Cultura
En París vivirá su Edad del Tiempo
Carlos Fuentes había dejado todo previsto. Sus cenizas serán colocadas en Montparnasse, al lado de las de sus hijos
CIUDAD DE MÉXICO (17/MAY/2012).- Antes de convertirse en cenizas, para en ese estado irse a París, al lado de sus dos hijos fallecidos, Carlos y Natasha, el cuerpo del escritor mexicano Carlos Fuentes tuvo ayer una última oportunidad de recorrer las calles de su querida Ciudad de México, en donde miles de ciudadanos despidieron con aplausos y palabras de cariño al autor que marcó sus vidas.
Silvia Lemus, su viuda, explicó después del homenaje en el Palacio de Bellas Artes, que será en la capital francesa donde serán colocadas las cenizas del autor de "Aura", "La región más transparente" y "La muerte de Artemio Cruz", ya que además de ahí estar las de sus hijos, en esa ciudad “vivimos el primer año de vida en común. Y ahí nació Carlos Fuentes Lemus”, dijo. Él murió en 1999. Y la hija, Natasha, falleció en el 2005.
En el acto de tributo al gran escritor e intelectual mexicano, nacido en Panamá en 1928 y fallecido hace dos días a los 83 años, participaron como oradores el analista político y amigo de Fuentes Federico Reyes Heroles, Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Marcelo Ebrard, jefe de gobierno de la Ciudad de México; y Felipe Calderón, Presidente de México.
Al homenaje asistieron colegas de fuentes como Elena Poniatowska, Laura Esquivel y Ángeles Mastretta, Héctor Aguilar Camín, Pilar del Río, viuda de Saramago, Carlos Prieto, quien interpretó una sonata de Bach al chelo, el cineasta Arturo Ripstein y el pintor Vicente Rojo, Porfirio Muñoz Ledo, el escritor Gonzalo Celorio, entre muchos otros personajes de la vida cultural del país. Gabriel García Márquez no estuvo presente, debido quizás a su delicado estado de salud y que podría estar fuera de México.
En punto de las 17:38 horas de este miércoles los restos del escritor mexicano Carlos Fuentes dejaron el Palacio de Bellas Artes, donde durante cinco horas y media fue objeto de un homenaje de cuerpo presente.
Después de una última guardia de honor, encabezada por Silvia Lemus, Marcelo Eebrard, Rosalinda Bueso, su esposa, Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, y Cecilia Fuentes Macedo, su hija, entre otros, la Banda de Música de la Secretaría de Seguridad Pública interpretó el Himno Nacional Mexicano, que concluyó con un largo aplauso de los cientos de admiradores que se mantuvieron en el recinto y le dejaron muestras de afecto y admiración. Desde el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes hasta la salida de la carrosa por la avenida Lázaro Cárdena, Carlos Fuentes fue cubierto de claveles blancos y gritos de “vivia Carlos Fuentes”, goyas con el brazo en alto y un grito que llegó hasta el corazón de Silvia Lemus, donde le decían “señora Lemus, el pueblo está con usted, ¡ánimo!”.
Todo arreglado
El escritor mexicano Carlos Fuentes realizó en 2010 todas las gestiones necesarias para ser enterrado “por decisión personal” en París, en el cementerio de Montparnasse, de acuerdo con el vocero de la Embajada de México en Francia, Eduardo del Río.
“Hizo todas las gestiones ante la administración del cementerio, para dejar todo arreglado y escogió su tumba”, declaró el vocero, quien expuso que el autor “visitó el lugar donde quería ser enterrado”.
De acuerdo a la fuente, el escritor, quien fue embajador en París entre 1975 y 1977, “dejó todo pagado para que se hiciera este traslado” de sus restos al cementerio, en el que también reposa Porfirio Díaz, Jean-Paul Sartre y Julio Cortázar, entre otros grandes personajes y escritores. “Es una decisión totalmente personal la que tomó hace dos años”, recalcó Del Río.
“Gracias Carlos, fue un honor”
Federico Reyes Heroles, amigo personal del escritor enunció con mucho sentimiento: “Lo veo con sus dedos índices deformados, por no decir chuecos”, trabajando, pero igual en Roma disfrutando la ciudad o comiendo una pasta, o en su casa con los volcanes al fondo, o subiendo a su departamento en Londres. “Eres parte central de nuestra nación. Gracias Carlos. Descansa. Tu güerita habrá de estar bien”, cuando tomó la palabra en el homenaje de Bellas Artes. El analista político hizo un recorrido sentimental e intelectual de Fuentes.
Marcelo Ebrard, muy conmovido y sin guión, dijo que Carlos Fuentes “se queda con nosotros y con su alma mexicana”.
El presidente Felipe Calderón habló de su obra, de su pensamiento, leyó largo y tendido lo que escribió Fuentes sobre la muerte y bajo esa idea refirió: “Muy querido don Carlos: ni su pensamiento, ni sus libros ni su crítica morirán jamás. Carlos Fuentes vivirá en sus obras, en su palabra en varias generaciones de mexicanos. Carlos Fuentes ha muerto para ser amado más”, afirmó.
Por su parte, Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, también muy conmovida, había iniciado las alocuciones. Dijo: “Hoy rendimos homenaje al hombre que hizo más grande el tiempo mexicano, al escritor que amplió las fronteras de nuestro idioma”, añadió. Fuentes abrió sus puertas a los escritores jóvenes y entendió que una manera de mirar el porvenir es a través de los ojos de quienes habitarán el futuro después de nosotros.
“Su muerte sacudió al mundo, seguimos estremecidos, la marea del idioma de la ñ ha anegado como nunca las páginas de todas las publicaciones para consignar no que Fuente se haya ido sino que nos quedamos sin él”, destacó.
Los últimos instantes
Silvia Lemus dijo que la última frase que escuchó de su marido fue “sí, güerita”, luego de que ella le sugirió acudir al hospital tras presentar un malestar a las 05:00 horas del martes.
El escritor se metió a bañar y estando en ese cuarto de su casa vomitó sangre y se desmayó.
Los familiares llamaron al médico, quien ordenó que lo trasladaran al hospital. A su llegada al nosocomio, Fuentes se encontraba en estado de “shock” y después de unas horas murió.
Fueron los últimos momentos del último de los grandes intelectuales de México. Su obra narrativa, La edad del tiempo, como la bautizó y su ensayística, quedan para ser releídas.
Reconocimiento de la gente
“Para mí significaba mucho, era un gran escritor y una de las personas más importantes en mi vida porque me ha inspirado muchas cosas. Es una persona de las que el mundo necesita para cambiar”, decía Silvia, una joven de solo 18 años, en el Palacio de Bellas Artes, donde centenares hicieron fila para saludar a los restos del escritor.
“Nos vemos allá, en otros pasajes, en otros capítulos o en algún final. Te leemos siempre”, decía una cartulina sostenida por un joven que contó que en la universidad siempre les han inculcado la grandeza de sus obras.
Con información de: EFE/EL UNIVERSAL/AP
EN TV
Las presencias y los amigos
Canal 22, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes transmitió en vivo el homenaje a Carlos Fuentes, desde el Palacio de Bellas Artes.
En la pantalla se pudo apreciar la cercanía de Marcelo Ebrard con la familia Fuentes; lo abatida que estaba Cecilia Fuentes Macedo; a Aguilar Camín llevando del brazo a Silvia Lemus.
Los pasos de Fuentes en la capital francesa
En abril de 1950, el joven Carlos Fuentes, ahíto de correrías nocturnas por la Ciudad de México y poco asiduo en la facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, visita París por primera vez, camino de Ginebra a donde va a estudiar, movido, comenta él, por un reflejo de disciplina. Se deslumbra ante los cuadros de los impresionistas en el museo de l’Orangerie a donde acude de inmediato. Otras correrías nocturnas lo esperan en el París bohemio de los existencialistas, por los cabarets de Saint-Germain des Prés a donde lo llevan Octavio Paz y Elena Garro, que capitanean un grupo de latinoamericanos reunidos por el azar en la ciudad.
Regresa a París en 1963 cuando la editorial Gallimard publica la traducción al francés de su primera novela, La región más transparente, con un prólogo de Miguel Ángel Asturias. Inicia, cuenta él, una larga historia de amor entre él y Francia. En París conoce entonces a los amigos y cómplices literarios que lo irán acompañando a lo largo de la vida: Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Juan Goytisolo y Jorge Semprún. Entre 1966 y principios de 1969, vive en París por largas temporadas, alternadas con estancias en Venecia y en Londres.
Con su segunda esposa, la periodista Sylvia Lemus, regresa a radicarse por un tiempo en París en 1973. Nace su hijo Carlos Rafael en la entonces popular y magrebí rue de Bièvre, donde tiene como vecino al futuro presidente de Francia François Mitterrand.
En 1975, acepta el cargo de embajador de México en Francia que asume durante dos años, dimitiendo en 1977, en protesta contra el nombramiento del ex presidente Díaz Ordaz como primer embajador de México en España después de la muerte de Franco. Tras su renuncia vive en la Renaudière, residencia de campo en las afueras de París que le pasa el pintor José Luis Cuevas.
En 2010, el alcalde Bertrand Delanoe le entregó la Grande Médaille de Vermeil de la ville de Paris.
Textos tomados de Rutas Cervantes-París. Carlos Fuentes.
Del Instituto Cervantes.
http://paris.rutascervantes.es/ruta/carlosfuentes
FRASE
"Eres parte central de nuestra nación. Gracias Carlos. Descansa. Tu güerita habrá de estar bien "
Federico Reyes Heroles,
analista político y amigo de Fuentes.
Silvia Lemus, su viuda, explicó después del homenaje en el Palacio de Bellas Artes, que será en la capital francesa donde serán colocadas las cenizas del autor de "Aura", "La región más transparente" y "La muerte de Artemio Cruz", ya que además de ahí estar las de sus hijos, en esa ciudad “vivimos el primer año de vida en común. Y ahí nació Carlos Fuentes Lemus”, dijo. Él murió en 1999. Y la hija, Natasha, falleció en el 2005.
En el acto de tributo al gran escritor e intelectual mexicano, nacido en Panamá en 1928 y fallecido hace dos días a los 83 años, participaron como oradores el analista político y amigo de Fuentes Federico Reyes Heroles, Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Marcelo Ebrard, jefe de gobierno de la Ciudad de México; y Felipe Calderón, Presidente de México.
Al homenaje asistieron colegas de fuentes como Elena Poniatowska, Laura Esquivel y Ángeles Mastretta, Héctor Aguilar Camín, Pilar del Río, viuda de Saramago, Carlos Prieto, quien interpretó una sonata de Bach al chelo, el cineasta Arturo Ripstein y el pintor Vicente Rojo, Porfirio Muñoz Ledo, el escritor Gonzalo Celorio, entre muchos otros personajes de la vida cultural del país. Gabriel García Márquez no estuvo presente, debido quizás a su delicado estado de salud y que podría estar fuera de México.
En punto de las 17:38 horas de este miércoles los restos del escritor mexicano Carlos Fuentes dejaron el Palacio de Bellas Artes, donde durante cinco horas y media fue objeto de un homenaje de cuerpo presente.
Después de una última guardia de honor, encabezada por Silvia Lemus, Marcelo Eebrard, Rosalinda Bueso, su esposa, Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, y Cecilia Fuentes Macedo, su hija, entre otros, la Banda de Música de la Secretaría de Seguridad Pública interpretó el Himno Nacional Mexicano, que concluyó con un largo aplauso de los cientos de admiradores que se mantuvieron en el recinto y le dejaron muestras de afecto y admiración. Desde el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes hasta la salida de la carrosa por la avenida Lázaro Cárdena, Carlos Fuentes fue cubierto de claveles blancos y gritos de “vivia Carlos Fuentes”, goyas con el brazo en alto y un grito que llegó hasta el corazón de Silvia Lemus, donde le decían “señora Lemus, el pueblo está con usted, ¡ánimo!”.
Todo arreglado
El escritor mexicano Carlos Fuentes realizó en 2010 todas las gestiones necesarias para ser enterrado “por decisión personal” en París, en el cementerio de Montparnasse, de acuerdo con el vocero de la Embajada de México en Francia, Eduardo del Río.
“Hizo todas las gestiones ante la administración del cementerio, para dejar todo arreglado y escogió su tumba”, declaró el vocero, quien expuso que el autor “visitó el lugar donde quería ser enterrado”.
De acuerdo a la fuente, el escritor, quien fue embajador en París entre 1975 y 1977, “dejó todo pagado para que se hiciera este traslado” de sus restos al cementerio, en el que también reposa Porfirio Díaz, Jean-Paul Sartre y Julio Cortázar, entre otros grandes personajes y escritores. “Es una decisión totalmente personal la que tomó hace dos años”, recalcó Del Río.
“Gracias Carlos, fue un honor”
Federico Reyes Heroles, amigo personal del escritor enunció con mucho sentimiento: “Lo veo con sus dedos índices deformados, por no decir chuecos”, trabajando, pero igual en Roma disfrutando la ciudad o comiendo una pasta, o en su casa con los volcanes al fondo, o subiendo a su departamento en Londres. “Eres parte central de nuestra nación. Gracias Carlos. Descansa. Tu güerita habrá de estar bien”, cuando tomó la palabra en el homenaje de Bellas Artes. El analista político hizo un recorrido sentimental e intelectual de Fuentes.
Marcelo Ebrard, muy conmovido y sin guión, dijo que Carlos Fuentes “se queda con nosotros y con su alma mexicana”.
El presidente Felipe Calderón habló de su obra, de su pensamiento, leyó largo y tendido lo que escribió Fuentes sobre la muerte y bajo esa idea refirió: “Muy querido don Carlos: ni su pensamiento, ni sus libros ni su crítica morirán jamás. Carlos Fuentes vivirá en sus obras, en su palabra en varias generaciones de mexicanos. Carlos Fuentes ha muerto para ser amado más”, afirmó.
Por su parte, Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, también muy conmovida, había iniciado las alocuciones. Dijo: “Hoy rendimos homenaje al hombre que hizo más grande el tiempo mexicano, al escritor que amplió las fronteras de nuestro idioma”, añadió. Fuentes abrió sus puertas a los escritores jóvenes y entendió que una manera de mirar el porvenir es a través de los ojos de quienes habitarán el futuro después de nosotros.
“Su muerte sacudió al mundo, seguimos estremecidos, la marea del idioma de la ñ ha anegado como nunca las páginas de todas las publicaciones para consignar no que Fuente se haya ido sino que nos quedamos sin él”, destacó.
Los últimos instantes
Silvia Lemus dijo que la última frase que escuchó de su marido fue “sí, güerita”, luego de que ella le sugirió acudir al hospital tras presentar un malestar a las 05:00 horas del martes.
El escritor se metió a bañar y estando en ese cuarto de su casa vomitó sangre y se desmayó.
Los familiares llamaron al médico, quien ordenó que lo trasladaran al hospital. A su llegada al nosocomio, Fuentes se encontraba en estado de “shock” y después de unas horas murió.
Fueron los últimos momentos del último de los grandes intelectuales de México. Su obra narrativa, La edad del tiempo, como la bautizó y su ensayística, quedan para ser releídas.
Reconocimiento de la gente
“Para mí significaba mucho, era un gran escritor y una de las personas más importantes en mi vida porque me ha inspirado muchas cosas. Es una persona de las que el mundo necesita para cambiar”, decía Silvia, una joven de solo 18 años, en el Palacio de Bellas Artes, donde centenares hicieron fila para saludar a los restos del escritor.
“Nos vemos allá, en otros pasajes, en otros capítulos o en algún final. Te leemos siempre”, decía una cartulina sostenida por un joven que contó que en la universidad siempre les han inculcado la grandeza de sus obras.
Con información de: EFE/EL UNIVERSAL/AP
EN TV
Las presencias y los amigos
Canal 22, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes transmitió en vivo el homenaje a Carlos Fuentes, desde el Palacio de Bellas Artes.
En la pantalla se pudo apreciar la cercanía de Marcelo Ebrard con la familia Fuentes; lo abatida que estaba Cecilia Fuentes Macedo; a Aguilar Camín llevando del brazo a Silvia Lemus.
Los pasos de Fuentes en la capital francesa
En abril de 1950, el joven Carlos Fuentes, ahíto de correrías nocturnas por la Ciudad de México y poco asiduo en la facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, visita París por primera vez, camino de Ginebra a donde va a estudiar, movido, comenta él, por un reflejo de disciplina. Se deslumbra ante los cuadros de los impresionistas en el museo de l’Orangerie a donde acude de inmediato. Otras correrías nocturnas lo esperan en el París bohemio de los existencialistas, por los cabarets de Saint-Germain des Prés a donde lo llevan Octavio Paz y Elena Garro, que capitanean un grupo de latinoamericanos reunidos por el azar en la ciudad.
Regresa a París en 1963 cuando la editorial Gallimard publica la traducción al francés de su primera novela, La región más transparente, con un prólogo de Miguel Ángel Asturias. Inicia, cuenta él, una larga historia de amor entre él y Francia. En París conoce entonces a los amigos y cómplices literarios que lo irán acompañando a lo largo de la vida: Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Juan Goytisolo y Jorge Semprún. Entre 1966 y principios de 1969, vive en París por largas temporadas, alternadas con estancias en Venecia y en Londres.
Con su segunda esposa, la periodista Sylvia Lemus, regresa a radicarse por un tiempo en París en 1973. Nace su hijo Carlos Rafael en la entonces popular y magrebí rue de Bièvre, donde tiene como vecino al futuro presidente de Francia François Mitterrand.
En 1975, acepta el cargo de embajador de México en Francia que asume durante dos años, dimitiendo en 1977, en protesta contra el nombramiento del ex presidente Díaz Ordaz como primer embajador de México en España después de la muerte de Franco. Tras su renuncia vive en la Renaudière, residencia de campo en las afueras de París que le pasa el pintor José Luis Cuevas.
En 2010, el alcalde Bertrand Delanoe le entregó la Grande Médaille de Vermeil de la ville de Paris.
Textos tomados de Rutas Cervantes-París. Carlos Fuentes.
Del Instituto Cervantes.
http://paris.rutascervantes.es/ruta/carlosfuentes
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"Eres parte central de nuestra nación. Gracias Carlos. Descansa. Tu güerita habrá de estar bien "
Federico Reyes Heroles,
analista político y amigo de Fuentes.