Jueves, 25 de Abril 2024
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Cultura

Tapatíos dicen: “Nos tumbaste pero no nos mataste”

Encontrar una conexión entre estas imágenes de la realidad no fue difícil; estos son los personajes y lugares que siguen dando vida a nuestra ciudad a pesar de la pandemia

Danáe Kótsiras Ralis Hernández / Mario Castillo Flores

La pandemia se instaló y se apropió de muchas vidas, espacios y tiempos. El mundo hoy navega sin timón y las nuevas circunstancias ocupan el lugar que en otro lapso sería lo que muchos llaman normalidad; sin embargo, los cambios rompieron esquemas, pero también la realidad nos polarizó.

La coyuntura sobre este fenómeno abre el diálogo en imágenes llenas de personajes y lugares que quedan como testimonio de un instante que no pasará desapercibido, pues así es la vida, y lo fue antes, lo es durante y lo será después del COVID-19 y todos formamos parte de ella.

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

Individualidad. La imagen del ranchero caminante fue como ver nacer una flor en el desierto; mientras fotografiábamos los edificios abandonados del Centro Histórico en la esquina de Ángela Peralta y Pedro Moreno, este peculiar hombre dejó plasmar su silueta, pero no sería el único en esta serie de personajes nacidos de la pandemia. (Mayo, 2020). 

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

En pie. Entre Manuel Acuña y Herrera y Cairo, sobre avenida Alcalde, Don Álex tiene su peluquería desde hace más de 70 años. A pesar de la pandemia, su negocio sigue en el barrio del Santuario. Él y su hija Tania reciben a sus clientes con su sonrisa, a través del cubrebocas. (Julio, 2020). 

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

Y los mariachis... ¿callaron? Víctor Manuel afina en lo que llegan los clientes; el aguardo puede ser largo, hasta la noche para que salga alguna serenata. Él está en la calle de Álvaro Obregón, a un costado de la plaza de los Mariachis, en Guadalajara. (Mayo, 2020). 

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

“Chema”, el arquitecto de los elotes. El camino lo llevó a dejar su amor por las edificaciones para seguir con su negocio. Él es el mejor ejemplo de estos retratos de los que sostienen la economía de este país. No hay que olvidarse de ellos. Su local: en mercado Alcalde. (Mayo, 2020). 

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

El arte de reciclar. Ernesto Saucedo tiene su negocio de reciclados en la esquina de Pino Suárez y Garibaldi. En la báscula, posan las latas reunidas tras un mes (un kilo y medio de aluminio por 21 pesos). Ojalá el reciclaje fuera mejor pagado porque beneficia al planeta y ayuda a que muchos puedan subsistir en medio de la pandemia. (Abril, 2020). 

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El último de su especie. Rafael Ramírez Hernández, “don Rafa” para los cuates, tiene 65 años de edad y 45 años en el oficio de escritorio público. Él está en los pasillos que van en dirección a la plaza Tapatía, pero recibe a sus clientes a cuentagotas. Es tal vez el último de su especie en este arte de escribir a máquina. (Mayo, 2020). 

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Floreciendo. Luis Alberto Martínez o “Mister LuisA” tiene un negocio de flores. Su familia las vende en el mercado de Mezquitán, pero él también es el sostén de su casa y tiene su local en el mercado Alcalde. Además, florece ante esta pandemia en su canal de YouTube regalando consejos y tips para cuidar todo tipo de plantas. (Mayo, 2020).

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

La verdadera estrella. Yazmín Zenteno y su gatita “Ximena” trabajan por mantener su negocio de semillas abierto en el mercado Alcalde. De hecho, “Ximena” es parte de la atracción de este local y más de uno se la ha querido llevar, no lo malentiendan, pues es la más coqueta del mercado y hoy sobreviven con todo y sana distancia. (Abril, 2020).

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández


En busca del son. Para este músico la zancada es más larga que la pisada de su guitarra; las caminatas en el Centro de Guadalajara son interminables y las oportunidades son escasas. Es un esporádico en el escenario de la calle, donde el arte en todas sus presentaciones también sufre como sus creadores por culpa del Coronavirus. (Mayo, 2020).

Los espacios como nunca se habían visto en Guadalajara

Los caminos se recorren desde una perspectiva diferente, en su momento sin personas y en silencio

La pandemia que inició el año pasado nos puso en el mapa y los ojos las calles vacías y locales cerrados. Espacios que en su caso fueron apropiados por aquellos que lo perdieron todo.

Transitar por estos mundos nuevos que siempre existieron debajo de la capa humana, fue desolador, pero también esperanzador por volver algún día a la “normalidad”.

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

Impoluto. Estación San Juan de Dios: Los rayos del sol se filtran a una de las estaciones más concurridas del Tren Ligero, pero precisamente la ausencia de personas es lo que más pesa en su enorme arquitectura. (Mayo, 2020).

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

Calma. La plaza Tapatía es la columna vertebral del Centro Histórico de Guadalajara, en un día normal esto sería un mar de cabezas, pero se perdieron en un piso que ya no vibra con la misma intensidad. (Abril, 2020).

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

Adaptación. Quédate en tu casa, pero también hablemos del despojo, de la pérdida, de construir un nuevo techo de tela y lámina, de seres atrapados en un instante que parece eterno, de saber lo que es sufrir y empezar de nuevo. Miles perdieron sus casas, la calle es su nuevo hogar. (Julio, 2020).

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

En descanso. Nadie se escapa, ni los curanderos ni los yerberos. Este diablo descansa en uno de los pasillos del mercado Libertad, tal vez tras muchos años de actividad ininterrumpida, y para recobrar la vida dependerá del impulso de las manos del diablero. (Abril, 2020).

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

Esperanza. La zona de cuero, zapatos, huaraches, sombreros y en el área de comida, en el mercado Libertad, estuvo desolado, pero en este lugar había pocos locatarios que seguían en pie de lucha y con un mensaje  al virus: “nos tumbaste pero no nos mataste”. (Abril, 2020).

ESPECIAL/Danáe Kótsiras Ralis Hernández

Espacios insospechados. Cuando el silencio invadió las escalinatas centrales en San Juan de Dios, nos estremecimos; fue el momento en el que entendimos que un lugar como éste no merece perderse del bullicio, porque sin él no es nada. (Mayo, 2020).