Economía
Fallas automotrices, sin vigilancia en México
El país carece de una institución que vigile y haga cumplir las reglas de seguridad
CIUDAD DE MÉXICO (13/OCT/2015).- Casos como el de las bolsas de aire de autos de Takata, que reventaban en caso de choque, y el alto nivel contaminante en los motores diésel de Volkswagen (VW), son sólo dos fallas que podrían quedarse sin castigo en México, pues a diferencia de Estados Unidos, el país carece de una institución que vigile y haga cumplir las normas de seguridad, así como las físico-mecánicas en los vehículos.
Expertos coincidieron que en Estados Unidos la supervisión del acatamiento de la regulación recae en la Administración Nacional de Tráfico en Caminos, mientras que en México no hay ningún organismo como éste.
La Ley Federal de Protección al Consumidor en el país indica en su artículo 98 Bis que el incumplimiento de normas y el daño a compradores se sanciona por la Profeco si los afectados presentan su denuncia. Sin embargo, no especifica, ni en el reglamento las formas, ni cómo se vigila su cumplimiento. Es decir, si un consumidor no presenta queja, no se inicia ningún procedimiento contra la empresa. “En EU hay una autoridad sobre el cumplimiento de estándares en seguridad, en México no existe, no hay autoridad que realice un muestreo de autos que tienen un problema de carácter industrial y regulatorio, no hay nadie”, dijo Bernardo Altamirano, extitular de la Profeco y director de la consultora Central Consumidor y Ciudadano.
El caso de la manipulación de pruebas de contaminación de los autos a diésel de Volkswagen debe ser castigado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, pero tuvo que revisarse por una autoridad de análisis físico-mecánico, agregó Altamirano.
Óscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes, dijo que algunas empresas son impulsadas a llegar a los límites de la ley cuando se trata de innovación y reducción de costos, esto incluso puede causar que las compañías falten a las normas. “Pasa en cualquier sector, incluso en alimentos, las empresas tienen que trabajar al límite”, destacó Albín.
Alejandro Furas, secretario técnico de Latin Ncap, aseguró que México aprobó nuevas normas para la fabricación de automóviles que se vendan en el país; sin embargo, éstas muestran un retraso de 20 años, comparadas con las aplicadas en Europa.
Expertos coincidieron que en Estados Unidos la supervisión del acatamiento de la regulación recae en la Administración Nacional de Tráfico en Caminos, mientras que en México no hay ningún organismo como éste.
La Ley Federal de Protección al Consumidor en el país indica en su artículo 98 Bis que el incumplimiento de normas y el daño a compradores se sanciona por la Profeco si los afectados presentan su denuncia. Sin embargo, no especifica, ni en el reglamento las formas, ni cómo se vigila su cumplimiento. Es decir, si un consumidor no presenta queja, no se inicia ningún procedimiento contra la empresa. “En EU hay una autoridad sobre el cumplimiento de estándares en seguridad, en México no existe, no hay autoridad que realice un muestreo de autos que tienen un problema de carácter industrial y regulatorio, no hay nadie”, dijo Bernardo Altamirano, extitular de la Profeco y director de la consultora Central Consumidor y Ciudadano.
El caso de la manipulación de pruebas de contaminación de los autos a diésel de Volkswagen debe ser castigado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, pero tuvo que revisarse por una autoridad de análisis físico-mecánico, agregó Altamirano.
Óscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes, dijo que algunas empresas son impulsadas a llegar a los límites de la ley cuando se trata de innovación y reducción de costos, esto incluso puede causar que las compañías falten a las normas. “Pasa en cualquier sector, incluso en alimentos, las empresas tienen que trabajar al límite”, destacó Albín.
Alejandro Furas, secretario técnico de Latin Ncap, aseguró que México aprobó nuevas normas para la fabricación de automóviles que se vendan en el país; sin embargo, éstas muestran un retraso de 20 años, comparadas con las aplicadas en Europa.