Jalisco
Gasolineros buscan más blindaje contra inseguridad
Las autoridades no deberían ofrecer protección a estos negocios porque sería trato preferencial; debe correr a cargo de la empresa: experto
GUADALAJARA, JALISCO (06/JUL/2013).- Para dueños y empleados de gasolineras en Jalisco el panorama de inseguridad se agudizó conforme ocurría en el país; incluso han sido víctimas de modalidades de delito que en años anteriores no se presentaban, como extorsión, explicó Juan Pablo González Córdova, presidente de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros AC.
Las gasolineras son blanco fácil para el delito debido al flujo constante de dinero y la exposición de éste, y ya dejaron de ser víctimas sólo de robo. Desde hace unos dos años comenzaron a proliferar secuestros a dueños de estaciones de servicio, asaltos durante el traslado de valores a los bancos y extorsiones de proveedores de gasolina robada, quienes amenazan con hacer daño a la familia de los dueños si no se surten de su producto; aunque el también presidente de la Unión de Gasolineros de Jalisco, Colima y Nayarit AC no precisó el número, aseguró que este año el saldo ha sido blanco.
Ante este panorama, los dueños de las gasolineras han empleado estrategias nuevas para blindarse contra la inseguridad. Desde hace unos cinco años todas las gasolineras tienen contratado un seguro por robo, el cual les cubre hasta cinco mil pesos; por tanto, los empleados deben hacer entregas constantes de dinero para no llevar más de dos mil pesos consigo.
También se implementó un sistema de monitoreo con videocámaras, lo que permite que los dueños no tengan que asistir a las estaciones.
De igual forma, se ha buscado coordinación con la Fiscalía Central de Jalisco para que el proceso de denuncias de delitos contra gasolineras sea transparente, pues hay el riesgo de represalias contra el denunciante si se filtra información; la respuesta ha sido favorable. Mientras, el combate al mercado negro de la gasolina le compete a la Federación: representa a la vez un daño a la economía, por la omisión de impuestos, y a la sociedad, por los riesgos que implica proveer gasolina sin la reglamentación necesaria.
Espacios de concentración ciudadana sin vigilancia
En contraste, Francisco Jiménez Reynoso, investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), opina que la vigilancia en las gasolineras y sus empleados debe correr a cuenta del propietario del negocio y sin participación de autoridades públicas, pues la vocación de éstas es la seguridad de la sociedad.
“Si el Estado se vuelca a la protección de este tipo de negocios, se va a descuidar a la sociedad. Ése es el problema: si la autoridad estatal refuerza con sus cuerpos policiacos, las consecuencias pueden ser graves para el resto de la sociedad”.
Además, subraya, las autoridades no tienen capacidad para ofrecer seguridad a gasolineras, pues equivaldría a un trato preferencial, cuando el Estado tiene la obligación de brindar vigilancia integral a la sociedad en general.
Ante el panorama del crecimiento drástico en las denuncias por robos a gasolineras y delitos contra empleados, señala, las acciones deben ir encaminadas a que las empresas brinden la seguridad necesaria y, si se requiere, contratar servicios de seguridad privada suficientes.
EN CIFRAS
Denuncias registradas
Año Robos a gasolineras Delitos contra empleados
2007 2 --
2008 4 2
2009 20 13
2010 206 20
2011 51 43
2012 106 91
2013 66 41
FRASE
"Se recaudan unos dos mil millones de pesos en un solo día en el país, a través de 10 mil 740 estaciones, con unas 350 en la ZMG".
Juan Pablo González, de la Asociación de Empresarios Gasolineros AC.
TESTIMONIO
Primero despachan, luego asaltan
Javier trabaja en una gasolinera y ha sido asaltado nueve veces, algunas a punta de arma de fuego. Raúl también es despachador y unos ladrones le quitaron cuatro mil pesos, los cuales fueron rebajados de su sueldo.
Javier estuvo en una gasolinera cercana a la colonia Reforma en Guadalajara; “ahí asaltan a cada rato”, dice con una sonrisa, aunque acepta que en esos momentos no sabía qué hacer. El despachador platica que en ese lugar fue asaltado en nueve ocasiones, y la estación de servicio hasta dos por día.
“Nomás veía que se paraba un tipo en la esquina y lo reportaba. Pero los policías me decían que no podían llegar pronto por mi salud”: suponían que el asaltante reaccionaría de forma más agresiva.
Usualmente los ladrones se acercaban a llenar un galón, “casi siempre dos”, y mientras Javier lo llenaba uno se acercaba y lo amenazaba. En una ocasión “yo tenía una esclava y me la quisieron quitar”; él les dijo, “pues quítenmela, ustedes la quieren”.
Al momento en que el dúo criminal se adueñaba de la esclava llegó un motociclista; al ver el atraco, reclamó, pero los ladrones lo amenazaron con una pistola; luego le quitaron cinco mil pesos. “Le robaron más a él que a mí. Que apenas los acababa de cobrar”, narra Javier.
Comenta que para prevenir nuevos robos, durante la noche y madrugada se da servicio automático: el consumidor llega con un ticket prepagado y se despacha. Otra opción es entregar el dinero al encargado repetidamente “para no tener tanto en la bolsa”. Ahora el trabajador fue ubicado en una gasolinera más cercana al Centro de la ciudad, y no sufre del miedo que tenía.
Raúl, quien labora en un establecimiento en la Calzada Independencia desde hace tres años, fue asaltado a plena luz del día, a las 18:00 horas. “Eran dos, vinieron a cargar y me sacaron la pistola”. Raúl puso su denuncia y se la entregó al encargado, pero no lo apoyó y le rebajó de su sueldo la cantidad robada.
“No tenemos ningún tipo de seguridad, y si no ponen es por codos”, dice Raúl en relación con la tacañería del dueño. “Imagínate si quedo incapacitado, con los 650 pesos que gano a la semana”. Además, no tiene prestaciones.
Se queja de sus condiciones de trabajo, pero asegura que hablará con el encargado, quien da cuentas al dueño de la gasolinera. “Cada una es un mundo (…) Pero uno que tiene necesidad, se aguanta”.
Las gasolineras son blanco fácil para el delito debido al flujo constante de dinero y la exposición de éste, y ya dejaron de ser víctimas sólo de robo. Desde hace unos dos años comenzaron a proliferar secuestros a dueños de estaciones de servicio, asaltos durante el traslado de valores a los bancos y extorsiones de proveedores de gasolina robada, quienes amenazan con hacer daño a la familia de los dueños si no se surten de su producto; aunque el también presidente de la Unión de Gasolineros de Jalisco, Colima y Nayarit AC no precisó el número, aseguró que este año el saldo ha sido blanco.
Ante este panorama, los dueños de las gasolineras han empleado estrategias nuevas para blindarse contra la inseguridad. Desde hace unos cinco años todas las gasolineras tienen contratado un seguro por robo, el cual les cubre hasta cinco mil pesos; por tanto, los empleados deben hacer entregas constantes de dinero para no llevar más de dos mil pesos consigo.
También se implementó un sistema de monitoreo con videocámaras, lo que permite que los dueños no tengan que asistir a las estaciones.
De igual forma, se ha buscado coordinación con la Fiscalía Central de Jalisco para que el proceso de denuncias de delitos contra gasolineras sea transparente, pues hay el riesgo de represalias contra el denunciante si se filtra información; la respuesta ha sido favorable. Mientras, el combate al mercado negro de la gasolina le compete a la Federación: representa a la vez un daño a la economía, por la omisión de impuestos, y a la sociedad, por los riesgos que implica proveer gasolina sin la reglamentación necesaria.
Espacios de concentración ciudadana sin vigilancia
En contraste, Francisco Jiménez Reynoso, investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), opina que la vigilancia en las gasolineras y sus empleados debe correr a cuenta del propietario del negocio y sin participación de autoridades públicas, pues la vocación de éstas es la seguridad de la sociedad.
“Si el Estado se vuelca a la protección de este tipo de negocios, se va a descuidar a la sociedad. Ése es el problema: si la autoridad estatal refuerza con sus cuerpos policiacos, las consecuencias pueden ser graves para el resto de la sociedad”.
Además, subraya, las autoridades no tienen capacidad para ofrecer seguridad a gasolineras, pues equivaldría a un trato preferencial, cuando el Estado tiene la obligación de brindar vigilancia integral a la sociedad en general.
Ante el panorama del crecimiento drástico en las denuncias por robos a gasolineras y delitos contra empleados, señala, las acciones deben ir encaminadas a que las empresas brinden la seguridad necesaria y, si se requiere, contratar servicios de seguridad privada suficientes.
EN CIFRAS
Denuncias registradas
Año Robos a gasolineras Delitos contra empleados
2007 2 --
2008 4 2
2009 20 13
2010 206 20
2011 51 43
2012 106 91
2013 66 41
FRASE
"Se recaudan unos dos mil millones de pesos en un solo día en el país, a través de 10 mil 740 estaciones, con unas 350 en la ZMG".
Juan Pablo González, de la Asociación de Empresarios Gasolineros AC.
TESTIMONIO
Primero despachan, luego asaltan
Javier trabaja en una gasolinera y ha sido asaltado nueve veces, algunas a punta de arma de fuego. Raúl también es despachador y unos ladrones le quitaron cuatro mil pesos, los cuales fueron rebajados de su sueldo.
Javier estuvo en una gasolinera cercana a la colonia Reforma en Guadalajara; “ahí asaltan a cada rato”, dice con una sonrisa, aunque acepta que en esos momentos no sabía qué hacer. El despachador platica que en ese lugar fue asaltado en nueve ocasiones, y la estación de servicio hasta dos por día.
“Nomás veía que se paraba un tipo en la esquina y lo reportaba. Pero los policías me decían que no podían llegar pronto por mi salud”: suponían que el asaltante reaccionaría de forma más agresiva.
Usualmente los ladrones se acercaban a llenar un galón, “casi siempre dos”, y mientras Javier lo llenaba uno se acercaba y lo amenazaba. En una ocasión “yo tenía una esclava y me la quisieron quitar”; él les dijo, “pues quítenmela, ustedes la quieren”.
Al momento en que el dúo criminal se adueñaba de la esclava llegó un motociclista; al ver el atraco, reclamó, pero los ladrones lo amenazaron con una pistola; luego le quitaron cinco mil pesos. “Le robaron más a él que a mí. Que apenas los acababa de cobrar”, narra Javier.
Comenta que para prevenir nuevos robos, durante la noche y madrugada se da servicio automático: el consumidor llega con un ticket prepagado y se despacha. Otra opción es entregar el dinero al encargado repetidamente “para no tener tanto en la bolsa”. Ahora el trabajador fue ubicado en una gasolinera más cercana al Centro de la ciudad, y no sufre del miedo que tenía.
Raúl, quien labora en un establecimiento en la Calzada Independencia desde hace tres años, fue asaltado a plena luz del día, a las 18:00 horas. “Eran dos, vinieron a cargar y me sacaron la pistola”. Raúl puso su denuncia y se la entregó al encargado, pero no lo apoyó y le rebajó de su sueldo la cantidad robada.
“No tenemos ningún tipo de seguridad, y si no ponen es por codos”, dice Raúl en relación con la tacañería del dueño. “Imagínate si quedo incapacitado, con los 650 pesos que gano a la semana”. Además, no tiene prestaciones.
Se queja de sus condiciones de trabajo, pero asegura que hablará con el encargado, quien da cuentas al dueño de la gasolinera. “Cada una es un mundo (…) Pero uno que tiene necesidad, se aguanta”.