Economía
Recolectar basura lo convierte en empresario
Francisco Padilla montó una empresa de reciclaje que da empleo a cinco personas
GUADALAJARA, JALISCO (16/MAY/2016).- Era recolector con el camión municipal de
Ahualulco de Mercado. Francisco Enciso Padilla hacía lo que sus compañeros: llegaba a las casas para retirar los desechos que las personas acumulaban a lo largo de la semana.
Ganaba alrededor de mil 800 pesos a la quincena, más las propinas que la gente le daba por dejar su casa libre de basura, que apenas le alcanzaban para mantener a su familia. Pero no se daba por vencido, aun con su discapacidad en la mano derecha (perdió cuatro dedos tras explotarle un cohete hace casi dos décadas).
Comenzó a observar y vio una oportunidad. La basura era mucha y pensó que gran parte de ella no tenía por qué ir al relleno sanitario donde las botellas de plástico, vidrio, cartón, envases de leche vacíos y otros desperdicios terminan sepultados.
Empezó a comprar a la gente todos los desechos y los almacenó. Al principio, sin ningún objetivo pues, aunque sabía que podía sacar algo de dinero al venderlo, no le darían gran cosa.
Probó suerte, se asesoró con expertos y compró a plazos una prensa para aplastar todo el material y venderlo.
Hoy, Francisco es un microempresario de 35 años, que tiene una recicladora, ya creó cinco empleos, y sus mayores compradores están en Guadalajara.
Ganaba alrededor de mil 800 pesos a la quincena, más las propinas que la gente le daba por dejar su casa libre de basura, que apenas le alcanzaban para mantener a su familia. Pero no se daba por vencido, aun con su discapacidad en la mano derecha (perdió cuatro dedos tras explotarle un cohete hace casi dos décadas).
Comenzó a observar y vio una oportunidad. La basura era mucha y pensó que gran parte de ella no tenía por qué ir al relleno sanitario donde las botellas de plástico, vidrio, cartón, envases de leche vacíos y otros desperdicios terminan sepultados.
Empezó a comprar a la gente todos los desechos y los almacenó. Al principio, sin ningún objetivo pues, aunque sabía que podía sacar algo de dinero al venderlo, no le darían gran cosa.
Probó suerte, se asesoró con expertos y compró a plazos una prensa para aplastar todo el material y venderlo.
Hoy, Francisco es un microempresario de 35 años, que tiene una recicladora, ya creó cinco empleos, y sus mayores compradores están en Guadalajara.