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El sabor de 1810

Uno de los restaurantes más tradicionales de Querétaro presume también una de las mejores cartas de comida mexicana

GUADALAJARA, JALISCO (13/DIC/2015).- Querétaro es la ciudad de los “muchos”. Hay mucha historia en sus calles. Mucha cultura en cada rincón. Y sí, mucha, mucha comida que disfrutar. Después de pasarme toda la mañana caminando por el primer cuadro de esta ciudad, estaba hambriento y listo para degustar un poco de su maravillosa gastronomía.

Aunque la urbe tiene una multitud de opciones para darle gusto al paladar, siempre es bueno preguntarle a los que allí viven cuál es el mejor lugar para comer. Y uno de los nombres que más se repitieron en la búsqueda fue “1810”.

No fue difícil dar con él. El restaurante 1810 está a un costado de la Plaza de Armas (Andador Libertad 62). Llegué más o menos a las 14:00 horas, perfecto para comer, y no quedó claro que no fui el único con esta idea, pues ya el local estaba lleno en su zona interior. Opté por tomar una de las bonitas mesas del exterior del recinto, donde por las tardes suelen tocar música en vivo. Con unos decorados elegantes y meseros atentos en todo momento; comencé a sentir que la elección de 1810 había sido la correcta, y bastó con ver el menú para que me comenzaran a brillar los ojitos.

A explorar el menú

El punto fuerte de la carta son los platillos de casa, con un fuerte sabor a este Estado. Allí están las enchiladas, el jamón serrano con perlas de melón (suculento), el molcajete en sus versiones “Querétaro” y “Ranchero” (para grandes, pero grandes apetitos), así como los escamoles, chapulines y chinicuiles para los amantes de la cocina prehispánica.

Elegir cualquiera de los anteriores hubiera sido jugar a la segura, así que me arriesgué, y a costa de enfurecer a los dioses de la gastronomía mexicana, pedí una Lasagna 1810. Lo sé, suena como a una locura ir hasta allá a comer lasagna, pero me la recomendaron en la calle, y el mesero que me tomó la orden me aseguró que era, más que la mejor del Estado, la mejor de “todo” México.

Mientras llegaba el platillo deseado, me sirvieron el tradicional entremés de pan y tostadas acompañada con una salsa nada picante. Tip de comelones: No le entres con mucha alegría a los entremeses, aunque tengas mucha hambre, o puedes espantar el apetito.

A los 15 minutos llegó mi humeante lasagna. De textura suave y con un suave olor a queso y pasta, el platillo que pedí tenía entre sus virtudes el estar muy bien servida, con una deliciosa salsa de tomate y un sabor que si no la hace la mejor de México, al menos ya la metió al top-ten de mis papilas gustativas.

La acompañé con una cerveza, porque a esa hora el calor ya arreciaba sabroso en la capital. Uno de los grandes “plus” que tiene el restaurante es que su menú varía según la temporada. ¿Ejemplo? Acaban de ofrecer los Chiles en Nogada de la casa o Filete de res flameado con mezcal y fruta seca con un souffle de papa y tocino, exclusivo de del menú de Fiestas patrias (yo fui en Julio, así que imagina mi tristeza al darme cuenta de lo que me perdí).

Si te queda espacio en el estómago y ganas, puedes pedir un postre. Casi todos los restaurantes de alta cocina y/o tradicionales en Querétaro ofrecen una muy buena panadería, pero en 1810 la carta ofrece el “flan de la casa”, o los profiteroles con chocolate preparados al momento. No, no se han inventado palabras en español para definir su sabor.

Los detalles

Si comes en la parte externa del recinto, toma en cuenta que es muy probable (casi seguro), que se te acerque algún vendedor o pedigüeño a solicitarte una moneda, algo que sucede por lo regular en los restaurantes céntricos de cualquier ciudad que ofrecen servicio al aire libre.

Sin duda, 1810 es el tipo de restaurante al que vale la pena darle más de una vuelta en cada visita que hagas a Querétaro, ya sea porque su carta siempre tiene algo nuevo para los comensales, o simplemente porque es una de esas tradiciones que bien vale la pena ir creando.

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