Cultura
Culto a Guadalupana enfrentó a los monjes en la conquista
El proceso de sincretismo religioso entre la diosa azteca Tonantzin-Cihuacóatl y la Virgen de Guadalupe comenzó a partir de los primeros días de la conquista española
CIUDAD DE MÉXICO (13/MAY/2011).- El culto a la Virgen de Guadalupe, cuya imagen fue traída por Hernán Cortés, causó un fuerte enfrentamiento entre órdenes monásticas, entre quienes veían una idolatría a la diosa azteca Tonantzin y los que aprovechaban esa devoción para evangelizar, dijo el escritor Juan Miguel Zunzunegui.
"La Virgen de Guadalupe es española, patrona de Extremadura. Hernán Cortés trajo la primera imagen" y "la coloca en Tenochtitlán tras la conquista... y también en el cerro del Tepeyac, donde había un santuario a Tonantzin. Ahí empezó el culto", aseguró el escritor.
Zunzunegui explicó en una entrevista, con motivo de su novela histórica "La diosa y la serpiente" (Grijalbo, 2011), que el proceso de sincretismo religioso entre la diosa azteca Tonantzin-Cihuacóatl y la Virgen de Guadalupe comenzó a partir de los primeros días de la conquista española de Tenochtitlán, en 1521.
Aclaró que este culto tuvo en un principio el rechazo de los franciscanos que lo consideraban idolatría, lo que llevó a un enfrentamiento con los dominicos que habían impulsado el fervor religioso, y que incluso habían cambiado la imagen original por una obra pintada por un indígena llamado Marcos Cipac de Aquino, discípulo de Pedro de Gante.
"Los franciscanos se oponen a ese culto al que fray Bernardino de Sagahún, autor de la Historia General de las cosas de la Nueva España, califica de satánico debido a que tras él está la adoración a Tonantzin, al asegurar que había muchas ermitas, pero los indios (indígenas) solo vienen al Tepeyac", explicó Zunzunegui.
"La veneración a la imagen de Guadalupe es una invención satánica para paliar la idolatría, los indios vienen de tan lejos, como venían antes", escribió Bernardino de Sahagún.
Zunzunegui indicó que los enfrentamientos entre diversas órdenes religiosas se debe a que eran organizaciones mendicantes, es decir que su misión era buscar territorios, evangelizar a comunidades, construir sus conventos y atraer adeptos, y subsistir de la caridad pública.
Por este motivo, las órdenes se disputan los territorios y las comunidades para establecer sus zonas de influencia, "eran como empresas que pelean por el mismo mercado y ofrecen el mismo producto, la fe y la salvación". explicó Zunzunegui.
El escritor señala que el rechazo de los franciscanos fue vencido tras el nombramiento el dominico Alonso de Montufar como segundo arzobispo de México, quien ordena la construcción de un templo en las faldas del cerro del Tepeyac y tras la afirmación de que la imagen de esta virgen "es milagrosa".
Un último episodio de este enfrentamiento ente dominicos y franciscanos se dio cuando en 1556 fray Francisco de Bustamante declara que la promoción del "Guadalupanismo" es promover la idolatría, por lo cual fue desterrado de la Nueva España.
Zunzunegui explicó que el culto se consolidó con la llegada de los jesuitas en 1570, emisarios y soldados de el Papa, quienes respaldaron la devoción y uno de ellos escribió una obra sobre las apariciones de la Virgen ante el indígena Juan Diego, "lo que se consolida el mito".
El escritor recordó que otro de los mitos promovidos por los religiosos fue el de que los aztecas fueron vencidos debido a que pensaban que con la llegada de Cortés se cumplía la profecía del regreso de Quetzalcóatl.
"Según la versión que difundieron los monjes, los indígenas confundieron a Cortés con Quetzalcóatl y por eso se dejaron ganar", pues no podían competir contra dioses, explicó Zunzunegui.
La verdad histórica es conocida, Cortés logró establecer alianzas con todas las tribus enemigas de los aztecas, y con el apoyo de un ejército indígena de 150 mil guerreros encabezados por los españoles derrotaron a los aztecas, además contaron con ventajas tecnológicas y principalmente la epidemia de la viruela que diezmó a la población.
"En las Cartas de relación, Cortés cuenta que su trato con Moctezuma II era entre dos seres humanos y no divinos, incluso le pidió que cuidara a sus hijos, cuyos descendientes recibieron un título nobiliario de condes de Moctezuma que permanece hasta la actualidad", indicó.
Recordó que también subsiste en España el título de Marqués del Valle, para los descendientes de Cortés.
"La Virgen de Guadalupe es española, patrona de Extremadura. Hernán Cortés trajo la primera imagen" y "la coloca en Tenochtitlán tras la conquista... y también en el cerro del Tepeyac, donde había un santuario a Tonantzin. Ahí empezó el culto", aseguró el escritor.
Zunzunegui explicó en una entrevista, con motivo de su novela histórica "La diosa y la serpiente" (Grijalbo, 2011), que el proceso de sincretismo religioso entre la diosa azteca Tonantzin-Cihuacóatl y la Virgen de Guadalupe comenzó a partir de los primeros días de la conquista española de Tenochtitlán, en 1521.
Aclaró que este culto tuvo en un principio el rechazo de los franciscanos que lo consideraban idolatría, lo que llevó a un enfrentamiento con los dominicos que habían impulsado el fervor religioso, y que incluso habían cambiado la imagen original por una obra pintada por un indígena llamado Marcos Cipac de Aquino, discípulo de Pedro de Gante.
"Los franciscanos se oponen a ese culto al que fray Bernardino de Sagahún, autor de la Historia General de las cosas de la Nueva España, califica de satánico debido a que tras él está la adoración a Tonantzin, al asegurar que había muchas ermitas, pero los indios (indígenas) solo vienen al Tepeyac", explicó Zunzunegui.
"La veneración a la imagen de Guadalupe es una invención satánica para paliar la idolatría, los indios vienen de tan lejos, como venían antes", escribió Bernardino de Sahagún.
Zunzunegui indicó que los enfrentamientos entre diversas órdenes religiosas se debe a que eran organizaciones mendicantes, es decir que su misión era buscar territorios, evangelizar a comunidades, construir sus conventos y atraer adeptos, y subsistir de la caridad pública.
Por este motivo, las órdenes se disputan los territorios y las comunidades para establecer sus zonas de influencia, "eran como empresas que pelean por el mismo mercado y ofrecen el mismo producto, la fe y la salvación". explicó Zunzunegui.
El escritor señala que el rechazo de los franciscanos fue vencido tras el nombramiento el dominico Alonso de Montufar como segundo arzobispo de México, quien ordena la construcción de un templo en las faldas del cerro del Tepeyac y tras la afirmación de que la imagen de esta virgen "es milagrosa".
Un último episodio de este enfrentamiento ente dominicos y franciscanos se dio cuando en 1556 fray Francisco de Bustamante declara que la promoción del "Guadalupanismo" es promover la idolatría, por lo cual fue desterrado de la Nueva España.
Zunzunegui explicó que el culto se consolidó con la llegada de los jesuitas en 1570, emisarios y soldados de el Papa, quienes respaldaron la devoción y uno de ellos escribió una obra sobre las apariciones de la Virgen ante el indígena Juan Diego, "lo que se consolida el mito".
El escritor recordó que otro de los mitos promovidos por los religiosos fue el de que los aztecas fueron vencidos debido a que pensaban que con la llegada de Cortés se cumplía la profecía del regreso de Quetzalcóatl.
"Según la versión que difundieron los monjes, los indígenas confundieron a Cortés con Quetzalcóatl y por eso se dejaron ganar", pues no podían competir contra dioses, explicó Zunzunegui.
La verdad histórica es conocida, Cortés logró establecer alianzas con todas las tribus enemigas de los aztecas, y con el apoyo de un ejército indígena de 150 mil guerreros encabezados por los españoles derrotaron a los aztecas, además contaron con ventajas tecnológicas y principalmente la epidemia de la viruela que diezmó a la población.
"En las Cartas de relación, Cortés cuenta que su trato con Moctezuma II era entre dos seres humanos y no divinos, incluso le pidió que cuidara a sus hijos, cuyos descendientes recibieron un título nobiliario de condes de Moctezuma que permanece hasta la actualidad", indicó.
Recordó que también subsiste en España el título de Marqués del Valle, para los descendientes de Cortés.