México

Los Tulipanes olvidados

''¿Qué quieres ser cuando seas grande?'', le pregunté al niño de diez años. ''Nada'' me contestó, ''¿Nada? ¿Ni futbolista?'', insistí

“¿Qué quieres ser cuando seas grande?”, le pregunté al niño de diez años. “Nada” me contestó, “¿Nada? ¿Ni futbolista?”, insistí. Encogió sus hombros y con una sonrisa en su rostro me respondió lo mismo y se fue.

Lo conocen como “El güero” va en segundo grado de primaria y por increíble que parezca no sabe leer ni escribir, no conoce el Estadio Jalisco, mucho menos un centro comercial como Plaza del Sol. Su mamá religiosamente compra mañana, tarde y noche dos sedalmerk y un refresco de cola, pide fiado porque a veces no puede pagar los cuatro pesos de las pastillas y los otro cuatros de la bebida.

Nadie se habla por sus nombres verdaderos. Al amigo de “El güero” le dicen “El canica”, tiene siete hermanos y su mamá está por llegar apenas a los 35 años de edad. Igual de numerosa es la familia de “La muñeca”, tiene 20 años y cinco hijos, “como marimba chiapaneca, uno seguido de otro, pero pues voy con los doctores y me dicen que no quieren operarme para no tener más chamacos porque que todavía estoy muy joven”.  Va a comprar pañales.

“Pañales y leche es lo que más se vende aquí”, me contesta el encargado de una tienda de abarrotes.

Por ahí va pasando “El Golondrino”, un adolescente de no más de quince años que está en el grupo de capacitación y adiestramiento de la banda de “El pelos”.

“¿A poco no ha ido hablar de él”?,  me pregunta una señora conocida como “La pimienta” y continua con su explicación, “nombre, era el azote del lugar, hacía lo que quería aquí, cuantas veces entraba al bote, así lo sacaban, que porque tenía un padrino que era compadre del que era presidente municipal, hasta que el pelos se fue a Santa Anita, entró a robar y ahí sí que me lo entamban en Puente Grande”.

Y a pesar de eso, el legado de “El Pelos” continúa. Todos los días a partir de las tres de la tarde, en el árbol grande que está afuera de la Iglesia del Sagrado Corazón, se reúnen una decena de jovencitos seguidores del que hasta hace poco era considerado uno de los delincuentes más activos de la zona.

Si Luis Buñuel viviera, haría una secuela de “Los Olvidados” en este lugar, se trata de la colonia Tulipanes en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, en donde la mayoría de los hombres se dedican al oficio de albañil y obrero, acostumbran hacer “San Lunes”, así que trabajan cuatro días a la semana; los niños que corren por las calles a cualquier hora del día son de mujeres jóvenes, muchas de ellas niñas, que traen en brazos a otras niñas.  

Y la vida sigue así, un día tras otro, en un lugar que la avenida López Mateos divide del “buen vivir”, porque del otro lado están Bugambilias y El Palomar.

¿Cuántos Tulipanes más existen en México?

puntociego@mail.com

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