Cultura

Conaculta muestra riqueza iconográfica veracruzana

''Geometrías de la imaginación. Diseño e iconografía de México'' ofrece la riqueza iconográfica prehispánica y contemporánea del estado

CIUDAD DE MÉXICO (22/JUN/2010).- Fruto de un largo trabajo de investigación desarrollado en sus diferentes especialidades por Marcia Castro, Arturo Gómez y Marco Antonio Hernández, el décimo volumen de la serie 'Geometrías de la imaginación. Diseño e iconografía de México' ofrece una muestra de la riqueza iconográfica prehispánica y contemporánea de Veracruz.  

El libro, publicado por la Dirección General de Publicaciones de Conaculta, será presentado el 24 de junio en el Museo Nacional de Culturas Populares, con los comentarios de Luz María Moar Betancourt, especialista en escritura del México antiguo adscrita al Ciesas, acompañada por los autores.  

Dividido en dos apartados, presenta en su primera parte motivos de la época prehispánica, en su mayoría provenientes de sellos, mismos que hasta el momento no ha sido posible definir tanto el uso que tuvieron, como tampoco determinar con precisión la comunidad que los elaboró.  

La segunda, dedicada a lo contemporáneo, reúne material compilado a través de investigaciones desarrolladas entre 1980 y 1990, subdivididas por zonas y soportes: cerámica de la zona de Aguasuelos y Blanca espuma, las fajas nahuas de la región de Zongolica y finalmente los árboles de la vida del Totonacapan.  

Entrevistado a propósito de la aparición del nuevo tomo de esta serie, Arturo Gómez, profesor e investigador del Museo Nacional de Antropología (MNA), señaló que el capítulo dedicado a la época prehispánica estuvo a cargo de Marcia Castro, curadora de la Sala de la Costa del Golfo del MNA; mientras que el alusivo a la etapa contemporánea, fueron realizados por Marco Antonio Hernández Reyes, investigador de la Unidad Regional de Culturas Populares en Veracruz y el otro a él.  

Sobre la parte prehispánica, refirió que mayoritariamente se trata de sellos que forman parte del acervo del Museo Nacional de Antropología y que no se ha podido definir con exactitud su uso, ni determinar con precisión la comunidad que los elaboró.  

Agregó que hay cinco subdivisiones: antropomorfos, fitomorfos, geométricos, zoomorfos y una específica para El Tajín, sitio arqueológico que cuenta con una riqueza iconográfica interminable.  

En este caso se incluye sólo una muestra con elementos pocas veces vistos y analizados, los que por sí solos forman parte de una descripción mucho más amplia, pero que también se explican de forma individual.  

Igualmente se incluyen sellos de San Francisco del Naranjal, Lerdo de Tejada, en la región de los Tuxtlas, con los que resulta difícil establecer si se trata de sellos planos o cilíndricos, por lo cual no se define su forma.  

En el volumen se encuentran también algunos elementos del libro de la doctora Sandra Ladrón de Guevara, 'Diseños precolombinos de Veracruz', en los que se puede apreciar el parecido con los que custodia el Museo Nacional de Antropología.  

De ahí pasa al contemporáneo, material compilado a través de investigaciones desarrolladas entre 1980 y 1990, subdivididas por zonas y soportes: cerámica de la zona de Aguasuelos y Blanca Espuma, las fajas nahuas de la región de Zongolica y finalmente, los árboles de la vida del Totonacapan.  

Acerca de la cerámica de Blanca Espuma, comentó que se distingue por la forma en que 'enchilan' la loza con tinta roja y la adornan con guías de flores pintadas con barro blanco. El motivo más recurrente son las rosas y flores del campo, típicas de la región; generalmente, las piezas son elaboradas por mujeres y decoradas por hombres.  

En el caso de los textiles, apuntó que los quexquémitl totonacas tienen una extraordinaria iconografía que corresponde a la cosmovisión de este grupo étnico y que se caracterizan porque siempre, la imagen del árbol de la vida aparece al frente y en la parte posterior de la pieza.  

El investigador indicó que el árbol es rico en simbolismo, pues representa el origen de la vida, la planta primigenia de la cual se alimentaron los hombres en esta era, según la cosmovisión totonaca.  

Por eso está representado con múltiples elementos de la agricultura, aves y una serie de referentes propios de la cosmovisión totonaca.  

En este caso específico, dijo que las imágenes fueron recolectadas en las diversas comunidades del centro de Veracruz, particularmente en Jilotepec, Mizantla y Yecuatla; mientras que en Papantla se recogieron imágenes que adornan los enredos, las faldas de las mujeres totonacas, colmadas también de riqueza iconográfica, en la que figuran los cuatro árboles de la vida que sostienen a la Tierra.  

Gómez explicó que en este caso no se contempló a la época colonial, porque ya eran demasiadas imágenes y en realidad es poca la representación iconográfica, pues fue un lugar de paso y lo que hay es sobre todo de corte religioso, producto de la evangelización.  

'El estado es sumamente grande y sería muy difícil abordarlo en un solo tomo. En esta ocasión sólo es un muestrario, quizás en otro trabajo valdría la pena retomarlo, pues en parte del norte y el centro de la entidad sí hay imágenes coloniales. Ahora, de la época contemporánea se tocaron dos regiones, con asentamientos nahuas y totonacas, pero Veracruz tiene nueve grupos étnicos', comentó.  

A decir de Arturo Gómez, la iconografía reunida en el libro es inédita, pues salvo algunas imágenes provenientes de los sellos que se publicaron en la obra de Jorge Enciso, no habían sido publicadas; en tanto que las de El Tajín, habían aparecido en publicaciones muy especializadas.  

En este sentido, calificó como un gran esfuerzo el sacarlas a la luz para el público en general, aunque sea una selección de las culturas más representativas del estado.  

Gómez, quien también coordinó la obra dedicada a Puebla, afirmó que uno de los objetivos de la serie es el de acercar a los creadores, a los investigadores, a los artistas plásticos y a las propias comunidades a este tipo de materiales, para que les sirva de inspiración, para que estos elementos de nuestro patrimonio cultural sean retomados y plasmados en obras y objetos que sirvan para el sustento de los pueblos contemporáneos.  

Acerca de las reproducciones indicó que en la parte prehispánica muchas de las son fotografías que fueron pasadas a un sistema de dibujo que graba en sistema de vector y se digitalizaron; en el caso de la cerámica, es fotografía de detalles y luego se pasó al mismo sistema digital en vector; los textiles se escanearon directamente y luego se re dibujaron a través de sistema digital de vector.  

Por último, observó que en el caso de los árboles de la vida, para ofrecer una idea más clara de la simetría y el volumen de las imágenes, se copiaron a un sistema de punto por cuadrícula y posteriormente, se pasó a sistema de línea en vector para que quedara como una gráfica.  

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