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En el corazón de Los Altos
Aprovecha unos días en un tranquilo pueblo y haz a un lado el estrés de la ciudad
GUADALAJARA, JALISCO (29/ABR/2012).- Aún se ven por la tarde, a eso de las seis o siete –antes de pardear– las mujeres de edad madura acomodando sus sillas y equipales en la banqueta, afuera de sus casas, para platicar, mientras algunas aprovechan para echar agua al adoquín que adorna las calles del pueblo de Acatic.
En el trayecto a esta población, llaman la atención los grupos de peregrinos que a borde de carretera andan un largo trayecto, su objetivo: Tepatitlán. Es fecha en que este municipio celebra sus fiestas más grandes, dirigidas al Señor de la Misericordia. Se ve caminando a personas de todas las edades, incluidas carriolas que van de vez en vez “toreando” el zumbido de los tráilers y autos que pasan desapercibidos. Otros tantos, tocan el claxón y alzan el pulgar, en señal de aliento a los sedientos peregrinos.
Ésta es la primera imagen que se percibe durante el trayecto a Acatic, especialmente en estas fechas.
A mitad del camino entre Zapotlanejo y Tepatitlán, delante de Hacienda Piedra Amarilla, ahí está el letrero que anuncia la desviación a Acatic. Son escasos 10 minutos para llegar al pueblo y empezar a cruzar por la calle que parte al municipio en dos: la Avenida General Pablo Rodríguez.
Esa misma calle lleva al corazón de Acatic. Su plaza de armas espera ahí, quieta entre semana, serena, cual si fuere un lugar fantasma donde sólo se aprecian algunos hombres de sombrero ancho conversando en alguna que otra banca de la plaza.
Al centro y rodeado de árboles y palmeras, está su quiosco. Alzando un poco la mirada se puede apreciar la parte más alta de la torre del templo de La Virgen de la Candelaria, el santuario del municipio en que veneran propios y extraños a esta imagen religiosa.
Su plaza está rodeada por tres hileras de portales. Antiguos, pero eso sí, llenos de historia. Una de las fachadas de estos portales fue nombrada por los oriundos como los Portales del 8 de diciembre, esto, con motivo del severo enfrentamiento que sostuvieron en 1923 cristeros y gobierno.
Curiosamente ahí, en estos portales, luce una puerta vieja de madera casi podrida; una fachada amarillenta que es la guarida de la Cantina de Willy, la más procurada y famosa del lugar. Ir a Acatic y no beber una copa en este sitio, es prácticamente imperdonable.
Adelante, al final de la plaza, está el refugio de la imagen más venerada por los que ahí viven: la Virgen de La Candelaria. La construcción de éste, su templo, data del siglo XVI. En su atrio se puede apreciar una torre que sostiene al Cristo Rey, el monumento religioso más conocido en Acatic. Un poco más atrás, justo a un costado de la Presidencia Municipal, se encuentra en único hotel del pueblo: Real del Marqués.
De paso también hay aventura
A pesar de que Acatic carece de oferta hotelera, esto lo compensa con un sitio especial en que el Gobierno municipal ha puesto especial énfasis por mantenerlo como un sitio digno de todos sus visitantes. Se trata del Parque Ecológico, un espacio que parece no tener fin por lo amplio que es.
En él es idóneo pasar un día de campo con la familia, pues las instalaciones ofrecen asadores, juegos infantiles y canchas deportivas donde la recreación forma parte de la aventura. Árboles como el sauce llorón, y algunos pinos, decoran el sitio.
Por esa misma calle central, la de General Pablo Rodríguez, se llega al borde de la barranca denominada “Río Verde”. Hay que conducir en auto (preferentemente un vehículo alto, de tipo pick up) cerca de siete kilómetros partiendo de la orilla de Acatic. El camino en primera instancia se presenta accesible, hasta llegar al borde de la barranca.
Un mirador con otro Cristo Rey que parece vigilar este gran cañón natural, ofrece una vista panorámica de la barranca.
Más allá del espectáculo de la vista, hay otra actividades a desarrollar allá; abajo existen algunas cabañas para pernoctar e incluso una balneario, pero el acceso es un poco difícil por lo sinuoso del camino.
Hasta donde es viable llegar, se encuentra una capilla, pequeña, humilde, con apenas cinco hileras de bancas; ahí se venera una imagen de la Virgen de Guadalupe, pero parece estar abandonada, sola, a pesar de que se aprecia limpia en su interior y, claro, abierta al público.
De fiesta
La principal celebración de este municipio llega el 2 de febrero, día en que se celebra a la virgen de La Candelaria. Acatic se viste de algarabía con su festín más grande, que, por cierto, aún conserva la tradición pueblerina de que las mujeres caminan alrededor de la plaza de un lado, mientras que los caballeros lo hacen en sentido opuesto.
Bailes, presentaciones artísticas y un sinfín de actividades se pueden disfrutar en esta fiesta.
Para el paladar
La fuerte actividad ganadera de Acatic permite gozar de una gastronomía que, si bien es cierto que no es amplia, resulta muy rica. Las carnitas de cerdo son uno de los platos más buscados por los visitantes. Existe también el llamado pan de agua, que una especie de bolillo con una preparación distinta a la normal.
El cultivo de la chía como principal actividad agrícola de esta población, es también motivo para aprovechar sus bondades, así que no te vayas sin probar alguna bebida que contenga la semilla.
TOMA NOTA
Así llegas
Toma la carretera a Tepatitlán. Por la libre, pasando Zapotlanejo, a la izquierda, está la desviación a Acatic. Piedra Amarilla y Capilla de Milpillas, son puntos de referencia.
En el trayecto a esta población, llaman la atención los grupos de peregrinos que a borde de carretera andan un largo trayecto, su objetivo: Tepatitlán. Es fecha en que este municipio celebra sus fiestas más grandes, dirigidas al Señor de la Misericordia. Se ve caminando a personas de todas las edades, incluidas carriolas que van de vez en vez “toreando” el zumbido de los tráilers y autos que pasan desapercibidos. Otros tantos, tocan el claxón y alzan el pulgar, en señal de aliento a los sedientos peregrinos.
Ésta es la primera imagen que se percibe durante el trayecto a Acatic, especialmente en estas fechas.
A mitad del camino entre Zapotlanejo y Tepatitlán, delante de Hacienda Piedra Amarilla, ahí está el letrero que anuncia la desviación a Acatic. Son escasos 10 minutos para llegar al pueblo y empezar a cruzar por la calle que parte al municipio en dos: la Avenida General Pablo Rodríguez.
Esa misma calle lleva al corazón de Acatic. Su plaza de armas espera ahí, quieta entre semana, serena, cual si fuere un lugar fantasma donde sólo se aprecian algunos hombres de sombrero ancho conversando en alguna que otra banca de la plaza.
Al centro y rodeado de árboles y palmeras, está su quiosco. Alzando un poco la mirada se puede apreciar la parte más alta de la torre del templo de La Virgen de la Candelaria, el santuario del municipio en que veneran propios y extraños a esta imagen religiosa.
Su plaza está rodeada por tres hileras de portales. Antiguos, pero eso sí, llenos de historia. Una de las fachadas de estos portales fue nombrada por los oriundos como los Portales del 8 de diciembre, esto, con motivo del severo enfrentamiento que sostuvieron en 1923 cristeros y gobierno.
Curiosamente ahí, en estos portales, luce una puerta vieja de madera casi podrida; una fachada amarillenta que es la guarida de la Cantina de Willy, la más procurada y famosa del lugar. Ir a Acatic y no beber una copa en este sitio, es prácticamente imperdonable.
Adelante, al final de la plaza, está el refugio de la imagen más venerada por los que ahí viven: la Virgen de La Candelaria. La construcción de éste, su templo, data del siglo XVI. En su atrio se puede apreciar una torre que sostiene al Cristo Rey, el monumento religioso más conocido en Acatic. Un poco más atrás, justo a un costado de la Presidencia Municipal, se encuentra en único hotel del pueblo: Real del Marqués.
De paso también hay aventura
A pesar de que Acatic carece de oferta hotelera, esto lo compensa con un sitio especial en que el Gobierno municipal ha puesto especial énfasis por mantenerlo como un sitio digno de todos sus visitantes. Se trata del Parque Ecológico, un espacio que parece no tener fin por lo amplio que es.
En él es idóneo pasar un día de campo con la familia, pues las instalaciones ofrecen asadores, juegos infantiles y canchas deportivas donde la recreación forma parte de la aventura. Árboles como el sauce llorón, y algunos pinos, decoran el sitio.
Por esa misma calle central, la de General Pablo Rodríguez, se llega al borde de la barranca denominada “Río Verde”. Hay que conducir en auto (preferentemente un vehículo alto, de tipo pick up) cerca de siete kilómetros partiendo de la orilla de Acatic. El camino en primera instancia se presenta accesible, hasta llegar al borde de la barranca.
Un mirador con otro Cristo Rey que parece vigilar este gran cañón natural, ofrece una vista panorámica de la barranca.
Más allá del espectáculo de la vista, hay otra actividades a desarrollar allá; abajo existen algunas cabañas para pernoctar e incluso una balneario, pero el acceso es un poco difícil por lo sinuoso del camino.
Hasta donde es viable llegar, se encuentra una capilla, pequeña, humilde, con apenas cinco hileras de bancas; ahí se venera una imagen de la Virgen de Guadalupe, pero parece estar abandonada, sola, a pesar de que se aprecia limpia en su interior y, claro, abierta al público.
De fiesta
La principal celebración de este municipio llega el 2 de febrero, día en que se celebra a la virgen de La Candelaria. Acatic se viste de algarabía con su festín más grande, que, por cierto, aún conserva la tradición pueblerina de que las mujeres caminan alrededor de la plaza de un lado, mientras que los caballeros lo hacen en sentido opuesto.
Bailes, presentaciones artísticas y un sinfín de actividades se pueden disfrutar en esta fiesta.
Para el paladar
La fuerte actividad ganadera de Acatic permite gozar de una gastronomía que, si bien es cierto que no es amplia, resulta muy rica. Las carnitas de cerdo son uno de los platos más buscados por los visitantes. Existe también el llamado pan de agua, que una especie de bolillo con una preparación distinta a la normal.
El cultivo de la chía como principal actividad agrícola de esta población, es también motivo para aprovechar sus bondades, así que no te vayas sin probar alguna bebida que contenga la semilla.
TOMA NOTA
Así llegas
Toma la carretera a Tepatitlán. Por la libre, pasando Zapotlanejo, a la izquierda, está la desviación a Acatic. Piedra Amarilla y Capilla de Milpillas, son puntos de referencia.