Internacional
Mueren siete en nueva ola de violencia en Bangui
Los enfrentamientos se originaron tras un ataque a una reunión de la Unión por la Paz, en la República Centroafricana
NAIROBI, KENIA (28/OCT/2015).- Al menos siete personas murieron y decenas resultaron heridas en una nueva ola de violencia en Bangui, la capital de la República Centroafricana, informaron hoy medios locales.
Los enfrentamientos se iniciaron después de que un grupo de hombres armados atacara el lunes una delegación de la Unión por la Paz en la República Centroafricana (UPC), integrada por exrebeldes Séléka -del norte musulmán- y que iba a participar en conversaciones de paz.
"Fue una agresión injusta", comentó el portavoz del Gobierno, Dominique Panguindji Said, citado por el portal La Nouvelle Centrafrique, porque "iban a participar en negociaciones para discutir de manera consensuada y pacífica todas las rutas de salida a la crisis".
Tras el ataque, los enfrentamientos entre los Séléka y los grupos civiles cristianos autodenominados "anti-Balaka" ("anti-machete") se intensificaron en algunos barrios de la capital, una violencia persistente que obligó a suspender las elecciones del pasado día 18.
"El balance provisional es de siete muertos", aseguró el portavoz del Gobierno, que condenó esta ola de violencia y pidió a la población mantener la calma.
Ayer, en algunas zonas de la capital se levantaron barricadas y se produjeron actos de vandalismo, robos y saqueos de casa y comercios.
El conflicto en la República Centroafricana comenzó cuando los rebeldes de Séléka derrocaron al presidente François Bozizé en marzo de 2013, rompiendo no sólo con la legalidad, sino con las reglas del juego en un Estado donde el pobre norte musulmán siempre ha estado infrarrepresentado.
A finales de aquel año, los "anti-Balaka" se alzaron contra los Séléka para vengar los abusos cometidos por los insurgentes.
Desde entonces, la violencia sectaria ha abocado al país a una espiral violenta, que sigue sin un gobierno efectivo y con gran parte de su población desplazada.
Los enfrentamientos se iniciaron después de que un grupo de hombres armados atacara el lunes una delegación de la Unión por la Paz en la República Centroafricana (UPC), integrada por exrebeldes Séléka -del norte musulmán- y que iba a participar en conversaciones de paz.
"Fue una agresión injusta", comentó el portavoz del Gobierno, Dominique Panguindji Said, citado por el portal La Nouvelle Centrafrique, porque "iban a participar en negociaciones para discutir de manera consensuada y pacífica todas las rutas de salida a la crisis".
Tras el ataque, los enfrentamientos entre los Séléka y los grupos civiles cristianos autodenominados "anti-Balaka" ("anti-machete") se intensificaron en algunos barrios de la capital, una violencia persistente que obligó a suspender las elecciones del pasado día 18.
"El balance provisional es de siete muertos", aseguró el portavoz del Gobierno, que condenó esta ola de violencia y pidió a la población mantener la calma.
Ayer, en algunas zonas de la capital se levantaron barricadas y se produjeron actos de vandalismo, robos y saqueos de casa y comercios.
El conflicto en la República Centroafricana comenzó cuando los rebeldes de Séléka derrocaron al presidente François Bozizé en marzo de 2013, rompiendo no sólo con la legalidad, sino con las reglas del juego en un Estado donde el pobre norte musulmán siempre ha estado infrarrepresentado.
A finales de aquel año, los "anti-Balaka" se alzaron contra los Séléka para vengar los abusos cometidos por los insurgentes.
Desde entonces, la violencia sectaria ha abocado al país a una espiral violenta, que sigue sin un gobierno efectivo y con gran parte de su población desplazada.