Deportes
La oreja del villamelón
De los toros con verdad por FRANCISCO BARUQUI M
Madrid (Tercera corrida de San Isidro).- Los sábados siempre se llena la plaza. Y ayer no iba a ser la excepción. Es cuando los trabajadores de toda índole descansan y muchos patrones, en un derroche de generosidad obsequian la entrada del abono a quien obsequiarla deciden, y así, la variopinta concurrencia de que hice mención en mi primer escrito del ciclo viene a corroborar que a estos festejos de tan bajo fuste no asiste el aficionado chipén, entendido que mira con seriedad y exige, que no. Va, sí, el villamelonaje oportunista de entrada regalada que simple y llanamente es… Es otra cosa.
Lleno sabatino, pues, con toros deslucidos de Salvador Domecq que sacaron muchas asperezas y sobradas complicaciones; algunos correosotes con cierto genio y desarrollando sentido, saliendo un sobrero de Fernando Peña de similares características pero…
Pero anda que en el sexteto vino un premio mayor de Puerta Grande que, — curiosidades de la suerte —, le correspondía al segundo de Abellán quedando, por cogida de éste, en las manos de Pedro Gutiérrez “El Capea” que… Vamos… Pues… Ha recibido una orejita sabatina, barata y discutida, muy discutida, discutidísima, de un ejemplar extraordinario que era, como en el argot por acá se dice: “De cortijo…”.
Soberbio el de Salvador Domecq por sus buenas hechuras, con trapío y unas condiciones de excepción por su gran clase y alegría, recorrido y viaje, de fijeza, — donde le dejaban se quedaba para volver a embestir al cite mínimo desplazándose de lujo —, y son, mucho son. Había que ver cómo acometía de largo humillando, planeando, “haciendo el avión”, de cortijo, que sí, de cortijo…
Este premio se lo llevó el Capeíta, — lo que estará sintiendo Abellán por lo que se dejó —, y ante el extraordinario astado, hizo su toreo de movimiento de pies, excesiva reposición, extrema rigidez tan característica en sus robóticas formas, carente del relajamiento y buen gusto. Se acopló en dos series con la mano diestra que con tibieza se le corearon, pero por el izquierdo que había que exponer aguantando, domeñando a imponiéndose, el bravo se lo comió y, por ahí no… Llevándose un maromón de órdago sin más consecuencias que el susto afortunadamente, que impactó por su efecto en la masa venteña teniendo una reacción valentona que repercutió en los indoctos; y como tuvo certeza con el acero, pues anda, que venga el auricular, premio tan discutido que a la salida no le valió para una despedida calurosa y sí con sonora música de viento toda vez que con los otros de su lote anduvo francamente mal, sin decir nada, muy en la tesitura de su expresión.
David Mora confirmó su alternativa yéndose a porta gayola viniendo a por todas. Buen manejo de capote en verónicas, chicuelinas y gaoneras sobrado de voluntad, la que derrochó a lo largo de toda su actuación frente a reses de cabezas sueltas, correosas, que midieron y en cuanto podían tiraban la tarascada. Hubo más emoción que lucimiento porque cuando hay valor cabal, sin efectismos, la verdad se siente y con ello, que la tragedia ronda en la plaza. Providencialmente no sobrevino para Mora el percance dejando una muy buena impresión al andar breve con la espada escuchando batir de palmas, en cambio…
En cambio el madrileño Miguel Abellán frente al peligroso segundo que desarrolló genio, al ser alcanzado por la corva, se llevó un “tabaco” de 15 centímetros ascendente que contusionó paquete vásculo nervioso llegando hasta el fémur. Tal parece que para su segunda corrida dentro de 11 días podrá estar listo… Que así sea; se lo merece y más, mucho más cuando por la cornada dejó un toro de excepción.
Para hoy, cartel dominguero, — ¿con similar concurrencia..? —, con un sexteto de Los Recitales para Curro Díaz (artista de gusto exquisito), Iván Vicente y Ambel Posada.
Que la suerte acompañe…
Correo electrónico: francisco@baruqui.com
Lleno sabatino, pues, con toros deslucidos de Salvador Domecq que sacaron muchas asperezas y sobradas complicaciones; algunos correosotes con cierto genio y desarrollando sentido, saliendo un sobrero de Fernando Peña de similares características pero…
Pero anda que en el sexteto vino un premio mayor de Puerta Grande que, — curiosidades de la suerte —, le correspondía al segundo de Abellán quedando, por cogida de éste, en las manos de Pedro Gutiérrez “El Capea” que… Vamos… Pues… Ha recibido una orejita sabatina, barata y discutida, muy discutida, discutidísima, de un ejemplar extraordinario que era, como en el argot por acá se dice: “De cortijo…”.
Soberbio el de Salvador Domecq por sus buenas hechuras, con trapío y unas condiciones de excepción por su gran clase y alegría, recorrido y viaje, de fijeza, — donde le dejaban se quedaba para volver a embestir al cite mínimo desplazándose de lujo —, y son, mucho son. Había que ver cómo acometía de largo humillando, planeando, “haciendo el avión”, de cortijo, que sí, de cortijo…
Este premio se lo llevó el Capeíta, — lo que estará sintiendo Abellán por lo que se dejó —, y ante el extraordinario astado, hizo su toreo de movimiento de pies, excesiva reposición, extrema rigidez tan característica en sus robóticas formas, carente del relajamiento y buen gusto. Se acopló en dos series con la mano diestra que con tibieza se le corearon, pero por el izquierdo que había que exponer aguantando, domeñando a imponiéndose, el bravo se lo comió y, por ahí no… Llevándose un maromón de órdago sin más consecuencias que el susto afortunadamente, que impactó por su efecto en la masa venteña teniendo una reacción valentona que repercutió en los indoctos; y como tuvo certeza con el acero, pues anda, que venga el auricular, premio tan discutido que a la salida no le valió para una despedida calurosa y sí con sonora música de viento toda vez que con los otros de su lote anduvo francamente mal, sin decir nada, muy en la tesitura de su expresión.
David Mora confirmó su alternativa yéndose a porta gayola viniendo a por todas. Buen manejo de capote en verónicas, chicuelinas y gaoneras sobrado de voluntad, la que derrochó a lo largo de toda su actuación frente a reses de cabezas sueltas, correosas, que midieron y en cuanto podían tiraban la tarascada. Hubo más emoción que lucimiento porque cuando hay valor cabal, sin efectismos, la verdad se siente y con ello, que la tragedia ronda en la plaza. Providencialmente no sobrevino para Mora el percance dejando una muy buena impresión al andar breve con la espada escuchando batir de palmas, en cambio…
En cambio el madrileño Miguel Abellán frente al peligroso segundo que desarrolló genio, al ser alcanzado por la corva, se llevó un “tabaco” de 15 centímetros ascendente que contusionó paquete vásculo nervioso llegando hasta el fémur. Tal parece que para su segunda corrida dentro de 11 días podrá estar listo… Que así sea; se lo merece y más, mucho más cuando por la cornada dejó un toro de excepción.
Para hoy, cartel dominguero, — ¿con similar concurrencia..? —, con un sexteto de Los Recitales para Curro Díaz (artista de gusto exquisito), Iván Vicente y Ambel Posada.
Que la suerte acompañe…
Correo electrónico: francisco@baruqui.com