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El enorme Río Amazonas
Un paseo por un caudal de maravillas en cinco países
GUADALAJARA, JALISCO (26/MAY/2013).- ¿Grande? Sí, muy grande. ¿Ancho? Sí, muy ancho. ¿Caudaloso? Sí, muy caudaloso. ¿Asombroso? Sí, muy asombroso. ¿Misterioso? Sí, muy misterioso. Es un gran río.
De hecho es el más largo del mundo. Más grande que el Nilo. Además, es el que tiene la cuenca hidrográfica más grande. El hecho de contener nada menos que la quinta parte del agua dulce corriente del planeta lo hace digno de ser tomado en cuenta. Su misión de ser la vida y alimento de la selva-pulmón más grande-del-mundo es para que sea recordado cada vez que respiramos en cualquier rincón del planeta. Últimamente los científicos han descubierto el Río Hamsa, que bajo del siempre impresionante Amazonas, corre subterráneo bajo las arenas de la cuenca entera, llevando juntos el agua dulce hasta lugares ya muy apartados de las costas brasileñas.
¿Alguna gracia más? Les platicaré.
Según últimas investigaciones avaladas por sociedades geográficas y de ciencias, de Brasil, de Lima, de Londres y de Rusia, el Río Amazonas inicia su curso en un manantial en los Andes peruanos, cerca de Arequipa y no muy lejos del Lago Titicaca. Ahí comienza a correr precipitadamente al bajar de las montañas, y con lentitud posteriormente, dado el escaso gradiente (desnivel) de su cuenca que tira sus aguas en el Atlántico. Nada menos que siete mil 170 kilómetros en total; cosa que hacen que sea el río más largo del mundo.
¿Caudaloso…? ¡Vaya que sí!
Haciendo figuras comparativas, se dice que si juntáramos los caudales del Nilo de África, el Yang-tsé de Asia y el Mississippi de Norte América, no llegarían a igualarlo (¿…?). Su anchura promedio de unos 40 kilómetros –con sensibles variaciones durante su curso– y su profundidad que oscila por los 50 metros, habiendo casos extremos como en la angostura de Óbidos en Brasil en donde, antes de llegar al mar se estrecha hasta sólo un par de kilómetros, adquiriendo velocidades mayores a los 10 km/h, con profundidades mayores a los 300 metros. Datos que nos hacen confiar en tales estimaciones.
¿Imponente? Ni qué decir: ¡Majestuoso!
Es bueno agregar el extraño fenómeno llamado “pororoca”, que es cuando el mar le devuelve una enorme ola de hasta cuatro metros de altura, que penetra decenas de kilómetros contra las aguas del río a unos 20 km/h con las consecuencias fácilmente imaginables.
¿Multinacional? ¡Claro…!
Después de bajar de los Andes en el Perú, y recoger las aguas del Ecuador y de Bolivia, pasa por la puntita sur de Colombia, que se abre espacio hasta tocar sus aguas en la pequeñita ciudad de Leticia; para luego regar las selvas del enorme Brasil, quien entrega todas las aguas al Océano Atlántico en su tortuoso y confuso delta, después de haber cosechado las de la hermosa Venezuela, sumadas a las de los pequeños países de Guyana, Surinam y la Guayana francesa. ¡Nueve países involucrados en este asunto…!
¿Carretera? ¡Por supuesto que es una magnífica autopista!
Por el enorme cauce, casi mar, grandes lanchones hacen los servicios de cabotaje entre puertos como Iquitos en Perú; Leticia en Colombia; Manaus –en donde se junta el Río Negro– en Brasil; así como los puertos de Santarém, Belén y muchos más ya en el delta brasileño. Para comunicarse entre las aldeas, tranquilamente se navega en pequeñas canoas, o en los famosos “peque-peque”, por los canales y los estrechos pasadizos de sus orillas.
¿Sus peces…? Ni hablar. ¡Muchísimos y muy variados! La próxima vez platicaremos de Pirañas, Pirarucús, Cadirús y muchos otros más. ¿Sale?
deviajesyaventuras@informador.com.mx
De hecho es el más largo del mundo. Más grande que el Nilo. Además, es el que tiene la cuenca hidrográfica más grande. El hecho de contener nada menos que la quinta parte del agua dulce corriente del planeta lo hace digno de ser tomado en cuenta. Su misión de ser la vida y alimento de la selva-pulmón más grande-del-mundo es para que sea recordado cada vez que respiramos en cualquier rincón del planeta. Últimamente los científicos han descubierto el Río Hamsa, que bajo del siempre impresionante Amazonas, corre subterráneo bajo las arenas de la cuenca entera, llevando juntos el agua dulce hasta lugares ya muy apartados de las costas brasileñas.
¿Alguna gracia más? Les platicaré.
Según últimas investigaciones avaladas por sociedades geográficas y de ciencias, de Brasil, de Lima, de Londres y de Rusia, el Río Amazonas inicia su curso en un manantial en los Andes peruanos, cerca de Arequipa y no muy lejos del Lago Titicaca. Ahí comienza a correr precipitadamente al bajar de las montañas, y con lentitud posteriormente, dado el escaso gradiente (desnivel) de su cuenca que tira sus aguas en el Atlántico. Nada menos que siete mil 170 kilómetros en total; cosa que hacen que sea el río más largo del mundo.
¿Caudaloso…? ¡Vaya que sí!
Haciendo figuras comparativas, se dice que si juntáramos los caudales del Nilo de África, el Yang-tsé de Asia y el Mississippi de Norte América, no llegarían a igualarlo (¿…?). Su anchura promedio de unos 40 kilómetros –con sensibles variaciones durante su curso– y su profundidad que oscila por los 50 metros, habiendo casos extremos como en la angostura de Óbidos en Brasil en donde, antes de llegar al mar se estrecha hasta sólo un par de kilómetros, adquiriendo velocidades mayores a los 10 km/h, con profundidades mayores a los 300 metros. Datos que nos hacen confiar en tales estimaciones.
¿Imponente? Ni qué decir: ¡Majestuoso!
Es bueno agregar el extraño fenómeno llamado “pororoca”, que es cuando el mar le devuelve una enorme ola de hasta cuatro metros de altura, que penetra decenas de kilómetros contra las aguas del río a unos 20 km/h con las consecuencias fácilmente imaginables.
¿Multinacional? ¡Claro…!
Después de bajar de los Andes en el Perú, y recoger las aguas del Ecuador y de Bolivia, pasa por la puntita sur de Colombia, que se abre espacio hasta tocar sus aguas en la pequeñita ciudad de Leticia; para luego regar las selvas del enorme Brasil, quien entrega todas las aguas al Océano Atlántico en su tortuoso y confuso delta, después de haber cosechado las de la hermosa Venezuela, sumadas a las de los pequeños países de Guyana, Surinam y la Guayana francesa. ¡Nueve países involucrados en este asunto…!
¿Carretera? ¡Por supuesto que es una magnífica autopista!
Por el enorme cauce, casi mar, grandes lanchones hacen los servicios de cabotaje entre puertos como Iquitos en Perú; Leticia en Colombia; Manaus –en donde se junta el Río Negro– en Brasil; así como los puertos de Santarém, Belén y muchos más ya en el delta brasileño. Para comunicarse entre las aldeas, tranquilamente se navega en pequeñas canoas, o en los famosos “peque-peque”, por los canales y los estrechos pasadizos de sus orillas.
¿Sus peces…? Ni hablar. ¡Muchísimos y muy variados! La próxima vez platicaremos de Pirañas, Pirarucús, Cadirús y muchos otros más. ¿Sale?
deviajesyaventuras@informador.com.mx