México

La ''fábrica'' de tinta indeleble para elecciones entra en marcha

Durante dos décadas, en siete elecciones federales y otras tantas estatales, la tinta indeleble ha sido garantía

CIUDAD DE MÉXICO (22/FEB/2012).- Los envases, como marcadores, están formados en el carrusel, y al oprimir el botón de la máquina la sustancia química que está en un gran tinaco de aluminio cae hasta acumular los 15 mililitros en el plumón; luego una persona coloca la punta de cojín —del tamaño de un botón—, pone la tapa y ha quedado listo, así hasta acumular los primeros 10 mil envases de tinta indeleble que serán utilizados, el primero de julio en la elección para renovar la Presidencia y el Congreso de la Unión.

Durante dos décadas, en siete elecciones federales y otras tantas estatales, la tinta indeleble ha sido garantía, y “más que nunca se requiere la legalidad y la persona que se le aplica la tinta no va a poder votar dos veces; no es el único sistema de seguridad que tiene el IFE, pero es uno de ellos” para dar certeza y trasparencia a las elecciones, relata Filiberto Vázquez al recibirnos en la fábrica de tinta construida en el Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Al iniciar la producción de los 300 mil envases del pigmentador, el académico asegura: “Sólo con un pelapapas, quitándose la piel (del dedo)… despellejándose la piel” se podrán quitar la tinta el día de la elección.

Está seguro de que nada, ni solventes químicos de tlapalería, farmacia, y “por ahí algún estado, no digo cuál, hasta dicen que con pipí (se podía quitar), pero no, es ¡imposible!”, afirma.

La combinación química que se utilizará para la elección de este año “la hemos mejorado, le hemos hecho cambios con el fin de hacerla más resistente”, afirma.

Los envases transparentes que son colocados por jóvenes en cajas tienen una impresión en tinta blanca con el instructivo de uso y las advertencias para funcionarios de casilla y electores: “Este producto sólo se abrirá cuando se instale la casilla y en presencia de los representantes de los partidos”.

“Deberá mantenerse cerrado, en posición horizontal y sobre la mesa, mientras no se utilice”, se lee.

Aclara que en caso de que se tenga contacto de la tinta con los ojos, “lávese con agua en abundancia y acuda a su médico”.
Al ingresar a la cápsula donde se hace el envasado, el investigador sugiere: “Debe ser rápido porque pica”. El olor es penetrante como ácido, por eso los trabajadores llevan máscara y traje.

Para preparar la tinta, el maestro en Química Analítica por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores del Monterrey dice que durante los próximos dos meses un grupo de 25 personas, entre estudiantes, investigadores y personal contratado para el empaquetado, trabajarán en esa fábrica.

Sólo cuatro pequeños cuartos constituyen la “fábrica de tinta”, además de que se ha instalado una “lavadora de aire” semejante a un tinaco. Una vez que están llenos los envases hay que meterlos de dos en dos. Los paquetes se llevan a cajas cubiertas de unicel para librarlas de las altas temperaturas. El objetivo, tener 3 mil cajas con 100 plumas cada una.

El proceso lleva hasta ahora una supervisión directa por parte de funcionarios del IFE y del personal del IPN, y el control de calidad está a cargo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“Hay tres controles para que uno solo no falle”, asegura el investigador.

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