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Fue de larga duración... ojo con Alzate y Mateos

De los Toros con Verdad

De nuevo se abrieron las puertas del coso tapatío del Nuevo Progreso y…

Y, caramba, cuando esperaba ver algún remozamiento o hasta un mínimo de limpieza, me encuentro una arena sin rastrillar, los mismos escalones rotos y a “Toca” y a “Pica”.  Sí, a un par de arañas que han fincado con su red la esquina de la barra de barrera; vamos que de pulcritud ni hablamos pero sí del riesgo que se corre estando en la localidad más cara de un piquetón de arácnido.  ¡Cuánta ilusión le echan para montar el espectáculo…!  Se sigue con el “ahí se va…”  ¡Bah..!

Más hablaré de otra ilusión, que sí; la del ganadero que sabe poner sus toros rematando la corrida como rematarse se debe para venir a una plaza con el orgullo profesional del auténtico criador.  Así…

Así vino Jorge de Haro con un encierro muy bien presentado, en el tipo de su sangre, cómodos de cuerna los más, pero luciendo crianza de lujo con ejemplares rematados, con romana y edad y con cualidades destacables  como nobleza, son, fijeza y claridad en la embestida humillando desde salida y abriéndose gratamente a los engaños.

 Tres sacaron clase aunque debo señalar que adolecieron de fuerza justa toda vez que los restantes llegaron al último tercio agarrándose al piso, cortos de viaje y dos mansurrones que doblaban contrario a la salida del pase desentendiéndose de la zarga. 

El sexto, al ser estrellado en un burladero se partió el cuerno desde la cepa misma cambiando las posibilidades de lucimiento.

Creo que varios no fueron aprovechados en lo debido con todo y el entusiasmo y la voluntad de los noveles que derrocharon empeño y ganas pero que…

Pero que solo el bogotano ya bien conocido de la afición, Fernando Alzate, se erigió como triunfador al cortar un merecido apéndice en el tercero con el que cuajó una faena variada y de entrega sobresaliendo series de sendos ayudados por abajo con la diestra que fuerte se le corearon, enfrentando un izquierdo de quirófano por como lo medía el astado. 

La gente con él desde los cambiados por la espalda de inicio con exposición manteniendo ritmo y ligazón con la muleta rematando con soberbios de pecho, vaciando como vaciar se debe y sacando los pitones por la hombrera contraria, ¡chipén, que sí..!  Bien por alto en una serie de ajustadas bernadinas que se le aplaudieron.

Cuando el morito le pidió la muerte, perfilándose en corto y yéndose muy por derecho atracándose de toro, sepultó la espada en todo lo alto aplicándose en el volapié para ganarse a ley el trofeo y dar la vuelta.  No se salvó de dos arropones al tropezar primero salvándose por el capote y rodando como se debe, y en la faena cogido sin ser calado.   Seguramente como triunfador, — así se anunció para el festejo del venidero domingo —, repetirá, y se le verá con gusto.

Como con cuánto gusto se seguirá viendo al poblano Alfonso Mateos, un chaval moreno apoyado por “El Pana”, que consciente de un valor cabal, sin bisturería de por medio, se dio toda la tarde muy dentro de la línea de expresión artística de su maestro tlaxcalteca.  Personalidad, hondura y garra tanto de capa como de muleta ha dejado constancia de un toreo con sabor y aroma; sí, ése de muletazos largos y con temple gustándose y gustando ya que conectó con facilidad con la afición que apreció sus verónicas y chicuelinas rematadas con medias para cartel que se le jalearon fuerte.

Con la flámula se pone en el sitio imprimiendo sello en sus muletazos sabiendo ligar.  Y más los ligará, se lo aseguro, si al terminar el pase evita quedarse fuera de cacho teniendo que volver para sobar en la repetición.  Ese paso para adelante que debe dar, sobre todo con ejemplares pegados a la arena, le representará mayor cadencia en su labor que sabe rematar con cierta oportunidad con los de pecho.

Seguramente con la ilusión de seguir toreando, cae fácil en pasar de faena a sus bureles pinchando y perdiendo alguno de los auriculares y sí recibiendo aviso del palco, aunque en el que abrió plaza tuvo petición y que incomprensiblemente al intentar dar una merecida vuelta, un sector lo metió al callejón.

Regaló un sobrero de la misma vacada astifino de verdad, — que así vengan los demás encierros que estén por venir, sobre todo cuando se trate de figurines —, cuando las lumbreras regaban con macilenta luz el ruedo, salió con muchas ganas fiel a su sentido interpretativo y ganándose de nuevo al público, pero al salir de un pase, se llevó una cornada luego de que el De Haro lo alcanzó empitonándolo por detrás colgándolo siendo retirado por las asistencias.  Cartel del bueno deja Mateos por los deseos de verle pronto.  Bien que lo merece.

Y se presentó Santiago Fausto un joven queretano con buena planta y fino corte de elegante expresión como medido valor y cierto verdor que le impidió estar a tono con sus astados.  Toreo sobre piernas con la capa al lancear a la verónica, quedándose más quieto por gaoneras en las que le falta torear más a fin de que el percal no le sea trompicado.

Ya en el último tercio, en momentos dejó ver cierta elegancia en sus formas y sentir tanto con la diestra como con la de cobrar pero…  Pero sin lograr acoplarse del todo en dos trasteos intermitentes que no lograron impactar en los tendidos. 

Empieza y tiene camino por andar, cosa será de aprendizaje en el que a más de torear resulta inminentemente necesario a que aprenda a matar ya que sin aprovechar su elevada estatura y largueza de brazos, se sale de la suerte perfilándose apenas estrellando el engaño en el testuz y quedándose en la cara sin pasarse, lo que le obligó a pinchar en demasía escuchando avisos en los tres que se enfrentó, hasta en el de regalo que mató por la cogida de Mateos.  Bueno será verle más rodado y con un concepto más claro de la lidia y no con el resobado del pega pases…

Y qué lujo de nuevo ver banderillear al “Bam Bam”, a Fermín Quiroz como a Diego Bricio; ahí hay torería de la buena y…

Y lujazo también escuchar la interpretación de la Virgen de la Macarena en la trompeta non de la banda de música que la borda cada vez que la toca llevándose el batir de palmas.

Todo esto, sí, en tres y media horas que duró la función.  De ahí, pues, lo de larga duración…

Correo electrónico: francisco@baruqui.com

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