Jalisco
Toleran puestos en zonas prohibidas
La autoridad municipal no cuenta con datos precisos sobre los permisos y refrendos que otorga
GUADALAJARA, JALISCO (12/OCT/2015).- Si bien es cierto que el comercio al aire libre es una manera honesta de trabajo, hay quienes aún y siendo solventes buscan lucrar en la vía pública, pero además por encima de las normas o reglamentos al ubicar los puestos en calles no permitidas o de tamaños que superan los límites autorizados.
Por ejemplo, hace poco más de un año apareció sobre Cipriano Campos, una avenida de doble sentido, un puesto de tacos de los denominados semifijos, al cruce con Efrén Hernández. Su toldo se extiende desde la banqueta hacia el arroyo de la calle; de hecho, su anclaje abarca una losa de pavimento completa, de modo que invade la mitad del sentido que va de Norte a Sur.
Los comensales que llegan pueden sentir en la nuca el viento de los coches que circulan por el espacio en la calle que queda libre, mientras que los ciclistas deben sortear el obstáculo y evitar los autos.
Además de este puesto, una decena más se extiende a lo largo de esta avenida, que es sólo un ejemplo del comercio al aire libre en Guadalajara que, según la Unidad Departamental de Comercio en Espacios Abiertos, no puede contar con permiso municipal.
Según consta en el formato de pre-solicitud que se expide en las ventanillas de la Unidad, “no se autorizan permisos en avenidas, esquinas, calles de doble circulación, calzadas y ejes viales. (Además) queda prohibido el comercio en una distancia menor de 100 metros dentro de la periferia de mercados municipales, edificios públicos, estaciones de ferrocarril, centrales de autobuses, hospitales, clínicas, escuelas, templos y panteones”. Sin embargo, el puesto de Cipriano Campos tiene autorización: es el permisionario 19931, que recién refrendó el 2 de noviembre de 2014.
Un problema que generan estos puestos deriva de sus dimensiones y ubicación: mientras hace algunos años el común de estos puestos era tomar poco espacio, incluso con clientes de pie, ahora colocan toldos y grandes estructuras que invaden buena parte de la vía pública, pese a que son avenidas que representan siempre el riesgo para los clientes y peatones, además de que entorpecen la circulación en la ciudad.
Pero los permisos en estas zonas se expiden, por alguna razón, con normalidad, y sin empacho por las autoridades de Guadalajara.
Impera desorden
Y si se habla de los gustos de los tapatíos que comen en puestos semifijos, sin duda son los tacos la comida que prefieren, pues de los mil 590 permisos que precisan qué producto es lo que ofertan sus dueños, mil 557 son de tacos en alguna de sus variedades (barbacoa, pescado, al vapor, etcétera), y los 23 restantes son permisos para puestos de tortas y tacos.
La dependencia también entregó información de permisos refrendados en enero de 2015, que para ese entonces ya había alcanzado la cantidad de dos mil 338. Pues bien, la misma dinámica de otorgarlos sin precisar el giro o ubicación permaneció.
Sin pies ni cabeza se encuentra la información del padrón de puestos semifijos en las instalaciones de la Dirección de Espacios Abiertos, según se pudo constatar mediante diversas solicitudes de información donde ninguna pudo ser respondida totalmente.
Al pedir a la dependencia el padrón de puestos semifijos existentes en la urbe del 2011 a 2015, la respuesta fue que no se contaba con la información requerida “ya que en cuestión de permisos de uso de suelo no se generaba base de datos de los permisos emitidos para comercio en años anteriores, sino a partir de enero de 2014”.
Sin embargo, la información de 2014 tampoco está ordenada, pues al requerirla desglosada por tipo de giro sólo se entregó el correspondiente a mil 590 establecimientos de un total de cinco mil 131 permisos refrendados, es decir, que las autoridades desconocen qué se autorizó refrendar en tres mil 541 permisos.
También se pidió la ubicación de los permisos vigentes, información que tampoco tenían actualizada, toda vez que sólo sabían dónde se localizaban exactamente tres mil 148 puestos. Así, la Dirección de Espacios Abiertos entregó refrendos a mil 983 permisos sin contar con la ubicación precisa del puesto (según los datos entregados por Transparencia), lo que incluso puede dar pie a que el permisionario se pueda mover o incluso duplicar sitios.
EN JARDINES DE LA PAZ SE COMIERON UN CARRIL
Hace poco más de un año las personas que caminaban o circulaban sobre Cipriano Campos al cruce de Río Nilo lo hacían con mayor fluidez que ahora. Fue en un día común que de una camioneta descendió un grupo de personas que comenzó a armar un puesto de los llamados semifijos, que iba desde un espacio que servía de estacionamiento hasta casi una cuarta parte del arroyo de circulación. El espacio que quedó de calle quedó reducido a un área por donde sólo puede pasar un auto, o moto, o bicicleta, pues si dos de estas combinaciones quieren pasar deben invadir carriles contrarios.
“Agarra lo que es un carril, y cuando es la hora de la salida o entrada de la secundaria se hace una sola fila de dos o tres cuadras (de vehículos). Antes no ocurría porque como son dos carriles, los que daban vuelta a la derecha fluían sin ningún problema, pero ahora como cabe sólo un carro, los que dan vuelta tienen que esperar”, recordó Juan Ortega, vecino de la zona.
Otro colono, que se reservó su nombre, lamentó además que ni lugar para estacionar dejan ya, toda vez que los comensales se ponen frente a su local, por el que paga una renta de dos mil 500 pesos.
Dicha vialidad, que es de mucho tránsito de personas, ha visto un crecimiento de comercio al aire libre como nunca. Sin embargo, ha causado la molestia de vecinos y ciudadanos que transitan por ella debido a que los vendedores instalan puestos muy grandes.
“El problema es que los carros se tienen que abrir demasiado y alguien puede chocar. Los tacos de la noche también abarcan la banqueta y ya uno se tiene que bajar. También obstruyen las rampas y uno se tiene que bajar a la calle con el riesgo de que un carro o un tráiler pueda ocasionar un accidente”, explicó Juan Ortega.
Según Espacios Abiertos de Guadalajara, en avenidas de doble sentido no se pueden otorgar permisos, pero en Cipriano Campos sí se puede por alguna razón, contó una de las comerciantes que cuenta con uno de estos: “Sí, sí dan, pero es que debe de tramitarlo y lleva mucho tiempo, lleva como dos años. De hecho es muy difícil porque después los vecinos de aquí empiezan a juntar firmas y te quieren quitar, pero ya teniendo tu permiso ya no te pueden hacer absolutamente nada”, añade Ortega.
GUÍA
Centro Histórico
—Está restringida esta actividad en todas las calles de doble circulación, así como las avenidas, calzadas y ejes viales: Hidalgo, República, Javier Mina, Juárez, Vallarta, López Cotilla, Pedro Moreno, Industria, Pablo Valdez, Dr. R. Michel, González Gallo, 5 de Febrero, La Paz, Basilio Vadillo, Irineo Paz, Juan de Dios Robledo, Mata Padilla, Belisario Domínguez, Del Ejército, Aquiles Serdán, Los Ángeles, Rubén Darío, Gigantes, Mariano Bárcenas, 8 de Julio, Industria, Independencia y las que a juicio del Ayuntamiento sean determinadas.
¿Cuáles son las facultades del Ayuntamiento o sus representantes?
—Retirar de la vía pública cualquier puesto, armazón o implemento utilizado por los comerciantes en espacios abiertos, cuando tales objetos por su ubicación, abandono, presentación, falta de higiene o su naturaleza peligrosa, obstruyan la vialidad, deterioren el ornato público de la zona, representen peligro para la salud o la seguridad e integridad física de la población.
CLAVES
Supuestas restricciones
Diseños. Según el reglamento, todo tipo de puesto, implemento o armazón que se establezca sobre la vía pública o espacio abierto deberá ser construido con unas medidas máximas de 2.5 metros de largo por 1.5 metros de ancho y 2.5 de alto. Y adaptarse, si existiere, a modelos aprobados por las comisiones edilicias correspondientes.
Distancia. Deben estar cuando menos a una distancia de 10 metros del ángulo del inicio de la finca de la esquina.
Vialidad. No deberán entorpecer el tránsito ni obstruir la visibilidad de la calle, la vista o luz de las fincas inmediatas, ni obstruir el paso peatonal.
LA VOZ DEL EXPERTO
“Lucran con el espacio público”
Sergio González Guzmán (académico de la UdeG).
Invaden calles y aceras, entorpecen la movilidad y lucran con el espacio público, son algunas de las observaciones hacia los puestos semifijos y ambulantes hechas por Sergio González Guzmán, experto en urbanística y Medio Ambiente de la Universidad de Guadalajara. Para el académico, uno de los principales problemas de este tipo de comercio es la apropiación del espacio público:
“Hay puestos sobre avenidas, cerca o afuera de hospitales. (…) Se ponen como dueños de la calle. Parto de un razonamiento: si el Ayuntamiento o el Gobierno del Estado invierte en un espacio público para tenerlo de primera calidad para que sea accesible universalmente, para que lo usufructúe un puesto ambulante, creo que es falta de supervisión de la autoridad porque estaría invirtiendo para un particular”.
González ha estudiado el fenómeno del comercio en espacios abiertos, sobre todo en la Zona Centro. Sin embargo, reconoció que el tema de puestos semifijos y ambulantes en el resto de la urbe debe ser revisado.
Aparte de los comerciantes de bajos recursos o de aquellos dedicados a la venta de artesanías, quienes merecen oportunidades por parte de los gobiernos, existen comerciantes que explotan el espacio público sin estar en condiciones vulnerables:
“Si observamos el tamaño de esos puestos y la calidad de ellos, a simple vista no son personas que tengan necesidad. Llegan en grandes vehículos, pueden sacar por supuesto para pagar una renta y hasta para comprar un local”.
Por corrupción o para pagar favores de campañas, el comercio en espacios abiertos ha crecido al permitírsele además instalarse en zonas prohibidas o restringidas o incluso siendo riesgosos donde las autoridades pueden revocar permisos.
“No creo que una persona que venda alimento en la calle sin medidas de seguridad o de higiene pueda crear derechos o se sienta con derechos sobre el espacio público. (…) Es cuestión de que el Ayuntamiento, al que le pagamos nosotros para que supervise el espacio público, haga su tarea”.
González recordó que hace tres años opinó sobre el problema y éste aumentó; sin embargo, no descartó que las nuevas autoridades aprovechen la oportunidad para ordenar el comercio en los espacios públicos de la ciudad.
“Esos puestos como están en la vía pública interrumpen el libre tránsito, empezando por ahí cualquier puesto, cualquier usufructo del espacio público fuera de reglamento por ningún motivo se tiene que permitir, pero parece que los usos y costumbres mexicanos donde la autoridad es tan laxa, pues los permite y aparte los ve como elementos del paisaje urbano”.
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¿En su colonia algún puesto comercial invade algún espacio público?
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Por ejemplo, hace poco más de un año apareció sobre Cipriano Campos, una avenida de doble sentido, un puesto de tacos de los denominados semifijos, al cruce con Efrén Hernández. Su toldo se extiende desde la banqueta hacia el arroyo de la calle; de hecho, su anclaje abarca una losa de pavimento completa, de modo que invade la mitad del sentido que va de Norte a Sur.
Los comensales que llegan pueden sentir en la nuca el viento de los coches que circulan por el espacio en la calle que queda libre, mientras que los ciclistas deben sortear el obstáculo y evitar los autos.
Además de este puesto, una decena más se extiende a lo largo de esta avenida, que es sólo un ejemplo del comercio al aire libre en Guadalajara que, según la Unidad Departamental de Comercio en Espacios Abiertos, no puede contar con permiso municipal.
Según consta en el formato de pre-solicitud que se expide en las ventanillas de la Unidad, “no se autorizan permisos en avenidas, esquinas, calles de doble circulación, calzadas y ejes viales. (Además) queda prohibido el comercio en una distancia menor de 100 metros dentro de la periferia de mercados municipales, edificios públicos, estaciones de ferrocarril, centrales de autobuses, hospitales, clínicas, escuelas, templos y panteones”. Sin embargo, el puesto de Cipriano Campos tiene autorización: es el permisionario 19931, que recién refrendó el 2 de noviembre de 2014.
Un problema que generan estos puestos deriva de sus dimensiones y ubicación: mientras hace algunos años el común de estos puestos era tomar poco espacio, incluso con clientes de pie, ahora colocan toldos y grandes estructuras que invaden buena parte de la vía pública, pese a que son avenidas que representan siempre el riesgo para los clientes y peatones, además de que entorpecen la circulación en la ciudad.
Pero los permisos en estas zonas se expiden, por alguna razón, con normalidad, y sin empacho por las autoridades de Guadalajara.
Impera desorden
Y si se habla de los gustos de los tapatíos que comen en puestos semifijos, sin duda son los tacos la comida que prefieren, pues de los mil 590 permisos que precisan qué producto es lo que ofertan sus dueños, mil 557 son de tacos en alguna de sus variedades (barbacoa, pescado, al vapor, etcétera), y los 23 restantes son permisos para puestos de tortas y tacos.
La dependencia también entregó información de permisos refrendados en enero de 2015, que para ese entonces ya había alcanzado la cantidad de dos mil 338. Pues bien, la misma dinámica de otorgarlos sin precisar el giro o ubicación permaneció.
Sin pies ni cabeza se encuentra la información del padrón de puestos semifijos en las instalaciones de la Dirección de Espacios Abiertos, según se pudo constatar mediante diversas solicitudes de información donde ninguna pudo ser respondida totalmente.
Al pedir a la dependencia el padrón de puestos semifijos existentes en la urbe del 2011 a 2015, la respuesta fue que no se contaba con la información requerida “ya que en cuestión de permisos de uso de suelo no se generaba base de datos de los permisos emitidos para comercio en años anteriores, sino a partir de enero de 2014”.
Sin embargo, la información de 2014 tampoco está ordenada, pues al requerirla desglosada por tipo de giro sólo se entregó el correspondiente a mil 590 establecimientos de un total de cinco mil 131 permisos refrendados, es decir, que las autoridades desconocen qué se autorizó refrendar en tres mil 541 permisos.
También se pidió la ubicación de los permisos vigentes, información que tampoco tenían actualizada, toda vez que sólo sabían dónde se localizaban exactamente tres mil 148 puestos. Así, la Dirección de Espacios Abiertos entregó refrendos a mil 983 permisos sin contar con la ubicación precisa del puesto (según los datos entregados por Transparencia), lo que incluso puede dar pie a que el permisionario se pueda mover o incluso duplicar sitios.
EN JARDINES DE LA PAZ SE COMIERON UN CARRIL
Hace poco más de un año las personas que caminaban o circulaban sobre Cipriano Campos al cruce de Río Nilo lo hacían con mayor fluidez que ahora. Fue en un día común que de una camioneta descendió un grupo de personas que comenzó a armar un puesto de los llamados semifijos, que iba desde un espacio que servía de estacionamiento hasta casi una cuarta parte del arroyo de circulación. El espacio que quedó de calle quedó reducido a un área por donde sólo puede pasar un auto, o moto, o bicicleta, pues si dos de estas combinaciones quieren pasar deben invadir carriles contrarios.
“Agarra lo que es un carril, y cuando es la hora de la salida o entrada de la secundaria se hace una sola fila de dos o tres cuadras (de vehículos). Antes no ocurría porque como son dos carriles, los que daban vuelta a la derecha fluían sin ningún problema, pero ahora como cabe sólo un carro, los que dan vuelta tienen que esperar”, recordó Juan Ortega, vecino de la zona.
Otro colono, que se reservó su nombre, lamentó además que ni lugar para estacionar dejan ya, toda vez que los comensales se ponen frente a su local, por el que paga una renta de dos mil 500 pesos.
Dicha vialidad, que es de mucho tránsito de personas, ha visto un crecimiento de comercio al aire libre como nunca. Sin embargo, ha causado la molestia de vecinos y ciudadanos que transitan por ella debido a que los vendedores instalan puestos muy grandes.
“El problema es que los carros se tienen que abrir demasiado y alguien puede chocar. Los tacos de la noche también abarcan la banqueta y ya uno se tiene que bajar. También obstruyen las rampas y uno se tiene que bajar a la calle con el riesgo de que un carro o un tráiler pueda ocasionar un accidente”, explicó Juan Ortega.
Según Espacios Abiertos de Guadalajara, en avenidas de doble sentido no se pueden otorgar permisos, pero en Cipriano Campos sí se puede por alguna razón, contó una de las comerciantes que cuenta con uno de estos: “Sí, sí dan, pero es que debe de tramitarlo y lleva mucho tiempo, lleva como dos años. De hecho es muy difícil porque después los vecinos de aquí empiezan a juntar firmas y te quieren quitar, pero ya teniendo tu permiso ya no te pueden hacer absolutamente nada”, añade Ortega.
GUÍA
Centro Histórico
—Está restringida esta actividad en todas las calles de doble circulación, así como las avenidas, calzadas y ejes viales: Hidalgo, República, Javier Mina, Juárez, Vallarta, López Cotilla, Pedro Moreno, Industria, Pablo Valdez, Dr. R. Michel, González Gallo, 5 de Febrero, La Paz, Basilio Vadillo, Irineo Paz, Juan de Dios Robledo, Mata Padilla, Belisario Domínguez, Del Ejército, Aquiles Serdán, Los Ángeles, Rubén Darío, Gigantes, Mariano Bárcenas, 8 de Julio, Industria, Independencia y las que a juicio del Ayuntamiento sean determinadas.
¿Cuáles son las facultades del Ayuntamiento o sus representantes?
—Retirar de la vía pública cualquier puesto, armazón o implemento utilizado por los comerciantes en espacios abiertos, cuando tales objetos por su ubicación, abandono, presentación, falta de higiene o su naturaleza peligrosa, obstruyan la vialidad, deterioren el ornato público de la zona, representen peligro para la salud o la seguridad e integridad física de la población.
CLAVES
Supuestas restricciones
Diseños. Según el reglamento, todo tipo de puesto, implemento o armazón que se establezca sobre la vía pública o espacio abierto deberá ser construido con unas medidas máximas de 2.5 metros de largo por 1.5 metros de ancho y 2.5 de alto. Y adaptarse, si existiere, a modelos aprobados por las comisiones edilicias correspondientes.
Distancia. Deben estar cuando menos a una distancia de 10 metros del ángulo del inicio de la finca de la esquina.
Vialidad. No deberán entorpecer el tránsito ni obstruir la visibilidad de la calle, la vista o luz de las fincas inmediatas, ni obstruir el paso peatonal.
LA VOZ DEL EXPERTO
“Lucran con el espacio público”
Sergio González Guzmán (académico de la UdeG).
Invaden calles y aceras, entorpecen la movilidad y lucran con el espacio público, son algunas de las observaciones hacia los puestos semifijos y ambulantes hechas por Sergio González Guzmán, experto en urbanística y Medio Ambiente de la Universidad de Guadalajara. Para el académico, uno de los principales problemas de este tipo de comercio es la apropiación del espacio público:
“Hay puestos sobre avenidas, cerca o afuera de hospitales. (…) Se ponen como dueños de la calle. Parto de un razonamiento: si el Ayuntamiento o el Gobierno del Estado invierte en un espacio público para tenerlo de primera calidad para que sea accesible universalmente, para que lo usufructúe un puesto ambulante, creo que es falta de supervisión de la autoridad porque estaría invirtiendo para un particular”.
González ha estudiado el fenómeno del comercio en espacios abiertos, sobre todo en la Zona Centro. Sin embargo, reconoció que el tema de puestos semifijos y ambulantes en el resto de la urbe debe ser revisado.
Aparte de los comerciantes de bajos recursos o de aquellos dedicados a la venta de artesanías, quienes merecen oportunidades por parte de los gobiernos, existen comerciantes que explotan el espacio público sin estar en condiciones vulnerables:
“Si observamos el tamaño de esos puestos y la calidad de ellos, a simple vista no son personas que tengan necesidad. Llegan en grandes vehículos, pueden sacar por supuesto para pagar una renta y hasta para comprar un local”.
Por corrupción o para pagar favores de campañas, el comercio en espacios abiertos ha crecido al permitírsele además instalarse en zonas prohibidas o restringidas o incluso siendo riesgosos donde las autoridades pueden revocar permisos.
“No creo que una persona que venda alimento en la calle sin medidas de seguridad o de higiene pueda crear derechos o se sienta con derechos sobre el espacio público. (…) Es cuestión de que el Ayuntamiento, al que le pagamos nosotros para que supervise el espacio público, haga su tarea”.
González recordó que hace tres años opinó sobre el problema y éste aumentó; sin embargo, no descartó que las nuevas autoridades aprovechen la oportunidad para ordenar el comercio en los espacios públicos de la ciudad.
“Esos puestos como están en la vía pública interrumpen el libre tránsito, empezando por ahí cualquier puesto, cualquier usufructo del espacio público fuera de reglamento por ningún motivo se tiene que permitir, pero parece que los usos y costumbres mexicanos donde la autoridad es tan laxa, pues los permite y aparte los ve como elementos del paisaje urbano”.
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