México
Temas para reflexionar
Los poetas de hoy en día manejan ideas puras, conceptos intelectivos y abstracciones inentendibles, sin mensaje ni emoción
Se equivocan de plano las mentalidades rígidas que han constreñido el término de lo moral a una moral sexual de normas y principios discutibles que han teñido por completo el mundo de lo religioso, hasta deformarlo y hacerlo depender de una obligada actitud ante lo sexual; todo regido por una especie de enorme cinturón de castidad que enclaustra la mente y la vida. Como si en todo lo que se relaciona con el sexo estuviera la clave para medir el bien y el mal.
Como si el concepto “pecado” encontrara ahí su más clara y explícita definición. No es así, desde luego, pero así se ha entendido durante siglos, para desgracia de nuestra conciencia común deformada.
Es tema repetitivo, reincidente y habitual por su hiriente presencia de todos los días: la realidad conmovedora de Iraq, país mártir del ayer cercano y del hoy trágico y conmovedor.
Las justificaciones para su vandálica invasión, una a una fueron cayendo porque simplemente fueron invenciones de paja de una implacable política imperial que no reconoce más razones que las propias, inapelables e inflexibles.
El tirano Saddam Hussein nunca tuvo las celebradas armas de destrucción masiva. Al desaparecer esta razón inicial, se invocó la naturaleza tiránica de su régimen, hijo en gran medida de la política anti iraní del presidente Ronald Reagan.
La pregunta obligada es ésta: ¿Por qué se escogió a Saddam Hussein y no otro de los muchos dictadores de la región o del mundo? Simple y llanamente por una sola razón de fondo: la riqueza petrolera de Iraq que hoy es explotada por una compañía petrolera del actual vicepresidente de los Estados Unidos.
Los poetas de hoy en día manejan ideas puras, conceptos intelectivos y abstracciones inentendibles, sin mensaje ni emoción. El exagerado subjetivismo de sus creaciones presuntamente poéticas, sólo son comprensibles para quienes las concibieron.
El Señor, a todos los seres de su creación les dio un medio para comunicarse y entenderse. El perro ladra, el gato maúlla, el ganado vacuno muge, la oveja bala, el león ruge, la pantera himpla, el jabalí arrúa, la cigüeña crotora, el cuervo cracita, la paloma zurea, el elefante barrita. El Señor le habló al hombre y le dijo: “Tú, por desgracia, vas a hablar”.
El amor a la vida no es amor de un rato, sino eterno amor.
Cuando se sube alto y muy rápido, se da un efecto newtoniano: se cae vertical y velozmente.
Hablar de la “verdad desnuda” es incurrir en redundancia. La verdad es la verdad, ya se presente desnuda o con ropajes. Es la mentira la necesita engalanarse a fin de parecer verdad.
Las abstracciones políticas o los buenos deseos no entusiasman al ciudadano. Lo que lo convence es aquello que atañe de manera concreta a su vida diaria: su bolsillo, su mesa, su salud, la educación de sus hijos, la vejez de sus palabras, la seguridad de su familia.
Como si el concepto “pecado” encontrara ahí su más clara y explícita definición. No es así, desde luego, pero así se ha entendido durante siglos, para desgracia de nuestra conciencia común deformada.
Es tema repetitivo, reincidente y habitual por su hiriente presencia de todos los días: la realidad conmovedora de Iraq, país mártir del ayer cercano y del hoy trágico y conmovedor.
Las justificaciones para su vandálica invasión, una a una fueron cayendo porque simplemente fueron invenciones de paja de una implacable política imperial que no reconoce más razones que las propias, inapelables e inflexibles.
El tirano Saddam Hussein nunca tuvo las celebradas armas de destrucción masiva. Al desaparecer esta razón inicial, se invocó la naturaleza tiránica de su régimen, hijo en gran medida de la política anti iraní del presidente Ronald Reagan.
La pregunta obligada es ésta: ¿Por qué se escogió a Saddam Hussein y no otro de los muchos dictadores de la región o del mundo? Simple y llanamente por una sola razón de fondo: la riqueza petrolera de Iraq que hoy es explotada por una compañía petrolera del actual vicepresidente de los Estados Unidos.
Los poetas de hoy en día manejan ideas puras, conceptos intelectivos y abstracciones inentendibles, sin mensaje ni emoción. El exagerado subjetivismo de sus creaciones presuntamente poéticas, sólo son comprensibles para quienes las concibieron.
El Señor, a todos los seres de su creación les dio un medio para comunicarse y entenderse. El perro ladra, el gato maúlla, el ganado vacuno muge, la oveja bala, el león ruge, la pantera himpla, el jabalí arrúa, la cigüeña crotora, el cuervo cracita, la paloma zurea, el elefante barrita. El Señor le habló al hombre y le dijo: “Tú, por desgracia, vas a hablar”.
El amor a la vida no es amor de un rato, sino eterno amor.
Cuando se sube alto y muy rápido, se da un efecto newtoniano: se cae vertical y velozmente.
Hablar de la “verdad desnuda” es incurrir en redundancia. La verdad es la verdad, ya se presente desnuda o con ropajes. Es la mentira la necesita engalanarse a fin de parecer verdad.
Las abstracciones políticas o los buenos deseos no entusiasman al ciudadano. Lo que lo convence es aquello que atañe de manera concreta a su vida diaria: su bolsillo, su mesa, su salud, la educación de sus hijos, la vejez de sus palabras, la seguridad de su familia.