Viernes, 26 de Julio 2024
Suplementos | Chapetillero es el nombre que recibe “el pitero” que hace tocar a este instrumento musical

Chapetilla o chirimía, centinela de la Virgen del gato

La chirimía está casada con el tambor

Por: EL INFORMADOR

Chapetillero es el nombre que recibe “el pitero” que hace tocar a este instrumento musical, hecho antiguamente con madera de cedro blanco. Todo parece indicar que es un instrumento que no se deja tocar por cualquiera. Tiene que ver con la “embocadura” de la persona, es bueno que tenga labios delgados, por ello, dijo don José García Álvarez, no cualquiera toca la chirimía. Continuó diciendo: “Aquí en Tlajomulco ya ‘estudié’ a 6 muchachos (refiriéndose a que trató de enseñarlos) durante un año y no pudieron, a la mejor porque no lo hacen con ganas y están jóvenes”.

La chirimía está casada con el tambor. Juega un papel muy importante en la tradición del pueblo al menos dos temporadas del año: en la cuaresma, y durante las fiestas patronales de la Virgen del Gato (30 de Noviembre al 8 de Diciembre).

Este “apelativo” de la Virgen Purísima viene desde hace cientos de años, cuando en tierras tlajomulcas los indígenas adoraban al ocelote como parte esencial de su cosmovisión. Fray Francisco Mariano de Torres, en su Crónica de la Santa Provincia de Jalisco, asegura que fray Antonio de Segovia puso cuatro grandes cruces en las bocas de las calles para ahuyentar a los demonios. Lo que nos permite tener una idea del valor místico del ocelote en la vida espiritual de la comunidad.

Como estrategia de evangelización, cuenta la tradición oral, que los frailes franciscanos aceptaron la presencia en el templo de un felino (gato), a cambio de hacer a un lado la representación del ocelote vinculado con una deidad. Parece que desde entonces, y hasta la fecha, siempre ha habido al menos un gato merodeando en el templete de la santísima Virgen por increíble que parezca. ¡Hasta los carniceros les regalaban el bofe! A estas fechas lo desprecian, dijo la nanita Evangelina Guzmán, ahora prefieren las wiskas. Todo cambia, no hay duda.
Así pues, la fiesta empieza el 30 de noviembre con los rosarios. El día 7 de diciembre cantan las vísperas solemnes y, por la noche, las personas pagan sus mandas entrando de rodillas hasta el altar. El novenario termina al día siguiente con música, danzas y, muy importante, las melodías de la chirimía, esa es la tradición. Para tocarla se requiere de un permiso especial. Dentro del templo pueden tocarse las mañanitas y las alabanzas. Ya luego inicia la misa al tiempo que el chapetillero se sale al atrio, ahí puede tocar unos coritos, nada más.
Enseguida, el sacerdote presenta el panegírico del Misterio de la Concepción de la Purísima. Este día, 8 de diciembre, el atrio luce hermoso, lleno de luces de colores que anuncian la Navidad; seis arcones enormes decorados hasta con servilletas bordadas y muñecos de peluche reciben a propios y visitantes. Todo ello lo preparan los hermanos de la Cofradía. En los corredores se instalan las cocinas alegóricas (un sincretismo que vale la pena presenciar) que incluyen gatos y muñecas molenderas hechos con pan pinto.
Por su parte, la Cofradía está de pláceme porque hay un relevo de nuevos cofrades.

Hoy en día el novenario va acompañado también con banda. En este caso se van alternando con la chirimía. Sólo don José García Álvarez sabe hacer “las palmitas” para poder tocar la chirimía, nadie más en el pueblo. Esto tiene francamente mortificada a la población… ¿Quién seguirá con la tradición si él llegara a faltar?

Don José piensa que sí lo echarían de menos, sobre todo en la cuaresma. El consuelo que les queda a los lugareños es de que a sus hijos, Rubén y Jorge, sí les interesa y les gusta tocar la chirimía.
Anexo un segmento de la entrevista realizada:

¿Qué siente cuando toca la chirimía?
-Tristeza principalmente, aunque también gusto por la tradición.
Decían que fue la primera música de Dios Nuestro Señor, cuando lo iban azotando camino al Calvario… la chirimía lo conformaba. Por eso, el miércoles de ceniza se inicia con su música de lamento desde las 6 de la mañana, a esa hora ya estoy subiendo a la torre del templo del Hospital. Todo el día toco esta misma musiquita invitando a la gente al recogimiento, seña de que la cuaresma ya comenzó.  Y así lo hago durante todos los viernes hasta llegar a la Semana Mayor, ahí se toca jueves, viernes y sábado.

¿Cuándo comenzó a tocar este instrumento?
-Cuando muere mi papá, hace 28 años, fue cuando yo empecé a estudiar más. Ya antes me gustaba y hasta lo acompañaba con el tambor a tocar. De mi padre saqué toda la música, alabanzas, canciones, sones y coritos, como La Loba y El Coyotito. A la gente le gusta más que toque Te vas Ángel mío y Mi gusto es.  Mi papá murió en diciembre y yo, en marzo, ya estaba tocando allá arriba (en la torre del templo del Hospital, en el campanario), todo asustado y miedoso. Cuando me oyeron ya ellos me llevaron ahí.
Yo lo que quería era que no se acabara la tradición. Así seguí año con año. Sólo unas semanas lo interrumpí.
Mi abuelo era músico, pero no “pitero”. Mi padre a su vez, se arrimaba a Melesio Joya, el único que en ese entonces tocaba la chirimía.  Ya mi padre le llevaba un “chupirul” (bebida alcohólica) para que le dejara arrimársele para aprender. Así fue aprendiendo de él. Es que esto no se escribe, se aprende de memoria. Llegué a conocer 150 melodías diferentes cuando me la pasaba de pueblo en pueblo-.
Así pues, la invitación está hecha para todos los interesados en visitar a la Virgen del Gato durante las fiestas patronales y escuchar tocar la chirimía, una más de las tradiciones en vías de extinción de nuestro Jalisco.
Mayores informes en la Casa de la Cultura del municipio de Tlajomulco. A don José se le localiza en la calle Hidalgo 54, Tlajomulco de Zúñiga.

Lic. Maru Toledo
marutoledo_5@hotmail.com
Centro de Investigación para el
Rescate de la Tradición Oral y Gastronòmica.

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