Sin duda alguna China es el país de moda en todo el planeta, y no necesariamente a partir de la inauguración de los vigésimo novenos Juegos Olímpicos, en la que dicho sea de paso dieron al mundo una lección de aplicación, disciplina, disposición, creatividad y buen gusto.
Pero lo más importante es que toda esta serie de cualidades y más, también son exhibidos en otros campos, pues si en lo deportivo son ya una potencia difícil de igualar, incluso por rusos y norteamericanos —por mencionar a los más fuertes—, en lo que hace a su capacidad de producción, manufactura de todos los calibres y adelantos tecnológicos, son un ejemplo a seguir.
Por supuesto que no faltarán quienes señalen con desparpajo: les falta libertad. Y, ciertamente la libertad de ser y hacer, de pensar y escribir lo que uno quiera, es algo que no tiene precio, pero bien dice quien afirma que “no se puede tener todo en la vida”.
Claro está que sus logros no justifican su carencia de libertad absoluta; sin embargo, valdría la pena preguntarnos si hoy en día los chinos —al menos una mayoría— están conformes con el sistema en que viven, en la medida en que éste les proporciona lo indispensable para tener una vida con oportunidad de educación, trabajo, sistema de salud, entre otras de las necesidades básicas.
Porque una pregunta reiterada desde tiempos inmemoriales, es: ¿De qué me sirve la libertad, cuando mi estómago tiene hambre y mis hijos no tienen lo indispensable para desarrollarse y conformar una familia?
La filosofía y el pragmatismo no necesariamente están peleados, pero no siempre pueden caminar a la par, sobre todo cuando nos falta disciplina, fortaleza y certidumbre para llevar a cabo las tareas que nos corresponden, porque con el pretexto de la libertad podemos argumentar que si queremos trabajamos o estudiamos, y si no, nos dedicamos a grafitear paredes o hacer nada, lo que dará como resultado un delincuente y una sociedad podrida.
La mano dura mostrada por el Gobierno de China es una muestra clara de que no hay unanimidad en cuanto al quehacer político, pero aquí preferimos que nuestra Universidad Nacional permanezca un año cerrada en manos de delincuentes, o que un puñado de campesinos impidan la construcción de un aeropuerto, después de millones de pesos de inversión en todos los estudios necesarios, ¿ésa será la libertad?
“El famoso tigre asiático ya no duerme, ahora sirve de ejemplo económico, científico, cultural, educativo y disciplina de Estado y social”, lo que no es poco, ni fácil de emular, pero que seguramente con trabajo y empeño se puede conseguir. Los mexicanos no somos, ni tenemos menos que los chinos, así es que lo único que nos hace falta es un líder como el que ellos han tenido y mantienen fresco en una visión digna de admirarse.
CUAUHTÉMOC CISNEROS MADRID / Presidente de Comunicación Cultural, A.C., Asociación de Periodistas de Prensa, Radio y Televisión.
Correo electrónico: ccmadrid@att.net.mx
Pero lo más importante es que toda esta serie de cualidades y más, también son exhibidos en otros campos, pues si en lo deportivo son ya una potencia difícil de igualar, incluso por rusos y norteamericanos —por mencionar a los más fuertes—, en lo que hace a su capacidad de producción, manufactura de todos los calibres y adelantos tecnológicos, son un ejemplo a seguir.
Por supuesto que no faltarán quienes señalen con desparpajo: les falta libertad. Y, ciertamente la libertad de ser y hacer, de pensar y escribir lo que uno quiera, es algo que no tiene precio, pero bien dice quien afirma que “no se puede tener todo en la vida”.
Claro está que sus logros no justifican su carencia de libertad absoluta; sin embargo, valdría la pena preguntarnos si hoy en día los chinos —al menos una mayoría— están conformes con el sistema en que viven, en la medida en que éste les proporciona lo indispensable para tener una vida con oportunidad de educación, trabajo, sistema de salud, entre otras de las necesidades básicas.
Porque una pregunta reiterada desde tiempos inmemoriales, es: ¿De qué me sirve la libertad, cuando mi estómago tiene hambre y mis hijos no tienen lo indispensable para desarrollarse y conformar una familia?
La filosofía y el pragmatismo no necesariamente están peleados, pero no siempre pueden caminar a la par, sobre todo cuando nos falta disciplina, fortaleza y certidumbre para llevar a cabo las tareas que nos corresponden, porque con el pretexto de la libertad podemos argumentar que si queremos trabajamos o estudiamos, y si no, nos dedicamos a grafitear paredes o hacer nada, lo que dará como resultado un delincuente y una sociedad podrida.
La mano dura mostrada por el Gobierno de China es una muestra clara de que no hay unanimidad en cuanto al quehacer político, pero aquí preferimos que nuestra Universidad Nacional permanezca un año cerrada en manos de delincuentes, o que un puñado de campesinos impidan la construcción de un aeropuerto, después de millones de pesos de inversión en todos los estudios necesarios, ¿ésa será la libertad?
“El famoso tigre asiático ya no duerme, ahora sirve de ejemplo económico, científico, cultural, educativo y disciplina de Estado y social”, lo que no es poco, ni fácil de emular, pero que seguramente con trabajo y empeño se puede conseguir. Los mexicanos no somos, ni tenemos menos que los chinos, así es que lo único que nos hace falta es un líder como el que ellos han tenido y mantienen fresco en una visión digna de admirarse.
CUAUHTÉMOC CISNEROS MADRID / Presidente de Comunicación Cultural, A.C., Asociación de Periodistas de Prensa, Radio y Televisión.
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