Deportes
De los toros con verdad
Por Francisco Baruqui M. 31 de julio de 2008
Desde hace años atrás, muchos ya, he venido escribiendo sobre de la inminente necesidad de que se promovieran festejos novilleriles, toda vez que las plazas y placitas ferieras en las que se montaban seriales para los incipientes, les habían sido arrebatadas por los “figurines” en boga, a fin de no dejar pasar una y llevarse todo sin contemplación alguna y sin la observación pertinente de la categoría y aforo de los cosos. Así…
Así, hasta los famosos “novenarios”, — funciones pueblerinas organizadas durante nueve días consecutivos con ganado de media casta y en pequeñas poblaciones, pero que se significaban como ferias tradicionales, que durante mucho tiempo fueron semillero de promesas, y que al transcurrir de los años con la voracidad de las administraciones taurinas de algunos de los “starletts” del momento, hicieron que se fueran acabando en franco detrimento de las novilladas que día con día serían cada vez menos.
El negocio taurino se transformaba… Todo iba a llevarse lo inmediato sin mirar siquiera a un mediano plazo. Todo pues, por lo del próximo domingo o la siguiente feria. No... No se miraba al futuro, toda la vista estaba fija en el presente.
Ya los punteros se despojaban de aquello de torear de acuerdo a la categoría de plazas y alternantes, cuando se daba que, en contraste a como sucedía décadas atrás, para ver los aficionados a las auténticas figuras, se trasladaban de la población en la que radicaban a la arena de las ciudad de más rango, organizándose viajes, ya en autobuses, trenes o en lo que fuera, para ver a los toreros de cartel que más interesaban, y que por la jerarquía de la que gozaban, no actuaban en plazas de poca monta.
Así pues, los “productos” taurinos se fueron haciendo “a domicilio…”
Arrebatadas las placitas a los noveles, el número de funciones menores fue decreciendo considerablemente y, por ende, las oportunidades de sacara a nuevos valores escasearon a más no poder hasta llegar a la tan deplorable y por demás triste y humillante situación del hoy, en la que salvo escasas, muy escasas, escasísimas excepciones, las funcioncitas taurinas parodieras se presentan con reses indignas de ser lidiadas por cuanto a presencia, — becerros por novillos; novillos por toros y… Y en muchas ocasiones becerrotes para corridas —, a más de víctimas de las deleznables mutilaciones de sus astas, — muchas de las veces sangrantes de los pitones de tanto que se les ha cortado —, llegándose pues a lo que se ha llegado.
De mis charlas inolvidables con el Sabio del Toreo que fue el maestro Fermín Espinosa “Armillita Chico”, me viene a mi mente su claro concepto que tenía sobre la formación de los toreros. – “Mira Paco”, me decía, “teníamos que venir a España que era la Universidad para coger oficio y poder, aprender la técnica y la aplicación de los recursos ante un toro que exigía y obligaba…” —, y… Y cuánta razón tenía el inconmensurable torero.
De ahí que era imprescindible contar con las enseñanzas de los maestros, — bien hayan las Escuelas Taurinas —, cuando el toreo no se aprende en los libros sino… Sino, de boca a boca.
Pero claro que para esto la presencia de profesores, que no son otros que toreros en el retiro pero con la capacidad, la disposición y la afición para transmitir sus conocimientos, resulta fundamental; como fundamental ha sido que de la tierra en la que nació el toreo vinieran para hacer su labor.
Hace dos años por petición de una de las empresas fuertes de México, contacté con el maestro Joaquín Bernadó, amigo de tiempo atrás con una trayectoria incomparable en ruedos mexicanos, y gran disposición a fin de que viniese a dar durante algunos meses clases a los chavales de Guadalajara. A nada se llegó cuando no valoraron la importante capacidad del esteta catalán, profesor en la Escuela Taurina de Madrid. Y es ahora precisamente, cuando aquí en México faltan maestros no hay diestros que motiven el mínimo interés, que el cemento de las plazas es el presente, y que semana a semana se refleja en cualquiera de los cosos, desde el gran embudo que es la Monumental México, con capacidad de más de cuarenta y cinco mil espectadores, y las entradas que se han venido haciendo son a veces, créalo Usted, de mil y hasta un pelín menos, a cosos de tercera.
La baraja taurina gastada al máximo, juega en base a una figura, Eloy Cavazos, que frisando las seis décadas de edad y con cinco minutos que le quedan como profesional activo, se acompaña de otros dos veteranos, Zotoluco y Rafael Ortega quienes con todo y los “enfrentamientos” de pleito que han protagonizado y habiendo dado lo que dar pudieron poco interesan ya.
Ésta… Ésta es la factura cara que de tiempo atrás están teniendo que pagar las empresas por no haber sabido sacar valores nuevos que atraigan, y ahora, ante esto, tengan que recurrir a espadas españoles principalmente como bases para cerrar sus carteles, empero…
Empero, de España vinieron inquietudes de taurinos como Martín Arranz y Juan Cubero con respaldo de algunos aficionados mexicanos, que escarbaron para plantar la savia nueva con muchachos con cualidades, facultades y condiciones para figurar, y que van respondiendo estupendamente como lo son Octavio García “El Payo” y Mario Aguilar, alumnos ambos de Cubero, cayendo de pie ante la exigente afición madrileña y en la plaza más importante del mundo que es Las Ventas. Ambos están funcionando cada uno con sus personales formas y estilo de interpretar el arte, pero los dos con valor, entrega y afición.
Indudablemente que ambos se miran, ahora que en tierras mexicanas se encuentra el panorama tan obscuro, como las luces que hacen esperanzar tiempos mejores, toda vez que su concepto de desarrollo siga siendo en el tenor de las temporadas españolas y centro y suramericanas, controladas también por fundamento ibérico por cuanto a profesionalidad.
Y aunque desconcertante, — etapa novilleril triunfante y arranque con la alternativa muy esperanzador, —, ha venido siendo la trayectoria de otro joven torero mexicano, matador ya hecho en España como es Joselito Adame, vale confiar que reencauce su trayectoria incipiente dadas las muestras fehacientes que ha dado de que se trata de un torero cabal con todo para dar en la tan hermosa cuanto difícil profesión pero…
Pero que, ahora mismo, sigan sus carreras en la península ibérica, haciéndose a la fiesta y al espectáculo taurino que ahora mismo brilla con un grupo destacadísimo de matadores que han venido a remontar poniendo al toreo en sitial de relieve.
Ya… Ya tendrán tiempo para venir a su país cuando la cabaña brava mexicana, salvo honrosas, muy honrosas, honrosísimas excepciones, se encuentra diezmada por cuanto a casta, y que solo aquellos ganaderos que apostaron por refrescar la sangre trayendo simiente del campo bravo español, hacen concebir esperanzas de que la fiesta en México pueda volver a interesar volviendo la emoción de la bravura y no lo que en el hoy campea que es la lastimera expresión de la mansedumbre…
Ni qué dudarlo, la caterva de vivales manipuladores y la cáfila de advenedizos manipulados por los “administradores” de los figurines, simple y llanamente… Llana y simplemente ¡SE LA HAN CARGADO..!
Se la han cargado, que sí, cuando si se han propuesto hacer las cosas tan mal… No les hubiese salido tan bien. Les han salido tan bien…
Así, hasta los famosos “novenarios”, — funciones pueblerinas organizadas durante nueve días consecutivos con ganado de media casta y en pequeñas poblaciones, pero que se significaban como ferias tradicionales, que durante mucho tiempo fueron semillero de promesas, y que al transcurrir de los años con la voracidad de las administraciones taurinas de algunos de los “starletts” del momento, hicieron que se fueran acabando en franco detrimento de las novilladas que día con día serían cada vez menos.
El negocio taurino se transformaba… Todo iba a llevarse lo inmediato sin mirar siquiera a un mediano plazo. Todo pues, por lo del próximo domingo o la siguiente feria. No... No se miraba al futuro, toda la vista estaba fija en el presente.
Ya los punteros se despojaban de aquello de torear de acuerdo a la categoría de plazas y alternantes, cuando se daba que, en contraste a como sucedía décadas atrás, para ver los aficionados a las auténticas figuras, se trasladaban de la población en la que radicaban a la arena de las ciudad de más rango, organizándose viajes, ya en autobuses, trenes o en lo que fuera, para ver a los toreros de cartel que más interesaban, y que por la jerarquía de la que gozaban, no actuaban en plazas de poca monta.
Así pues, los “productos” taurinos se fueron haciendo “a domicilio…”
Arrebatadas las placitas a los noveles, el número de funciones menores fue decreciendo considerablemente y, por ende, las oportunidades de sacara a nuevos valores escasearon a más no poder hasta llegar a la tan deplorable y por demás triste y humillante situación del hoy, en la que salvo escasas, muy escasas, escasísimas excepciones, las funcioncitas taurinas parodieras se presentan con reses indignas de ser lidiadas por cuanto a presencia, — becerros por novillos; novillos por toros y… Y en muchas ocasiones becerrotes para corridas —, a más de víctimas de las deleznables mutilaciones de sus astas, — muchas de las veces sangrantes de los pitones de tanto que se les ha cortado —, llegándose pues a lo que se ha llegado.
De mis charlas inolvidables con el Sabio del Toreo que fue el maestro Fermín Espinosa “Armillita Chico”, me viene a mi mente su claro concepto que tenía sobre la formación de los toreros. – “Mira Paco”, me decía, “teníamos que venir a España que era la Universidad para coger oficio y poder, aprender la técnica y la aplicación de los recursos ante un toro que exigía y obligaba…” —, y… Y cuánta razón tenía el inconmensurable torero.
De ahí que era imprescindible contar con las enseñanzas de los maestros, — bien hayan las Escuelas Taurinas —, cuando el toreo no se aprende en los libros sino… Sino, de boca a boca.
Pero claro que para esto la presencia de profesores, que no son otros que toreros en el retiro pero con la capacidad, la disposición y la afición para transmitir sus conocimientos, resulta fundamental; como fundamental ha sido que de la tierra en la que nació el toreo vinieran para hacer su labor.
Hace dos años por petición de una de las empresas fuertes de México, contacté con el maestro Joaquín Bernadó, amigo de tiempo atrás con una trayectoria incomparable en ruedos mexicanos, y gran disposición a fin de que viniese a dar durante algunos meses clases a los chavales de Guadalajara. A nada se llegó cuando no valoraron la importante capacidad del esteta catalán, profesor en la Escuela Taurina de Madrid. Y es ahora precisamente, cuando aquí en México faltan maestros no hay diestros que motiven el mínimo interés, que el cemento de las plazas es el presente, y que semana a semana se refleja en cualquiera de los cosos, desde el gran embudo que es la Monumental México, con capacidad de más de cuarenta y cinco mil espectadores, y las entradas que se han venido haciendo son a veces, créalo Usted, de mil y hasta un pelín menos, a cosos de tercera.
La baraja taurina gastada al máximo, juega en base a una figura, Eloy Cavazos, que frisando las seis décadas de edad y con cinco minutos que le quedan como profesional activo, se acompaña de otros dos veteranos, Zotoluco y Rafael Ortega quienes con todo y los “enfrentamientos” de pleito que han protagonizado y habiendo dado lo que dar pudieron poco interesan ya.
Ésta… Ésta es la factura cara que de tiempo atrás están teniendo que pagar las empresas por no haber sabido sacar valores nuevos que atraigan, y ahora, ante esto, tengan que recurrir a espadas españoles principalmente como bases para cerrar sus carteles, empero…
Empero, de España vinieron inquietudes de taurinos como Martín Arranz y Juan Cubero con respaldo de algunos aficionados mexicanos, que escarbaron para plantar la savia nueva con muchachos con cualidades, facultades y condiciones para figurar, y que van respondiendo estupendamente como lo son Octavio García “El Payo” y Mario Aguilar, alumnos ambos de Cubero, cayendo de pie ante la exigente afición madrileña y en la plaza más importante del mundo que es Las Ventas. Ambos están funcionando cada uno con sus personales formas y estilo de interpretar el arte, pero los dos con valor, entrega y afición.
Indudablemente que ambos se miran, ahora que en tierras mexicanas se encuentra el panorama tan obscuro, como las luces que hacen esperanzar tiempos mejores, toda vez que su concepto de desarrollo siga siendo en el tenor de las temporadas españolas y centro y suramericanas, controladas también por fundamento ibérico por cuanto a profesionalidad.
Y aunque desconcertante, — etapa novilleril triunfante y arranque con la alternativa muy esperanzador, —, ha venido siendo la trayectoria de otro joven torero mexicano, matador ya hecho en España como es Joselito Adame, vale confiar que reencauce su trayectoria incipiente dadas las muestras fehacientes que ha dado de que se trata de un torero cabal con todo para dar en la tan hermosa cuanto difícil profesión pero…
Pero que, ahora mismo, sigan sus carreras en la península ibérica, haciéndose a la fiesta y al espectáculo taurino que ahora mismo brilla con un grupo destacadísimo de matadores que han venido a remontar poniendo al toreo en sitial de relieve.
Ya… Ya tendrán tiempo para venir a su país cuando la cabaña brava mexicana, salvo honrosas, muy honrosas, honrosísimas excepciones, se encuentra diezmada por cuanto a casta, y que solo aquellos ganaderos que apostaron por refrescar la sangre trayendo simiente del campo bravo español, hacen concebir esperanzas de que la fiesta en México pueda volver a interesar volviendo la emoción de la bravura y no lo que en el hoy campea que es la lastimera expresión de la mansedumbre…
Ni qué dudarlo, la caterva de vivales manipuladores y la cáfila de advenedizos manipulados por los “administradores” de los figurines, simple y llanamente… Llana y simplemente ¡SE LA HAN CARGADO..!
Se la han cargado, que sí, cuando si se han propuesto hacer las cosas tan mal… No les hubiese salido tan bien. Les han salido tan bien…