México

Temas para reflexionar

Las intenciones de los Estados Unidos siempre han sido las mismas. Hace 150 años nos dejamos arrebatar medio territorio. Ahora, la mente colonizadora reclama nuestras industrias básicas y nuestras fuentes de riqueza

En las altas horas de la noche, imaginé un diálogo entre dos almas que ya habían traspuesto los linderos de la vida. Una le dice a la otra: “Yo viví muchos años, pero esos años no los supe vivir. Como viví tan sólo para mi, siendo que no viví bien. Nadie me quiso, acaso porque a nadie quise yo.

Fui indiferente a todo, y por eso mi muerte no significó nada para nadie, y ahora estoy aquí, muerto del todo. Me parece la mía mucha muerte para tan poca vida”. La otra alma dice: “Yo viví como si cada día fuera toda una vida. Amé a muchas mujeres, y algunas me amaron a mi.

Gocé del pan y del vino. Acepté el sufrimiento igual que la alegría, pues ambas son parte de la vida del hombre. Al final tuve tantos recuerdos, que no podía recordarlos todos. Ahora estoy aquí, posiblemente muerto, y me parece la mía muy poca muerte para tanta vida”.

Honorato de Balzac, novelista francés autor de “La Comedia Humana”, escribió: “En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte”.

Es muy difícil para los mexicanos de todos los niveles sociales, entender que los presidentes de la República son conductores, no redentores.

Hasta hace poco era —¿o todavía lo es?— frecuente que el Gobierno mexicano imaginara a nuestro servicio exterior como un basurero político. Acreditamos a países altamente civilizados a individuos intelectual y moralmente descalificados, como fue, en otros, el caso de Gonzalo N. Santos, sanguinario cacique de San Luis Potosí, en Bélgica. La injuria no fue para Bélgica, sino para México.

Las intenciones de los Estados Unidos siempre han sido las mismas. Hace 150 años nos dejamos arrebatar medio territorio. Ahora, la mente colonizadora reclama nuestras industrias básicas y nuestras fuentes de riqueza.

La furia de la ambición no se detiene siquiera para cubrir las apariencias del respeto internacional. En estas circunstancias estamos negociando nuestra deuda; obviamente que la condición no es la generosidad, sino la paulatina cesión de soberanía. ¿Qué otra cosa podemos ofrecer, si la deuda externa nos ha dejado sujetos a la voluntad ajena?

A los jóvenes de la nueva generación les han faltado próceres y les han sobrado canallas.

En México, si no se es hijo de alguien, no se es nada. En al ámbito político, los juniors son los nacidos para ganar. Abundancia de todo: dinero, placeres, viajes, poder; pero también el tedio que acompaña a toda abundancia. ¿Qué comprar que no se tenga? ¿A qué lugares ir que no hayan sido disfrutados en exceso? ¿Qué estímulos intentar que puedan ser sustitutos de la ausencia de vida interior?

Sin mayores esfuerzos y méritos, sólo son usufructuarios de la inercia triunfal de los apellidos que durante décadas han privatizado el horizonte de oportunidades que corresponden a nuevas generaciones de jóvenes. Lo propio del junior ha sido recibir sin merecimientos, lo que sólo por herencia puede obtener.

Temas

Sigue navegando