Entretenimiento
Ven, Espíritu Santo
Hoy el Espíritu Santo sigue presente, como lo estuvo siempre en el mundo y en la Iglesia, como ha actuado en el mundo y la vida desde el principio de la Creación
LAS COSAS QUE NOS RODEAN
Tal vez los cristianos del presente siglo creemos poco en el Espíritu Santo, en su fuerza y en la eficacia de su acción, y por este motivo perdemos o desaprovechamos una poderosa potencia que podría dar un dinamismo insospechado a nuestra vida.
Hoy el Espíritu Santo sigue presente, como lo estuvo siempre en el mundo y en la Iglesia, como ha actuado en el mundo y la vida desde el principio de la Creación.
Y nosotros que nos creemos lo máximo, nos arrastramos por niveles inferiores, sin querer alzar la vista, ponernos de pie y dar a nuestra vida esa calidad y luminosidad que Dios pone a nuestro alcance.
Hoy miraremos el fuego, con su doble dimensión de arrasar y purificar; de acrisolar cuanto toca. El fuego es imprescindible en nuestra vida. Para procesar los alimentos, como fuente de calor, y para trabajar metales y otros muchos materiales, sin el fuego sería prácticamente imposible.
ORACION DEL FUEGO
Señor, Dios de la vida
y de todo cuanto existe,
nadie puede compararse a Ti,
aunque todos participemos
en mínima parte
de alguna de tus cualidades.
Yo, fuego,
quiero ser testimonio
de tu presencia que salva y purifica,
que transforma y da vida,
pero que a veces duele
como quemadura ardiente.
El cambio que en silencio
desean los corazones,
sólo podrá lograrlo
aquel que esté dispuesto
a acercarse a la llama ardiente
del Espíritu Santo.
Lo grande y lo perfecto
sólo proviene de los dones
que con abundancia
su amor otorga a todos.
Fue el descubrimiento del fuego, el primer salto de la humanidad a un progreso definitivamente ascendente. Después verá el mundo muchos otros descubrimientos e inventos; pero nunca prodigios tan grandes como los que obra el Espíritu Santo con sus dones. Sabiduría, Entendimiento, Ciencia, Fortaleza, Piedad, Consejo y Temor de Dios, son los rieles sobre los cuales han transitado muchas vidas que en su momento alcanzaron la más alta excelencia de perfección y santidad.
El fuego, cualquiera que sea y donde lo encontremos, nos dirá que necesitamos vivir de fe, de esperanza y de amor según el Espíritu de Dios.
María Belén Sánchez
Tal vez los cristianos del presente siglo creemos poco en el Espíritu Santo, en su fuerza y en la eficacia de su acción, y por este motivo perdemos o desaprovechamos una poderosa potencia que podría dar un dinamismo insospechado a nuestra vida.
Hoy el Espíritu Santo sigue presente, como lo estuvo siempre en el mundo y en la Iglesia, como ha actuado en el mundo y la vida desde el principio de la Creación.
Y nosotros que nos creemos lo máximo, nos arrastramos por niveles inferiores, sin querer alzar la vista, ponernos de pie y dar a nuestra vida esa calidad y luminosidad que Dios pone a nuestro alcance.
Hoy miraremos el fuego, con su doble dimensión de arrasar y purificar; de acrisolar cuanto toca. El fuego es imprescindible en nuestra vida. Para procesar los alimentos, como fuente de calor, y para trabajar metales y otros muchos materiales, sin el fuego sería prácticamente imposible.
ORACION DEL FUEGO
Señor, Dios de la vida
y de todo cuanto existe,
nadie puede compararse a Ti,
aunque todos participemos
en mínima parte
de alguna de tus cualidades.
Yo, fuego,
quiero ser testimonio
de tu presencia que salva y purifica,
que transforma y da vida,
pero que a veces duele
como quemadura ardiente.
El cambio que en silencio
desean los corazones,
sólo podrá lograrlo
aquel que esté dispuesto
a acercarse a la llama ardiente
del Espíritu Santo.
Lo grande y lo perfecto
sólo proviene de los dones
que con abundancia
su amor otorga a todos.
Fue el descubrimiento del fuego, el primer salto de la humanidad a un progreso definitivamente ascendente. Después verá el mundo muchos otros descubrimientos e inventos; pero nunca prodigios tan grandes como los que obra el Espíritu Santo con sus dones. Sabiduría, Entendimiento, Ciencia, Fortaleza, Piedad, Consejo y Temor de Dios, son los rieles sobre los cuales han transitado muchas vidas que en su momento alcanzaron la más alta excelencia de perfección y santidad.
El fuego, cualquiera que sea y donde lo encontremos, nos dirá que necesitamos vivir de fe, de esperanza y de amor según el Espíritu de Dios.
María Belén Sánchez