Pudor

En el “universo” —como dicen los entendidos— de los cinco mil millones de pesos de endeudamiento aprobados (a tiros y tirones..., pero aprobados al final de cuentas) por el Congreso al Gobierno de Jalisco, hay cifras que prácticamente no pintan. Por ejemplo, las disposiciones discrecionales realizadas por el gobernador Emilio González Márquez en el curso del año. Verbigracia, los diversos “donativos” para causas de muy diversa índole.
Tales donativos, en rigor, no alcanzaron a ser polémicos. Para ello, hubiera sido necesario que la opinión pública se dividiera. Evidentemente, no hubo tal: a cambio del clamor de las muchas voces que se alzaron para censurarlas, y que fueron desde mensajes a través de los medios hasta manifestaciones públicas, pasando por querellas ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, las que se pronunciaron en pro fueron tan minoritarias que no llegaron a susurro.
—II—
El argumento de González Márquez para solicitar luz verde del Congreso al proyecto de endeudamiento parece válido: ante la sombría perspectiva de que se agudice la crisis económica mundial con que termina el año, y de algunas de sus previsibles secuelas (reducción del consumo, contracción de la inversión privada, recorte de personal en algunas empresas, incremento en los niveles de desempleo...), se requiere la inversión gubernamental en presas, caminos, puentes, aulas, etc., en parte para acrecentar la infraestructura del Estado, y en parte para compensar, al menos parcialmente, la esperada disminución del empleo directo. Ésa sería una forma de aplicar el dinero de los impuestos de hoy y de mañana —cuando haya que pagar los adeudos que ahora mismo se contraigan— al llamado “gasto social”.
—III—
En todo caso, como algunas de las “disposiciones discrecionales” han sido escandalosamente impopulares, habrá que esperar que la experiencia y la coyuntura sirvan para enmendar el rumbo: para esmerarse en que en lo sucesivo no se malgaste un solo peso del erario, un poco por pudor, por vergüenza, por congruencia con la añeja doctrina panista que sostenía que un Gobierno sólo legitimaba su ejercicio si realmente aplicaba al bien común el dinero del pueblo —ganado con tanto sacrificio—... y otro poco por conveniencia...
Después de todo, no debe olvidarse que el que viene será año electoral.

JAIME GARCÍA ELÍAS
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