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El Tajín, la ciudad sagrada
La zona arqueológica es una de las más importantes del país; una muestra de la grandeza de nuestros antepasados
GUADALAJARA, JALISCO (04/NOV/2012).- La riqueza histórica y cultural de El Tajín se refleja en su centro urbano, donde se desarrollaron los totonacas, considerados los primeros pobladores de esa región.
Este es un lugar enclavado en la selva húmeda y lluviosa, de mil 221 hectáreas en el Norte del Estado de Veracruz. Su nombre significa “trueno”, aunque hoy en día sigue en tela de juicio su verdadera acepción, ya que también podría referirse al nombre de un dios.
Ha sido de tal relevancia este lugar, que una de sus pirámides apareció en algunas monedas del Banco de México, en ediciones especiales de principios de los años noventa. Además, por el buen estado de conservación del sitio, en 1992 la UNESCO declaró a El Tajín como Patrimonio Mundial.
La ciudad sagrada de El Tajín se encuentra en una zona arqueológica precolombina, cercana a la ciudad de Papantla, cuyos datos históricos arrojan que fue capital del Estado Totonaca. Sus espacios comulgan con la naturaleza y dan a entender el carácter verdaderamente humano de quienes habitaron en sus callejuelas.
Este sitio fue relevante para la economía de la región, ya que por su ubicación era una ruta importante entre el Golfo de México y el Centro del país. Su mejor época se encuentra entre los siglos IX y XIII, convirtiéndose en el más importante centro de Mesoamérica, luego de la caída del Imperio de Teotihuacan. Por lo que la influencia de su cultura se extendió por todo el Golfo, hasta las regiones mayas.
Otro de los aspectos preponderantes entre los totonacas, era la arquitectura. En el lugar se construían peculiares pirámides, y que mejor ejemplo que la “Pirámide de los Nichos”, que mostraba un significado simbólico y astronómico, siendo este el mayor símbolo de la región, al contar con 365 nichos, de acuerdo al año solar.
El Tajín está compuesto por una zona central de ocho edificaciones y una cancha especial para el juego de pelota. Sin embargo, toda la estructura urbana la conforman 168 edificios que están divididos en cinco zonas: Grupo Plaza Arroyo, Zona Central, La Gran Xicalcoliuhqui, El Tajín Chico y el Conjunto de las Columnas.
Las pinturas y murales son muy escasos de encontrar aquí, pero la figura sobre las piedras que más resalta, es el 13 Conejo, que simboliza la encarnación de Quetzalcóatl, su deidad, que se encuentra moldeado en cada edificio.
Un símbolo que identifica a El Tajín a lo largo de su historia, y en general al Estado de Veracruz, son los “Voladores de Papantla”, los cuales se encuentran en una enorme explanada donde estos artistas del aire realizan su danza. Por otro lado, encontrará un museo donde se muestran vestigios del comercio en donde el trueque era la moneda de cambio de aquellos días.
Para los más aventurados, el Parque Temático Takilhsukut se encuentra a un kilómetro de El Tajín, lugar donde se realiza cada año la “Cumbre Tajín”, en medio de importantes eventos culturales, artísticos, deportivos y musicales.
Los visitantes pueden encontrar servicios básicos como sanitarios, teléfonos públicos, basureros, áreas de oficinas operadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Veracruzano de Cultura, así como cubículos donde se ofrecen talleres y actividades. Existen guías turísticos, que muestran videos del lugar antes de iniciar el recorrido y hasta venden una revista especial sobre la arqueología de El Tajín, ambos elaborados bajo la supervisión del INAH.
Los restaurantes, hoteles y transportación se encuentran en Papantla, donde se puede disfrutar de comida típica de la región, así como algunos sitios donde se ofrece comida extranjera, sobre todo, sudamericana.
En cuanto a la hotelería, dispone de 19 hoteles, moteles y hostales, de dos hasta cinco estrellas, aunque el número de habitaciones disponibles suele ser algo limitado.
Para que quede un buen recuerdo del viaje, hay que hacerse con alguno de los pañuelos bordados, blusas tradicionales y huipiles que los pobladores del lugar ofrecen a precios asequibles.
Con las pirámides, artesanías y cultura, los visitantes respiran un ambiente único entre la “realeza” veracruzana, cuyo ejemplo de vida se expresa en cada uno de los edificios de El Tajín, un lugar enigmático y que ha valido la pena conservar para admirar lo que algún día fue “la ciudad sagrada”.
TOMA NOTA
Cómo llegar
Vuela diario de Guadalajara a Veracruz por Aeroméxico ($3,280, viaje sencillo), conectando en la Ciudad de México. Otra opción es Interjet, con precios desde $2,348.
A El Tajín se llega desde Veracruz tomando la autopista 180, en un recorrido de 227 kilómetros, cuyo costo de casetas es de $86.
Este es un lugar enclavado en la selva húmeda y lluviosa, de mil 221 hectáreas en el Norte del Estado de Veracruz. Su nombre significa “trueno”, aunque hoy en día sigue en tela de juicio su verdadera acepción, ya que también podría referirse al nombre de un dios.
Ha sido de tal relevancia este lugar, que una de sus pirámides apareció en algunas monedas del Banco de México, en ediciones especiales de principios de los años noventa. Además, por el buen estado de conservación del sitio, en 1992 la UNESCO declaró a El Tajín como Patrimonio Mundial.
La ciudad sagrada de El Tajín se encuentra en una zona arqueológica precolombina, cercana a la ciudad de Papantla, cuyos datos históricos arrojan que fue capital del Estado Totonaca. Sus espacios comulgan con la naturaleza y dan a entender el carácter verdaderamente humano de quienes habitaron en sus callejuelas.
Este sitio fue relevante para la economía de la región, ya que por su ubicación era una ruta importante entre el Golfo de México y el Centro del país. Su mejor época se encuentra entre los siglos IX y XIII, convirtiéndose en el más importante centro de Mesoamérica, luego de la caída del Imperio de Teotihuacan. Por lo que la influencia de su cultura se extendió por todo el Golfo, hasta las regiones mayas.
Otro de los aspectos preponderantes entre los totonacas, era la arquitectura. En el lugar se construían peculiares pirámides, y que mejor ejemplo que la “Pirámide de los Nichos”, que mostraba un significado simbólico y astronómico, siendo este el mayor símbolo de la región, al contar con 365 nichos, de acuerdo al año solar.
El Tajín está compuesto por una zona central de ocho edificaciones y una cancha especial para el juego de pelota. Sin embargo, toda la estructura urbana la conforman 168 edificios que están divididos en cinco zonas: Grupo Plaza Arroyo, Zona Central, La Gran Xicalcoliuhqui, El Tajín Chico y el Conjunto de las Columnas.
Las pinturas y murales son muy escasos de encontrar aquí, pero la figura sobre las piedras que más resalta, es el 13 Conejo, que simboliza la encarnación de Quetzalcóatl, su deidad, que se encuentra moldeado en cada edificio.
Un símbolo que identifica a El Tajín a lo largo de su historia, y en general al Estado de Veracruz, son los “Voladores de Papantla”, los cuales se encuentran en una enorme explanada donde estos artistas del aire realizan su danza. Por otro lado, encontrará un museo donde se muestran vestigios del comercio en donde el trueque era la moneda de cambio de aquellos días.
Para los más aventurados, el Parque Temático Takilhsukut se encuentra a un kilómetro de El Tajín, lugar donde se realiza cada año la “Cumbre Tajín”, en medio de importantes eventos culturales, artísticos, deportivos y musicales.
Los visitantes pueden encontrar servicios básicos como sanitarios, teléfonos públicos, basureros, áreas de oficinas operadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Veracruzano de Cultura, así como cubículos donde se ofrecen talleres y actividades. Existen guías turísticos, que muestran videos del lugar antes de iniciar el recorrido y hasta venden una revista especial sobre la arqueología de El Tajín, ambos elaborados bajo la supervisión del INAH.
Los restaurantes, hoteles y transportación se encuentran en Papantla, donde se puede disfrutar de comida típica de la región, así como algunos sitios donde se ofrece comida extranjera, sobre todo, sudamericana.
En cuanto a la hotelería, dispone de 19 hoteles, moteles y hostales, de dos hasta cinco estrellas, aunque el número de habitaciones disponibles suele ser algo limitado.
Para que quede un buen recuerdo del viaje, hay que hacerse con alguno de los pañuelos bordados, blusas tradicionales y huipiles que los pobladores del lugar ofrecen a precios asequibles.
Con las pirámides, artesanías y cultura, los visitantes respiran un ambiente único entre la “realeza” veracruzana, cuyo ejemplo de vida se expresa en cada uno de los edificios de El Tajín, un lugar enigmático y que ha valido la pena conservar para admirar lo que algún día fue “la ciudad sagrada”.
TOMA NOTA
Cómo llegar
Vuela diario de Guadalajara a Veracruz por Aeroméxico ($3,280, viaje sencillo), conectando en la Ciudad de México. Otra opción es Interjet, con precios desde $2,348.
A El Tajín se llega desde Veracruz tomando la autopista 180, en un recorrido de 227 kilómetros, cuyo costo de casetas es de $86.