevar a cabo el campismo también es un aternativa en este lugar y San Antonio Nécua el sitio más recomendado para ello.
Por la carretera transpeninsular número uno, se llega al puente de El Sauzal. Desvíate al Noreste tomando la carretera tres rumbo al Valle de Guadalupe. Asegúrate de pasar por los siguientes poblados, pero sin meterte en ellos: San Antonio de Las Minas y Francisco Zarco.
San Antonio Nécua es un poblado habitado por la comunidad indígena Kumiai. Se localiza a la orilla noroeste de Valle de Guadalupe. Ahí, los Kumiai ofrecen un área especial para acampar, cubierta en su mayoría por frondosos árboles. Cada sitio para pernoctar está debidamente equipado con asadores, baños y duchas.
Ahí mismo se encuentra un museo de artesanías de dicha comunidad, donde se oferta a muy buen precio bisutería y canastas, entre otros productos hechos por los Kumiai.
Museo comunitario ruso
El edificio que lo alberga fue construido en 1905 como casa habitación. Abrió sus puertas como museo el 1 de agosto de 1991 con un concepto museográfico asesorado por el Museo de las Californias.
Mediante diversos elementos, tales como vestimentas y fotografías, ofrece un panorama general de la migración, la fundación y la vida cotidiana de la colonia rusa en Valle de Guadalupe. Cuenta con tienda, cafetería y restaurante. Además, organiza cursos de artesanías para niños y jóvenes.
Toma nota
Un largo recorrido
Para llegar a Ensenada hay que prepararse para pasar largas horas en el auto: viaja de Guadalajara a Mazatlán, ahí subre a un ferry a La Paz, de ahí podrás aprovechar para disfrutar de diversos poblados, como Villa Constitución, Santa Rosalía, Mulege, Loreto y Guerrero Negro, entre otros, hasta llegar a Ensenada, donde se encuentra Valle de Guadalupe.
Aprovecha y disfruta de los bellos paisajes, incluso podrás pernoctar antes de llegar a tu destino.
Para saber
Oferta Hotelera
- Hotel Hacienda Guadalupe (150 dólares por noche).
www.haciendaguadalupehotel.com
- Adobe Guadalupe (193 dólares por habitación).
www.adobeguadalupe.com
- Casa de Guadalupe (entre 140 y 160 dólares por noche).
www.casadeguadalupe.com
- Mesón del Vino (entre 50 y 80 dólares por noche).
www.hotelmesondelvino.com
- Villa del Valle (entre 175 y 195 dólares por dos personas por noche).
www.lavilladelvalle.com
- Rancho El Parral (entre 150 y 160 dólares por noche).
www.ranchoelparral.com
Los precios varían según la temporada.