Cultura
Del arte de hablar a través del cuerpo
Las expresiones más físicas son una tendencia en la formación de los profesionales de las artes escénicas
GUADALAJARA, JALISCO (24/SEP/2012).- Entre las cuatro paredes se escuchaban palabras en japonés pronunciadas por Viktor Nizhel’skoy; acto seguido el traductor: “bienvenidos al taller de expresión corporal para actores”. Más palabras en japonés; traductor: “de México sólo conozco este salón”. Palabras en japonés con mayor duración; traductor: “es la primera vez que me encuentro con actores mexicanos; seguramente es la primera vez que ustedes se encuentran con un ruso-japonés. Pero todos somos humanos, tenemos cuerpo y mente. No habrá problemas”.
Así daba inicio el Taller de Expresión Corporal para Actores. A la sala Stella Inda del Teatro Experimental de Jalisco llegaron 17 interesados en el programa propuesto por el invitado de la Dirección de Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara.
Por su complexión robusta y sus no tan abundantes cabellos rubios podría aparentar más edad, pero tiene apenas 28 años. Sus estudios los comenzó en el Schepkin Higher Theatre School Institute en Moscú, y entre 2005 y 2006 realizó un posgrado en Educación Gimnástica. “Antes que nada soy actor ruso, pero me especialicé en la expresión corporal”, cuenta Viktor a sus nuevos alumnos a través de Lenin, su intérprete mexicano, quien a pesar de llevar el nombre del líder ruso traduce al español del idioma nipón.
La razón es que al actor y director tiene su residencia en Tokio desde haces seis años, cuando se mudó al país del Sol Naciente para continuar la búsqueda de nuevas formas de actuación, e ingresó a la escuela de teatro tradicional japonés ZenShinZa. Durante el año de sus estudios comenzó a impartir talleres como el que lo trajo a Guadalajara, y poco a poco se fue interesando más en la cultura y el idioma nipones. Regresó a Rusia y, al poco tiempo, la escuela japonesa le ofreció volver a Japón para trabajar con ellos. Y así lo hizo.
Lenin comunica que Viktor quiere saber más sobre los mexicanos que se inscribieron a su taller. Empieza así la ronda de presentaciones, en la que el ruso-japonés se entera de que la mayoría son actores formados bajo el método de su coterráneo Konstantín Stanislavsky; de que varios tienen conocimientos de otras técnicas como butoh, contact, release, danza contemporánea, acrobacia, biomecánica; de que hay también bailarines, titiriteros, diseñadores de vestuario, cantantes, y hasta representantes de otras disciplinas menos afines, como una estudiante de gestión cultural y un profesor investigador especializado en comunicación.
Esa diversidad grupal fue particularmente interesante para Viktor, contó después en entrevista con EL INFORMADOR, inmediatamente posterior a que el taller llegara a su fin luego de seis días de trabajo intensivo. “Eso me agradó muchísimo” expresó el ruso en la voz de Lenin Gutiérrez, “porque un actor no tiene que quedarse únicamente con su propio arte; uno puede mejorar muchísimo su interpretación a partir de diferentes conocimientos”.
La otra impresión de Viktor acerca de los actores mexicanos fue que son definitivamente más abiertos en comparación con los japoneses, y que “son gente con mucho humor”.
El reto, la concentración
De regreso al primer día del taller: las palabras de introducción han sido suficientes; lo que sigue ahora es comenzar a acondicionar el cuerpo para que sea capaz de hablar en su propia lengua. El profesor se coloca frente a su grupo –distribuido en el espacio del salón— y les marca los primeros ejercicios.
Cuando Viktor da un paso para adelante, el grupo tiene que dar un paso para atrás; cuando se mueve hacia un lado, ellos deben moverse al lado contrario; cuando el primero aplaude, los demás deben golpear el piso con un pie y viceversa. El asunto se complica cuando se incorporan más indicaciones similares, el ritmo aumenta y el que guía hace fintas de movimientos.
“Es un problema mental, concéntrense”, dice Viktor vía Lenin. El maestro, ya entrado en su materia, se emociona, levanta la voz y las manos, gesticula, dice largas frases de las cuales es imposible saber qué tan fiel es la traducción: “No se trata de imitarme sino de pensar en la instrucción (…) No se preocupen por equivocarse, tienen que relajarse y hacerlo; ni muy flojos ni muy tensos (…) A partir de la respiración coordinen el movimiento”.
“Arigato”, dice el profesor cuando desea poner fin a un ejercicio y dar la indicación para iniciar el siguiente. De esa manera se fueron trabajando, a lo largo de la semana, temas como la flexibilidad, el equilibrio, la atención, el centro de gravedad, las fuerzas opuestas, la imagen mental y la manera en que ésta se reproduce en el cuerpo.
Después de las primeras dos horas y media, es tiempo para un receso, en el que hay oportunidad de hablar con algunos de los actores y directores activos en la escena local que están allí en calidad de alumnos, como Beto Ruiz, Andrés David y Alondra García.
El primero explica que decidió tomar el curso de Viktor por que le llamó la atención su currículo y su programa de entrenamiento. Ruiz sabe que, como ejecutante, es importante seguir adquiriendo conocimientos y mantener en forma el cuerpo, su instrumento de trabajo. “El teatro de hoy se ha vuelto tan diverso que hay que estar listo por sí fuese necesario utilizarla (la expresión corporal); y hay una diferencia sustancial cuando un actor tiene entrenamiento; incluso si hace realismo se nota, porque los impulsos internos están al máximo”.
Su técnica de enseñanza no es sólo una, explica después el maestro; su técnica se llama expresión corporal: “en el momento en que llega una situación hacia mí, si sale nada más Viktor no será interesante. Mi yo normal, un cuerpo en estado normal, no es interesante. Entonces me separo de mí mismo, y ya que hago eso me vuelvo libre”.
FRASE
"Lo importante al final es cómo todo se relacionó: el japonés, el ruso y yo "
Viktor Nizhel’skoy, actor.
PARA SABER
La influencia a la vanguardia
El legado de maestros, como el estadounidense Merce Cunningham o la europea Pina Bausch, han calado hondo en las artes escénicas y, desde la danza, han permeado en la teoría teatral. Conceptos como entrenamiento, release, contact, e improvisación cada vez son más comunes en la formación artística de los actores, que enriquecen su trabajo en los escenarios gracias a estos términos y, sobre todo, a las ejecuciones que logran luego de la experiencia que les bridan estas disciplinas de las artes escénicas.
Así daba inicio el Taller de Expresión Corporal para Actores. A la sala Stella Inda del Teatro Experimental de Jalisco llegaron 17 interesados en el programa propuesto por el invitado de la Dirección de Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara.
Por su complexión robusta y sus no tan abundantes cabellos rubios podría aparentar más edad, pero tiene apenas 28 años. Sus estudios los comenzó en el Schepkin Higher Theatre School Institute en Moscú, y entre 2005 y 2006 realizó un posgrado en Educación Gimnástica. “Antes que nada soy actor ruso, pero me especialicé en la expresión corporal”, cuenta Viktor a sus nuevos alumnos a través de Lenin, su intérprete mexicano, quien a pesar de llevar el nombre del líder ruso traduce al español del idioma nipón.
La razón es que al actor y director tiene su residencia en Tokio desde haces seis años, cuando se mudó al país del Sol Naciente para continuar la búsqueda de nuevas formas de actuación, e ingresó a la escuela de teatro tradicional japonés ZenShinZa. Durante el año de sus estudios comenzó a impartir talleres como el que lo trajo a Guadalajara, y poco a poco se fue interesando más en la cultura y el idioma nipones. Regresó a Rusia y, al poco tiempo, la escuela japonesa le ofreció volver a Japón para trabajar con ellos. Y así lo hizo.
Lenin comunica que Viktor quiere saber más sobre los mexicanos que se inscribieron a su taller. Empieza así la ronda de presentaciones, en la que el ruso-japonés se entera de que la mayoría son actores formados bajo el método de su coterráneo Konstantín Stanislavsky; de que varios tienen conocimientos de otras técnicas como butoh, contact, release, danza contemporánea, acrobacia, biomecánica; de que hay también bailarines, titiriteros, diseñadores de vestuario, cantantes, y hasta representantes de otras disciplinas menos afines, como una estudiante de gestión cultural y un profesor investigador especializado en comunicación.
Esa diversidad grupal fue particularmente interesante para Viktor, contó después en entrevista con EL INFORMADOR, inmediatamente posterior a que el taller llegara a su fin luego de seis días de trabajo intensivo. “Eso me agradó muchísimo” expresó el ruso en la voz de Lenin Gutiérrez, “porque un actor no tiene que quedarse únicamente con su propio arte; uno puede mejorar muchísimo su interpretación a partir de diferentes conocimientos”.
La otra impresión de Viktor acerca de los actores mexicanos fue que son definitivamente más abiertos en comparación con los japoneses, y que “son gente con mucho humor”.
El reto, la concentración
De regreso al primer día del taller: las palabras de introducción han sido suficientes; lo que sigue ahora es comenzar a acondicionar el cuerpo para que sea capaz de hablar en su propia lengua. El profesor se coloca frente a su grupo –distribuido en el espacio del salón— y les marca los primeros ejercicios.
Cuando Viktor da un paso para adelante, el grupo tiene que dar un paso para atrás; cuando se mueve hacia un lado, ellos deben moverse al lado contrario; cuando el primero aplaude, los demás deben golpear el piso con un pie y viceversa. El asunto se complica cuando se incorporan más indicaciones similares, el ritmo aumenta y el que guía hace fintas de movimientos.
“Es un problema mental, concéntrense”, dice Viktor vía Lenin. El maestro, ya entrado en su materia, se emociona, levanta la voz y las manos, gesticula, dice largas frases de las cuales es imposible saber qué tan fiel es la traducción: “No se trata de imitarme sino de pensar en la instrucción (…) No se preocupen por equivocarse, tienen que relajarse y hacerlo; ni muy flojos ni muy tensos (…) A partir de la respiración coordinen el movimiento”.
“Arigato”, dice el profesor cuando desea poner fin a un ejercicio y dar la indicación para iniciar el siguiente. De esa manera se fueron trabajando, a lo largo de la semana, temas como la flexibilidad, el equilibrio, la atención, el centro de gravedad, las fuerzas opuestas, la imagen mental y la manera en que ésta se reproduce en el cuerpo.
Después de las primeras dos horas y media, es tiempo para un receso, en el que hay oportunidad de hablar con algunos de los actores y directores activos en la escena local que están allí en calidad de alumnos, como Beto Ruiz, Andrés David y Alondra García.
El primero explica que decidió tomar el curso de Viktor por que le llamó la atención su currículo y su programa de entrenamiento. Ruiz sabe que, como ejecutante, es importante seguir adquiriendo conocimientos y mantener en forma el cuerpo, su instrumento de trabajo. “El teatro de hoy se ha vuelto tan diverso que hay que estar listo por sí fuese necesario utilizarla (la expresión corporal); y hay una diferencia sustancial cuando un actor tiene entrenamiento; incluso si hace realismo se nota, porque los impulsos internos están al máximo”.
Su técnica de enseñanza no es sólo una, explica después el maestro; su técnica se llama expresión corporal: “en el momento en que llega una situación hacia mí, si sale nada más Viktor no será interesante. Mi yo normal, un cuerpo en estado normal, no es interesante. Entonces me separo de mí mismo, y ya que hago eso me vuelvo libre”.
FRASE
"Lo importante al final es cómo todo se relacionó: el japonés, el ruso y yo "
Viktor Nizhel’skoy, actor.
PARA SABER
La influencia a la vanguardia
El legado de maestros, como el estadounidense Merce Cunningham o la europea Pina Bausch, han calado hondo en las artes escénicas y, desde la danza, han permeado en la teoría teatral. Conceptos como entrenamiento, release, contact, e improvisación cada vez son más comunes en la formación artística de los actores, que enriquecen su trabajo en los escenarios gracias a estos términos y, sobre todo, a las ejecuciones que logran luego de la experiencia que les bridan estas disciplinas de las artes escénicas.